Reflexiones desde la butaca

Denise Anzures

Costos y beneficios de la producción independiente

Platiqué con varios compañeros del gremio acerca de lo que significa levantar una producción de teatro, un festival o una gira, no importa lo que eso signifíque en horas de trabajo, (organización, planeación, rutas críticas, gestión, difusión, elaboración de proyectos, convocatorias, etc.) En casi todos los casos, los creadores no cobran un solo centavo por las horas de trabajo destinadas a la organización y gestión de un proyecto “cultural”. Si no existiera la necedad y la pasión de los creadores, los teatros públicos estarían casi vacíos de programación. El 80% de lo que se programa en esos espacios son producciones independientes que existen porque un grupo de artistas se organizó, puso la plata y echó pa´ delante con un solo objetivo: que se dé el acontecer.

Los casos varían según el golpe de suerte, la calidad artística o la buena racha de algunos proyectos que obtienen ciertos apoyos institucionales, sin embargo, la situación de los artistas es verdaderamente precaria, por ejemplo, la puesta en escena de Simón Bruma de Martín López Brie tuvo un costo aproximado de $60 mil pesos en la producción y nómina de la primera temporada en El Milagro. Vía intercambio, el dramaturgo escribió una obra a cambio de la coreografía para Simón Bruma. Esa misma puesta en escena se presentó en el Centro Cultural del Bosque -a taquilla-, sin embargo, los ingresos no rebasaron los $15 mil pesos que estaban destinados al pago de honorarios para los actores con un total de 12 funciones.

Una situación similar es la del Festival Internacional de Teatro Clásico que impulsó Araceli Rebollo y Fernando Villa en 2016. Con un trabajo de gestión por parte de los productores, se consiguieron los espacios institucionales para que el festival sucediera; sin embargo, los recursos para su operación, producción y difusión fueron destinados en su totalidad por los productores, sin que hasta la fecha haya sido posible la recuperación de los más de 850 mil pesos que costó una iniciativa loable y prolífica para el teatro clásico en México, y aunque los artistas asuman los riesgos y saquen primero el corazón que las aspiraciones económicas, sin duda, no ayuda en nada a la profesionalización de nuestro quehacer.

Existen compañías que han adquirido cierta independencia, como lo es el caso de Bola de Carne, que ha logrado sortear los costos de sus propias producciones y generar una caja chica para el pago de los costos de preproducción, sin embargo, ninguno de sus integrantes cobra por realizar el trabajo que requiere la organización y gestión de los proyectos, es decir, seguimos muy por debajo de las metas de profesionalización.

¿Se vale tener aspiraciones económicas cuando se levanta una producción? O es que ya estamos acostumbrados al eterno “No tenemos recursos” y sorteamos como podemos las tempestades con la única premisa de que suceda y es entonces que aceptamos presentarnos en teatros públicos, sin ningún tipo de apoyo salvo el que genera la taquilla porque aspiramos como todos los creadores a que nuestro trabajo cobre visibilidad y se retroalimente a través de las rutas de programación en la Ciudad de México, aunque los costos sean muy altos.

Casa Calabaza de Maye Moreno ha tenido una ruta de programación interesante, sin embargo, beneficio ha sido mínimo, lo que ha impedido el pago decoroso de un equipo que se ha partido la madre para que el teatro suceda, ¿mala gestión? ¿mala suerte? ¿mala administración? La producción de Casa Calabaza ha costado hasta el momento $80 mil pesos, recursos que han permitido dar 65 funciones con una asistencia aproximada de 3000 espectadores, sin recibir hasta el momento, ningún apoyo económico.

Los artistas se han convertido en los productores que alimentan año con año la programación artística de las instituciones de cultura, para ello, los artistas tienen que vivir de otra cosa que no sea la propia creación, desde impartir clases, volverse comerciantes, o también colocarse en algún cargo público o privado que les permita vivir y seguir produciendo.

Uno de los pocos ejemplos que ha logrado una alta movilidad, es sin duda la compañía Los Colochos, con la obra Mendoza, que han logrado -con un excelente trabajo de gestión y apoyos institucionales-, abrirse paso a espacios de programación nacionales e internacionales, sin duda, la calidad artística de la puesta en escena es un sello que ha caracterizado su éxito y permanencia; estas muestras de viabilidad se deben de replicar a lo ancho y largo del país, incorporando apoyos oficiales, de manera que nuestro trabajo se retroalimente y las generaciones de artistas tengan espacios reales de circulación y creación, de otro modo, seguiremos siendo como Tránsito, el personaje de aquella famosa cinta mexicana El milusos, haciendo de todo.

Denise Anzures

Periodista, egresada de la Escuela Carlos Septién García, especializada en la promoción y divulgación de las artes escénicas e instruida para ser ciudadana de este mundo por el movimiento zapatista.

Una Respuesta a “Se trata de limpiar la casa, no de vaciarla”

  1. Lázaro Azar

    Todo iba muy bien, hasta que esta señorita sacó a relucir sus resentimientos y amarguras contra Chumel Torres. Pobrecita. No hay nada que hacer contra sus limitaciones y prejuicios cuatroteros.

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