Romper el Cerco

Andrea Cegna

Recordando a Toni

Era marzo de 2016, estábamos en Milán, unos meses después del final de la Expo 2015 y el 1 de mayo que se marcó el NoExpoMayDay. De hecho, mi vida anterior fueron los días de la feria del libro independiente organizada por Docs. Fueron días difíciles para mí, horas en las que evalué mi militancia, elecciones, errores, cosas buenas y malas, mi relación con Milán, con el movimiento, y traté de entender cómo y qué hacer para ser útil.

Pino Tripodi me llamó para decirme que Toni estaba disponible para una entrevista sobre el primer volumen de «Historia de un comunista». Me emocioné como pocas veces en mi vida. Había escuchado a Toni en vivo en Sherwood y en un par de Reuniones Globales, había leído muchas veces y había oído hablar de él muchas veces. Fue un referente político, digamos entre las tres lecturas fundamentales de entre 18 y 22 años, junto a Ángela Davis y el Subcomandante Marcos.

Cuando nos conocimos y Pino nos presentó, me puse tenso pero él inmediatamente me tranquilizó y le respondí sugiriéndole que nos sentáramos a la mesa y tomáramos una copa. Quería una copa de blanco y antes de ser entrevistado charlamos un rato. No fue fácil, todos los que pasaban querían saludarlo y hablar con nosotros, tenía muchas cosas que decir, y tardamos un poco en grabar, también porque quería saber de mí y entonces le conté mi visión el 1 de mayo de 2015, en la ruta No Expo y le hablé de mi militancia y apoyo a la autonomía zapatista.

A partir de entonces intercambiamos correos electrónicos sobre este tema… correos electrónicos que lamentablemente perdí cuando cambié de computadora. Sin embargo, recuerdo que le llamó gratamente la declaración firmada por el Subcomandante Moisés el 2 de mayo de 2015 – https://enlacezapatista.ezln.org.mx/2015/05/02/palabras-del-subcomandante-insurgente-moises/ – e intercambiamos varios correos electrónicos sobre el tema. En general desde ese primer encuentro, y luego en las demás entrevistas que le realicé, siempre me sorprendió su humanidad, la amabilidad con la que me recibió y su hablar siempre con pasión y emoción sobre su vida, su política y sus necesidades. amar y no conformarnos con las migajas que nos deja el poder. Pero también de la necesidad de organizarse e ir más allá de uno mismo, del yo, de la soledad.

El extracto de aquella primera entrevista se puede volver a escuchar en Radio Popolare – https://www.radiopopolare.it/podcast/note-dellautore-di-mar-0504-2/ – y es una breve fotografía de la historia política y biográfica de Toni, y en la que da un vuelco contundente a la narrativa de los años 70, rechazando la idea de “años de plomo” y otorgándoles una dignidad y una fuerza furiosa negada por el poder y “ vencedores” de esa gran década de conflicto y vigor.

De las varias veces que lo entrevisté, la que quizás más me conmovió fue la de Radio Onda d’Urto, donde, hablando del segundo volumen de Historia de un comunista, hablamos del controvertido y divisorio tema de disociación política https://www.radiondadurto.org/2018/02/07/galera-ed-esilio-storia-di-un-comunista-lintervista-a-toni-negri/. Toni no era un santo, y creo que nunca quiso serlo, era importante y por tanto divisivo, un excelente filósofo, un político que nunca supo conformarse y que siempre miraba hacia adelante, quizás con un poco de impaciencia.

Sin embargo, mucho más allá de las entrevistas y en los chats, en el intercambio de correos electrónicos, o en los mensajes para concertar la próxima grabación, surgió la idea plena y serena del ser imperfecto y de la imperfección como método de no estar satisfecho, de estudiar, de ser curioso, de observar el mundo y así comprenderlo pero transformarlo. Quizás fue precisamente a partir de esa visión de la imperfección, vivida no como un obstáculo sino como una oportunidad, que se desarrollaron visiones de posibles revoluciones.

No lo sé, pero tal vez como cuando intenté leer «Imperio» la primera vez tuve la necesidad de releerlo, y pedir explicaciones, así que nunca entendí bien a Toni Negri y la idea que tenía sobre la imperfección es sólo mía, y por tanto absurdo y criticable, pero además de las teorías, las citas y la emoción de algunas lecturas es lo que he construido sobre él. Sin embargo, de una cosa estoy seguro: la pasión, la fuerza, la obstinación, la búsqueda continua de la revolución, y ciertamente el sueño de poder construir un mundo diferente, donde no haya distancias sociales ni injusticias, es algo que ha entrado en mí gracias a él, y que «me llevé a casa» con sus textos, con sus entrevistas, con sus conferencias. Tal vez no lo entendí realmente, pero lo que entendí, o percibí, me enseñó, y sí, fue un maestro, de los mejores que uno podría desear, y sigo pensando que debemos “liberarnos del trabajo”.

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