Reflexiones desde la butaca

Denise Anzures

El INBAL abre sus puertas a la farándula

“Grandes estrellas se dieron cita para celebrar al teatro en los Premios Metropolitanos, que luciendo sus mejores galas desfilaron por la pasarela del Centro Cultural del Bosque. De las primeras en pasar fue Sarah Bustani, quien se hará cargo del post show donde analizará los atuendos de los invitados”. Así inicia la reseña que publicó El Universal sobre la entrega de los Premios Metropolitanos en el Teatro Julio Castillo del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura. Antes de comenzar a dar cuenta sobre el vacío y la confusión que me genera leer estas notas periodísticas al estilo TVNotas, quisiera hacer un brevísimo recuerdo sobre el fundamento del INBAL: organismo responsable de estimular “la producción artística” y “promoverla difusión de las artes”, o por lo menos eso dice la Ley de Cultura.

Desde hace tiempo, la comunidad teatral ha insistido en foros y congresos, sobre la necesidad de solucionar el gravísimo distanciamiento que el INBAL mantiene con ese grupo social al que debe representar y cobijar. Y llama mucho la atención que haya sido el Teatro Julio Castillo la sede de estos premios, incluído un homenaje a la trayectoria de la actriz Silvia Pinal, quien estoy segura, tiene más de cinco décadas fuera de estos corredores culturales. En el evento, hubo varias nominaciones de teatro, sin embargo, se dejó ver el privilegio que goza la producción privada con las premiaciones a los musicales como Aladdín, The Prom y Siete Veces Adiós.

¿Cómo se toman estas decisiones? ¿Cuáles son los beneficios para nuestra comunidad? ¿Por qué el INBAL accedió a un show mediático de esta naturaleza? donde por cierto, Sergio Villegas, el director de los METRO, encontró un nuevo espacio de exhibición para el show business. Normalizar estas prácticas que solo contienen Pirotécnia, -parafraseando al Maestro Ludwik Margules-, no abonan a una cosecha colectiva de nuestro quehacer y sirven solo como instrumento decorativo del entretenimiento que nos devuelven a la forma más banal de la cultura de masas y sus festejos, donde es normal ver a personajes impresentables como Chumel Torres, un hombre clasista y misógino.

Albergar estas prácticas, casi colonialistas en su modo de reproducir refritos importados, en un espacio tan propio de la comunidad teatral de nuestro país, no hacen más que empoderar los estereotipos impuestos por la cultura pequeño burguesa y debilitar la actividad de auténtica búsqueda estética tan apremiantemente necesaria. Me preocupa (y casi resulta de burla), que en este contexto se haya hecho un llamado a los derechos culturales y las demandas de las minorias: es como celebrar el mundo al revés o hacer un homenaje a la simulación. Consiste, sin más, en proponer un discurso que disocia y crea otra frontera de exclusión que se distancia cada vez más de una praxis teatral emancipadora y creativa.

Los productores privados tienen un propósito y es meramente económico, su impulso obedece, sí, al deseo de generar espectáculos de entretenimiento para el público, pero su encomienda es ganar plata. Sus espacios se rigen por la ley de la oferta y la demanda, los espacios privados no existirían si no implicaran negocio.

En algún momento señalé que este amasiato entre las instituciones culturales y la industria de espectáculo privado tiene historia y se llama Efiartes, que originalmente se creó para fortalecer la producción teatral de las compañías de teatro y en su momento se cacareó como la panacea. En realidad, poco o nada de eso ocurrió, como era natural, los productores privados, que tienen una buena plataforma económica y se tutean con empresarios, son los que pueden acceder a estas aportaciones para la producción. Este fenómeno de dilución entre lo público y lo privado es más que nuestro tema porque el INBAL se ha convertido en una gerencia administrativa para los beneficiados de políticas fiscales y en un mero programador de puestas en escena.

Un teatro dominado por el aspiracionismo empresarial produce las formas más antiartísticas imaginables y pone en el armario la posibilidad de modificar el estado actual de las cosas, de generar producción estética significativa, y por supuesto, nos imposibilita a acceder a las vías para dignificar la producción independiente, ambas son, por cierto, encomiendas del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura.

Denise Anzures

Periodista, egresada de la Escuela Carlos Septién García, especializada en la promoción y divulgación de las artes escénicas e instruida para ser ciudadana de este mundo por el movimiento zapatista.

Una Respuesta a “Se trata de limpiar la casa, no de vaciarla”

  1. Lázaro Azar

    Todo iba muy bien, hasta que esta señorita sacó a relucir sus resentimientos y amarguras contra Chumel Torres. Pobrecita. No hay nada que hacer contra sus limitaciones y prejuicios cuatroteros.

Dejar una Respuesta

Otras columnas