Historias de vida en las luchas de México

Rocío Moreno

Resiste Palestina

También es necesario observar y hablar sobre las múltiples manifestaciones solidarias que se están desplegando en el planeta para demandar el cese al fuego contra la población Palestina. Sobre todo, si recordamos que vivimos en un escenario devastador, con gobiernos fascistas que someten e ignoran a las poblaciones; sociedades hundidas en el horror o las comodidades que el sistema capitalista impone como la única opción para vivir.  Por eso, es tan importante observar, escuchar y hablar sobre lo que se está creando en el mundo de abajo, en donde seguramente están germinando las semillas que harán florecer los tantos mundos que necesitamos.

Muchos de nosotros hemos participado y alzado la voz contra el genocidio al pueblo Palestino. Para mí ha sido muy conmovedor marchar y observar la indignación y rabia que hay entre nosotros (Palestinos y no Palestinos), y sentir las fuerzas que nos están movilizando.  Veo en las noticias y las comparticiones en redes sociales de muchas gentes en el mundo que están haciendo algo para no dejar de hablar sobre Palestina. Con nostalgia y alegría veo los murales y actividades que se realizan en México y en todo América Latina, pero también en distintas geografías que brotan las voces y reclamos de los de abajo. Sin duda, Palestina es el espejo en el que todos nos reflejamos, por eso, Palestina es el mundo en este momento.

En California, hay grupos de familias Palestinas. En su mayoría, los que se movilizan son jóvenes entre 18 y 35 años. Son mujeres y hombres que han llegado mayoritariamente desplazados a California o algunos otros han nacido en EEUU, pero se saben que son Palestinos. Ellxs conforman especies de comités y van de una ciudad a otra para impulsar espacios donde no se deje de hablar sobre lo que ocurre en Palestina. Su palabra es poderosa, yo siempre lxs observo y escucho con cuidado, y he notado que nos tienen mucha paciencia, ya que detenidamente en nuestro paso, nos explican lo que ha ocurrido en su país desde hace muchos años, cientos de años. Entonces, siempre veo su paciencia, pero también, vislumbro su prisa por hacernos entender que Resiste Palestina y que además están YA regresando a su casa, a su territorio.

¿Quién queda entre nosotros?

Lo juro, extraño terriblemente a las personas que solían estar conmigo

Y todos los días

Me dicen que mi paciencia es mi arma

Mientras nuestro tiempo avanza hacia la muerte

Mientras todos miran, pero no importa

Mi voz es vida

Y estoy solo,

El mundo contra mí,

Y no lo temo

Se llevan mi alma, solo para reclamar mi tierra.

Pero la llave de mi casa permanece en mi corazón

Y estoy regresando con mis hijos en mis brazos

Incluso si todo el mundo se opone a mi

Estoy regresando, oh mi país

Estoy regresando

Rajieen


Estas palabras son una de las partes más potentes de la canción Rajieen que suele acompañar los mítines políticos de los Palestinos. Me gusta escuchar esa canción, pues así he ampliado mi visión sobre algunas de las tantas razones por las que están luchando los Palestinos, pues ellos ven más allá del cese al fuego, quiero decir, que todos sabemos que hay una deuda histórica al pueblo Palestino y que, aunque en este momento la demanda inmediata es el cese al fuego, su horizonte político traspasa ese momento. Y ahí, es cuando veo su prisa o mejor dicho su determinación por no parar, no frenar lo que ya han iniciado, y que es su regreso.

Muchas cosas están haciendo los Palestinos, nos están enseñando nuevas formas de hacer política, de luchar y de resistir. Primero, vemos que están luchando contra toda la barbarie del sistema capitalista y que son ellxs los que están en la primera línea de fuego en ese genocidio y entonces, los que estamos fuera de Palestina, hemos sentido la necesidad de tomar las calles, de salir y gritar nuestra rabia por el genocidio, y en un par de meses, el mundo sabe que ocurre en Palestina (con nuestros propios medios de comunicación), y muchos aprendimos los colores de la bandera Palestina, y de la historia de la sandia que tiene Palestina, y vemos en bardas pintadas, carteles, camisas, etc., con miles de consignas para trasmitir la lucha Palestina y vemos a millones de personas en el mundo que ahora usan Kufiyas, y también en distintos espacios se reúnen para bordar y como de por si son los hilos, nos narran sus historias, y ahora sabemos que los olivos son de sus tierras y que su cultura también se fortalece ahí, y que saborean los peces que toman de su mar y rio. Y utilizamos el traductor para saber cómo es su lengua y escritura y de cómo leen el mundo al revés ante nuestros ojos. Y lo mas emocionante es que somos tan diferentes a ellxs, que aun no podemos explicar porque su lucha es la nuestra también.

Esto que se construye poco a poco, en silencio, al margen del Estado y sin ninguna ambición más que la determinación de hacerlo, es donde se nace las posibilidades de otros mundos posibles.

Una de las preguntas que me surgen cuando los escucho hablar, es comprender de dónde se sostienen, qué los hace seguir resistiendo y no rendirse y decidir seguir luchando a pesar de que sus vidas están desapareciendo frente al genocidio que están enfrentando. Un día hable con una de ellas, y hablábamos del bombardeo del 2014 y le pregunte qué de donde se sostenía el pueblo Palestino, pues levantarse y seguir es muy difícil, y sin titubear su respuesta fue “a pesar de que nos inunda la muerte, aún no han logrado quitarnos la esperanza y la alegría por seguir viviendo” Cuando esta joven me contestaba, también me mostro fotos y videos donde niñxs Palestinos que sonreían y corrían libremente en sus calles, y entonces, entendí que existen aun razones suficientes para seguir luchando.

En otro evento que se realizo en la ciudad de Oakland por el aniversario de los 30 años de vida del zapatismo, los jóvenxs Palestinos asistieron a esta celebración y ahí no solo hablaron, sino que también bailaron. En su danza dabkeh, también observé algunas pistas, y los veía formar un medio circulo y sostenidos unos con otros entre sus brazos, y todos brincaban enérgicamente, como si su cuerpo volara en momentos, y levantaban su rostro, y cantaban, y sonreían para que todos los sintiéramos vivos, muy vivos. Cuando finalizaron, le pregunte a uno de ellos si su baile estaba relacionando con un ave o un venado por la fuerza y sutileza en sus movimientos, pero me dijo que no, que ellos bailan cuando se reúnen y festejan, que esa es su forma de hacer bulla. Sin embargo, no duden en observar y contemplar los movimientos que hacen en su baile, pues yo vi su fuerza, su coraje, su resistencia, su alegre rebeldía.

Aún hay mucho porque luchar

En estos meses de horror, también me he enseñado a observar con más claridad lo que los Palestinos nos están diciendo, ver más allá del horror y más allá del cese al fuego. También es necesario que sintamos lo que sí estamos logrando conseguir con los diversos esfuerzos de salir y gritar y en los mejores de los casos a organizarnos con los otros, pues esos hilos y bordados finos que se están tejiendo ahora mismo, son los únicos que nos sostienen y dignifican.

Pero también he aprendido que hay muchas cosas que nos unen a Palestina. Primero pensaba que nos veíamos reflejados en ellos por el genocidio que los violenta y que nuestro pasado ha sido así, pero ahora que los escucho y siento, veo que son las expresiones de amor, alegría y dignidad que se resguardan en nuestros pueblos, y que como nos han enseñado, se han defendido por cientos de años como los grandes tesoros que nos sostienen y que inexplicablemente aún son nuestros, solo nuestros.

Me he propuesto grabar en mi mente la imagen de la niña Palestina que sonríe, aunque el fondo de la fotografía es devastador, pues solo así, siento acercarme a la necedad que impulsa a los Palestinos a no parar en su ya iniciado regreso.

¡Viva, viva Palestina!

Rocío Moreno

Historiadora y defensora indígena coca de Mezcala, Jalisco, interesada en mostrar cómo las historias de vida están totalmente vinculadas a los proyectos que abanderan las resistencias en México, pues ¿qué son las resistencias sin la infinidad de historias de vida que las constituyen?

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