Desde los fuegos del tiempo

Ramón Vera-Herrera

Una vil cruzada contra niños y niñas

Foto: Ramón Vera Herrera

La idea que teníamos de la humanidad está rota. Vive esa humanidad, fragmentada y aparentemente dispersa aunque teja invisible para los ojos del poder, empeñado en suprimir, reprimiendo, asesinando, menospreciando, expulsando, castigando todo el pensamiento divergente y toda presencia inconveniente para sus ramplones y ominosos intereses.

El telón de fondo más horrible es el feroz y envilecido ataque genocida contra la población civil palestina. Tan sólo en el lapso entre el 7 de octubre de 2023 y hoy, denuncia el sitio turco AA en nota de Muhammed Emin Canik del 20 de marzo, van 14 mil niños, niñas y jóvenes los asesinados. Naciones Unidas reporta una cifra un poco menor pero que en el bulto, resuena con esta primera.

Para Naciones Unidas son “al menos 12 mil 300 en el enclave en los últimos cuatro meses, frente a los 12 mil 193 en todo el mundo entre 2019 y 2022. La cifra es más espeluznante a la luz del último informe de la agencia para la salud que señala que la mortalidad infantil se encuentra en su mínimo histórico”. Según el mismo reporte de UNRWA “Hasta la fecha, más de 31 mil 184 palestinos han muerto y 72 mil 889 han resultado heridos, según las autoridades sanitarias locales. Hasta el 12 de marzo, 247 soldados israelíes habían muerto en Gaza y 1475 habían resultado heridos desde el comienzo de la operación terrestre, según datos del Ejército israelí”.

¿Cómo resuenan estos datos, que son el telón de fondo de lo que ocurre localmente en el mundo, en esta especie de persecución contra niñas, niños y jóvenes?

O para ponerlo en otros términos, ¿por qué ocurre así?, ¿por qué tantos secuestros, desapariciones, expulsiones, asesinatos de esta población infantil-juvenil en el mundo?

De acuerdo al Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO) que publicó la Secretaría de Gobernación el 11 de marzo de 2024, cada día, 25 personas de entre 0 y 17 años se reportaron desaparecidas, no localizadas o localizadas en México durante 2023.

Desde que se tiene registro, 101 mil 095 niñas, niños y adolescentes han sido reportadas en esta situación, y una de cada seis de estas personas continuaban desaparecidas o no localizadas hasta el 11 de marzo de 2024 (16 mil 999 en total).

“Esta grave violación a los derechos de la infancia y la adolescencia afecta particularmente a las niñas y mujeres adolescentes en México porque de acuerdo al Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO) que publicó la Secretaría de Gobernación el 11 de marzo de 2024, dos de cada tres personas de 0 a 17 años registradas como desaparecidas, no localizadas o localizadas en el país eran mujeres (68 mil 150 de 101 mil 095 registros).Más mujeres en el mismo rango de edad también se reportaban desaparecidas o no localizadas a la misma fecha a nivel nacional (9 mil 034 mujeres y 7 mil 896 hombres). Sin embargo, menos mujeres que hombres fueron halladas sin vida entre la población de 0 a 17 años: 633 hombres y 276 mujeres reportadas como desaparecidas o no localizadas han sido localizadas sin vida hasta el 11 de marzo de 2024”.

Según Posta México, “a lo largo de 2023 se presentaron en todo el país 2 mil 140 reportes de niñas, niños y adolescentes desaparecidos o no localizados. A esta cruenta cifra se suman 34 casos concretos de menores de edad que estuvieron reportados como no ubicados y finalmente los encontraron, pero sin vida”.

De la violenta estadística, “cinco estados concentraron el 66 por ciento del total de casos de menores de edad que no regresaron a sus hogares o fueron hallados asesinados. En el Estado de México, Puebla, Chiapas, Ciudad de México y Nuevo León se contabilizaron mil 434 casos de niñas, niños y adolescentes desaparecidos únicamente durante el año pasado, de acuerdo con estadísticas recabadas por el Observatorio Nacional para la Prevención del Reclutamiento de Niñas, Niños y Adolescentes (ONPRENNA) de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del gobierno federal. Lo peor de esta situación fue que las mujeres fueron las más afectadas. Los datos del ONPRENNA reflejan que hubo mil 296 niñas y adolescentes en situación de no localizadas, lo cual equivale al 60 por ciento de la cifra de 2023, cuyo paradero aún es desconocido para las autoridades. En el caso de los hombres, 844 niños no fueron encontrados en México”.

En números totales recogemos la cifra que comparte Redim en la nota de César Arellano del 30 de abril del año pasado. Según esta agrupación, hasta ese momento hablábamos de más de 18 mil menores desaparecidos, en su mayoría niñas y adolescentes, según indicó Tania Ramírez, de la Red por los Derechos de la Infancia (Redim). A nivel mundial, “Las estadísticas apuntan que 8 millones de niños desaparecen cada año en todo el planeta. Si se hacen los cálculos son 22 mil pequeños todos los días. Tan sólo en Europa son 270 mil niños a los que se les pierde el rumbo por completo, uno cada 2 minutos”.

Claro, también ocurre que niños y niñas huyen de sus hogares por las situaciones de violencia y maltrato que sufran en sus casas. Y muchas de las cifras arriba citadas incluyen esta situación.

Pero también es horripilante el dato de 12 mil niños y niñas asesinados en el sexenio de López Obrador (personas en 0 y 17 años), siendo Guanajuato con mil 499 casos, Michoacán con mil 119 y Edomex con 842 homicidios los que encabezan la lista.

A nivel mundial, según cifras de UNICEFdel 5 de junio de 2023 “Entre 2005 y 2022, las Naciones Unidas verificaron un total de 315 mil violaciones graves de los derechos de la infancia en situaciones de conflicto, una cifra espeluznante que ilustra claramente los efectos devastadores de las guerras y los conflictos sobre los niños y niñas. Mientras los Estados, los donantes y la comunidad humanitaria se reúnen en Noruega para participar en la Conferencia de Oslo sobre la Protección de los Niños en los Conflictos Armados*, UNICEF ha informado que, desde que comenzaron las labores de monitoreo en 2005, las Naciones Unidas han verificado 315 mil violaciones graves cometidas por las partes en conflicto en más de 30 situaciones de conflicto en África, Asia, Oriente Medio y América Latina”.

Entre ellas cabe destacar las siguientes: “Más de 120 mil niños y niñas muertos o mutilados. Al menos 105 mil niños y niñas reclutados o utilizados por fuerzas o grupos armados. Más de 32 mil 500 niños y niñas secuestrados. Más de 16 mil niños y niñas sometidos a actos de violencia sexual. Las Naciones Unidas también han verificado más de 16 mil ataques contra escuelas y hospitales, y más de 22 mil casos de denegación de acceso humanitario a menores de edad. Dado que estos son sólo los casos verificados, es probable que la cifra real sea mucho mayor. Además, varios millones más de niños y niñas han sido desplazados de sus hogares y comunidades, han perdido a sus amigos o familiares, o han quedado separados de sus padres, madres o personas encargadas de su cuidado”.

En este contexto, es urgente retejer las relaciones entre familiares, profesorado y directivos de escuelas e instituciones, donde es posible cobijar más a la niñez y la juventud temprana de todas estas iniquidades que les esperan cuando la persona está sola, sin ninguna red de apoyo, y en muchas ocasiones aunque la tenga, porque incluso escuelas reputadas de progresistas pueden preferir suprimir los síntomas de un problema para que su imagen no se vea dañada, que la ardua tarea del acompañamiento, el cobijo y la protección de algún niño o niña en situación de riesgo.

Esta mezquindad contribuye a fragilizar la situación de una niñez que parece un estorbo a los ojos del poder, una mercancía para predar sus órganos, combatientes del crimen organizado mediante reclutamiento forzado en campos clandestinos como ocurre en varias entidades del país. O simplemente burritos obligados a transportar drogas a partir de pactos muy desiguales que aprovechan la precarización y la fragilidad de niñas y niños.

Esa fragilidad puede traducirse en prostitución infantil. Nuestro país es el segundo lugar mundial en turismo sexual infantil sólo después de Tailandia. Esto es “un cáncer que ha crecido silenciosamente durante los últimos 15 años”, dijo Rita María Hernández, directora de la Comisión Unidos vs Trata, durante el «Foro sobre trabajo sexual y trata de personas», realizado en la en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México en febrero de 2017.

Ella mencionó que según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), cada año se producen más de 600 millones de viajes turísticos internacionales. En 20% de estos desplazamientos, el sexo es buscado por los turistas, de los cuales un 3% confiesa tener tendencias pedófilas. “Esto supone más de tres millones de personas que viajan por el mundo buscando sexo con menores de edad”.

Es decir, guerras como las de Palestina, Ucrania o Sudán no pueden evitarse con trabajo comunitario —porque obedecen a imponderables que no son locales; tienen que ver con las geopolíticas de la ambición.

Pero hay situaciones locales donde se pone juego la utilización de la niñez hasta el punto de la pedofilia o del asesinato. Hay la explotación por el crimen organizado de niños o niñas enganchados al consumo de sustancias ilegales que no fueron protegidos por las instancias familiares, escolares o institucionales que podrían haber evitado su esclavitud.

Todo esto junto (guerras y sojuzgamientos, fragilización y falta de responsabilidad de quienes podrían haber hecho algo) configura una fardo demasiado grande como para que no lo enfrentemos alertando de esta cruzada contra niños y niñas que nos pone al borde de un suicidio planetario.

Sólo el cuidado, la autogestión, la organización, la toma de argumentaciones y decisión compartida en todo tipo de instituciones donde asistan niños y niñas podrá evitar una catástrofe que crece ante nuestros ojos. Todavía podemos hacer algo para frenarla, por lo menos en situaciones que no son de guerra.

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