Historias de vida en las luchas de México

Rocío Moreno

Todxs somos Tierras Milperas

Hay un lugar que he comenzado a querer. Aun no se ni cómo di con ese territorio, pero ya lo camino. Ahí hay unas montañas enormes y colinas por todos lados, hay un bosque, muchas flores y constantemente llega una brisa hermosa que viene del pacifico. Me encanta el viento de ese lugar, pero también el mar, el bosque y las hierbas y flores que abundan y perfuman el lugar. Aunque lo que les describo es un paisaje y ecosistema hermoso, lo que mas me gusta es la gente que vive ahí. Muchas veces sólo quiero ir ahí para encontrarme. Me siento en cualquier rincón de México, de Asia, de África o Medio Oriente. Ahí hay gente muy diversa, de muchas geografías, y todos llegamos por el llamado que hacen hombres y mujeres de la tierra, ante una serie de injusticias que están sufriendo y que les explicaré.

Antes es necesario decir que el territorio del que les hablo se llama Watsonville, California. Cuando no existían las fronteras, en el pasado precolonial, esas tierras estaban habitadas por los Amah Mutsun. Después con la llegada de los colonizadores europeos esas tierras formaron parte de lo que hoy es México y en el siglo XIX, los Estados Unidos de América tomaron estas tierras.

Cada que hay despojos (pasado-presente), nuestras gentes vuelven a ellas. Ahí siguen los Amah Mutsun y los miles de campesinos mexicanos y centroamericanos que siguen habitando esas tierras. Al ser tierras tan fértiles, la agroindustria se instaló y de ahí es donde salen los alimentos para gran parte de ese país. Es necesario decir que las manos que siembran y cosechan esas tierras son mexicanas y centroamericanas. La mayoría de estos campesinxs, lo eran en sus países de origen, por lo que ellxs no solo saben trabajar la tierra, sino que su vida nace justo ahí con ella.

Hace mas de una década, les ofrecieron jardines para sembrar a los trabajadores de estas industrias agrícolas y a pobladores en general. Obviamente la gente respondió y acudió para poder tener un espacio para sembrar. En Estados Unidos es común que existan estos jardines comunitarios, que sirven como espacios para la recreación de los habitantes y que además contienen una muy peligrosa forma de solo simular que existe un interés por cambiar nuestras formas de consumo, de alimentación y por supuesto de sembrar.

La ecología sin lucha social es jardinería

Los primeros años en los jardines en Watsonville solo se trabajó en tener jardines de hierbas o flores, pero conforme fueron apropiando sus espacios cada uno, los jardines los convirtieron en pequeñas parcelas de verdaderos huertos de hortalizas y desde luego que pronto apareció la siembra milenaria de la milpa. Y entonces, todo cambió, de jardineros pasaron a conformar una asamblea popular y un consejo de gobierno que está conformado por mayores. En otras palabras, se organizaron, se gobernaron a sí mismos y se nombraron Tierras Milperas, porque eso son.

¿Quiénes son los Tierras Milperas?

“Somos una organización comunitaria dirigida como trabajadores agrícolas y familias campesinas que cultivamos alimentos en 7 jardines comunitarios. Somos 140 familias y en medio de la pandemia y los incendios forestales del 2020 con nuestra asamblea nos reorganizamos como una organización de base y seguir cultivando alimentos de milpa sin el uso de agroquímicos. Nos formamos a partir de nuestra necesidad como familias campesinas y trabajadoras de converger en un espacio de convivencia para compartir y cultivar la nutrición, transmitiendo nuestro conocimiento a la próxima generación y manteniendo la conexión profunda con la tierra y nosotros mismos en su ciclo. Es un surgimiento colectivo de nuestras historias y cultura campesinas y la recuperación de nuestra autonomía para decidir por nuestro futuro sin olvidar nuestro pasado. Hace tres años nuestra comunidad en consejo y asamblea se independizó de las prácticas de control de una organización local sin fines de lucro. Desde entonces, hemos dirigido la dirección y el cuidado de 7 jardines comunitarios en Watsonville y Pájaro, nosotros mismos y como comunidad.”

Estos campesinxs, han sembrado no solo plantas, hierbas, maíz, árboles frutales, etc. También hay mucha dignidad, verdad en su palabra y fuertes lazos comunitarios tan necesarios en ese país y en todo el planeta. Las parcelas son pequeñas, son espacios de 6 por 6 metros aproximadamente, y lo que nace en esas tierras es solo vida. Además, tienen convivios donde comparten alimentos, hay talleres de medicina tradicional, comida tradicional, historia, tienen prácticamente una escuela popular para aprender en comunidad, y bueno, cada ultimo domingo de mes celebran su asamblea. Ahí hablan y deciden todxs, al finalizar comienza el convivio, hay música, danza, comida y mucha alegría. Creo que esa es la razón por la que varios de nosotros vamos a acompañarlos, porque simplemente sabemos que es lo que se necesita en estos tiempos de crisis civilizatoria.

¿A quién le estorba Tierras Milperas? ¡Alto al Desalojo!

Es ridículo e injusto que ante la vida que están generando los Milperos, alguien se atreva a frenarlos. Uno de los 7 jardines está a cargo de la Iglesia Episcopal de todos los Santos/Cristo Rey, a ellos no les ha parecido la manera en la que la gente convive y se organiza. Desde el año pasado han buscado múltiples formas de echar a esta organización. Sus palabras han estado llenas de señalamientos racistas, han intentado criminalizar a la organización y han intentado dividirlos. Muchas veces no entendemos por qué los políticos y la iglesia no estudian la historia. Su pasado no es muy bueno, pues el despojo del pasado fue determinado por ellos, los mismos que ahora vuelven a mostrar sus verdaderas intenciones de tener controlada y sometida a la población.

Lo fascinante es que los Milperos si saben de sus historias, y no están dispuestos a perder lo que ya sembraron. En ese jardín que desalojara la Iglesia Episcopal de todos los Santos/Cristo Rey, hay 51 familias, 51 huertas que ya no serán trabajadas ni habitadas por los hombres y mujeres de la tierra. Hace años vi una barda pintada con la siguiente leyenda: “Dios no da la tierra, la Iglesia nos la quita.” Eso es lo que viven ahora los campesinxs organizados de Tierras Milperas, una injusticia, solo por organizarse y hacer comunidad.

Desplazados organizados

El pasado 17 de mayo, Tierras Milpera anuncio que el dialogo se agoto con la Iglesia Episcopal y no ven otra salida mas que retirarse del espacio que les había rentado la Iglesia. Lo único que piden es un tiempo razonable para poder levantar sus cosechas y poder encontrar un nuevo espacio donde vuelvan a sembrar las 51 familias que conformaban ese jardín.

Después de meses de desgaste con una Iglesia sorda y autoritaria, la asamblea de los Milperos decidido moverse a un espacio donde puedan disponer de el en todos los sentidos. Ahora están arrancando una campaña de recaudación de fondos para poder comprar tierra y ahí desplegar una serie de proyectos de soberanía alimentaria, economía solidaria y vivienda. Todas ellas toman sentido en la realidad que viven estos campesinxs. Ahora dicen: ¡MÁS TIERRA SIN NINGÚN TENIENTE: TIERRAS CAMPESINAS Y COMUNITARIAS!

Ahora solo me pregunto: ¿será que el sur ya llego? O mas bien, que nunca se fue el sur del norte y solo ahora ya los vemos y escuchamos. ¿será que ya llego el tiempo de volver a tener las tierras en nuestras manos? No sabemos la respuesta de nada de esto, pero si hay una conciencia muy profunda sobre que, en el retorno a la vida como rectora de nuestras organizaciones, se deben de generar espacios como lo que han conseguido los Milperos de Watsonville.

Para mas información:

www.tierrasmilperas.org

https://www.gofundme.com/f/help-move-tierras-milperas-to-community-lands

Rocío Moreno

Historiadora y defensora indígena coca de Mezcala, Jalisco, interesada en mostrar cómo las historias de vida están totalmente vinculadas a los proyectos que abanderan las resistencias en México, pues ¿qué son las resistencias sin la infinidad de historias de vida que las constituyen?

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