Hace unos meses, a principios de junio, se celebraron las elecciones europeas. Es extraño hablar en este espacio de elecciones, pero viene al caso porque Ilaria Salis, mujer, profesora y antifascista, ha sido candidata en Italia. Ilaria hizo campaña desde la cárcel, en Hungría. Ha sido nominada por la Alianza Verde de Izquierda para liberarla. Ilaria había sido encarcelada en febrero de 2023 por participar en una manifestación antifascista contra el día del honor, es decir, la celebración de la memoria de los soldados nazis que en 1945 intentaron romper el cerco del Ejército Rojo y murieron en combate.

Ilaria fue detenida en un taxi en el que al parecer se encontró una porra desmontable, por lo que fue encarcelada durante 15 meses, en condiciones inhumanas y sin que el gobierno italiano hiciera nada. Se convirtió en un símbolo, desgraciadamente para ella, de la violencia carcelaria y también en el centro de un juego político en el que las derechas europeas intentaron construir una especie de coalición antifascista.

La candidatura creó un cortocircuito en la política italiana, incluso en la izquierda. Muchos han criticado la elección. Algunos argumentaron que la batalla de Ilaria para la liberación debería ir por otros caminos, los de la legalidad y el derecho. Hay quienes, en cambio, decidieron aceptar el juego, además de Ilaria, y nació una poderosa campaña que llevó a la elección para el Parlamento Europeo de una activista antifascista, anarquista y ocupante de viviendas.

Su elección creó un segundo cortocircuito, en la derecha italiana y europea, con un ataque constante a su figura….porque como militante por el derecho a vivir había ocupado casas y cometido otros «delitos». Una historia que cuenta cómo, a veces, incluso un voto puede ser útil. Y sí, porque tras las elecciones Hungría liberó a Ilaria. Un voto útil, un voto para liberar a una mujer militante y antifascista. Una pequeña historia con final feliz.