Historias de vida en las luchas de México

Rocío Moreno

¡No dejemos de hablar de Palestina!

Desde el pasado 7 de octubre, no ha parado el horror y salvajismo que esta desatando el genocidio en Palestina. Más de dos meses de bombardeo, de muerte, de exterminio al pueblo Palestino, de odio profundo y desprecio a la vida. Vemos una escena que da muestra de la barbarie con la que los poderosos nos tratan. A pesar de que los de arriba quieren imponer su discurso, y así deshumanizar a los orientales de nuevo, el impulso de millones de personas para pedir el alto al fuego y el pedir que Palestina sea libre es una muestra de que muchos pensamos que debemos abolir las guerras, la colonización, el imperialismo, el racismo y desprecio, y que, en cambio, debe de prevalecer la dignidad, la libertad y principalmente la vida. Por eso, es muy importante no dejar de hablar acerca de Palestina.

El salvajismo con el que están actuando los de arriba es tan descarado y falso que es insostenible mantener su discurso. La humanidad está observando como con el avance del gran capital, la vida de mujeres, hombres y niñxs palestinos se termina. Por eso, es muy importante no dejar de hablar sobre lo que ocurre en Palestina y también, es muy importante no olvidar que Estados Unidos y el Estado de Israel, son los responsables directos del genocidio en Palestina.

El pasado 7 de octubre, ante el sorpresivo ataque por parte del grupo militante palestino Hamás contra el sur de Israel, el escenario era turboso. No se lograba apreciar quién y qué intereses estaban en juego. Pero pronto la respuesta del Estado de Israel, mostro que Gaza es el objetivo de esta guerra genocida, no Hamás.

Todos nos preguntamos, porque son los niños, mujeres, hombres, ancianos, periodista, maestros, médicos, etcétera, los que están muriendo en este enfrentamiento y no quienes en realidad están buscando obtener poder.

Todxs somos Palestina

Ante el salvajismo atroz, solo la ternura y la fraternidad podrá hacer levantarnos. El escenario es devastador, un pueblo en constante bombardeos, sin agua potable, ni luz, poco combustible, pocos alimentos y atención medica rebasada por la enorme cantidad de heridos que buscan recuperar su vida. Desde hace setenta y seis días, la gente ha perdido su cotidianidad, tranquilidad y en cambio, acumula pesares por las pérdidas humanas que está provocando este genocidio.

De alguna manera, Palestina somos todxs. Nos duele Palestina…

En los primeros 18 días de enfrentamiento, se hablaba de que 2.360 niñas y niños habían muerto ante los bombardeos. 2,360 vidas arrancadas por la avaricia de los poderosos, que no terminan de saciar su obsesión por tener el control y poder.

No existe una razón legitima para justificar la muerte de las personas, de miles y millones de personas. Los de arriba, buscan la manera de convencer que el genocidio es una eficaz estrategia de control, pero con la voz enrabiada de los que nos pronunciamos en contra de esta guerra genocida, es que se podrá detener el fuego. Es también necesario saber que esta guerra contra la humanidad y la vida misma, no se acabara aun con el alto al fuego al pueblo Palestino, quiero decir, que estamos navegando en un túnel que no se observa el final. Los tiempos son difíciles, son tiempos de crisis civilizatoria que solo está agudizando y encrudeciendo la vida, por eso decimos que la vida se agota, y también por eso es tan necesario organizarnos para enfrentar el camino largo que nos espera.

Palestina también nos enseña a no rendirnos. De hecho, la indignación que surge del dolor que nos provoca Palestina, es lo necesario para emprender una sociedad en movimiento, un impulso masivo colectivo que necesitamos seguir haciendo para lograr sostener la vida y la dignidad en nosotros.

Fraternidad internacional

De infinidad de rincones y ciudades en todo el mundo, sale el grito de rabia para detener el genocidio en Palestina. He visto marchas de niños en la ciudad de México, exigiendo el alto al fuego y la libertad del pueblo Palestino; también escuche en las oraciones de mujeres en California, pedir para que la guerra termine; presencie como algunos trabajadores, sindicalistas, médicos, maestros, etc., se suman y solidarizan con el pueblo Palestino; y a los jóvenxs que sin tapujos toman las calles de sus ciudades para marchar o tomar una pared y así poder plasmar una consigna o una imagen exigiendo el alto al fuego; también se ven los artistas que cantan, dibujan, recitan poemas, realizan performance para expresar el horror que está sufriendo el pueblo Palestino. Y por supuesto que también se ven a las mujeres y hombres Palestinos que viven fuera de Palestina, con sus banderas Palestinas y de pie con su Kufiya, listos para salir a tomar las calles para empujar a lo que toca hacer ahora, ¡No dejar de hablar acerca de Palestina!

Ahora los Palestinos están en el mundo y el mundo está en Palestina.

No podemos dejar de hablar sobre Palestina, tampoco podemos dejar de salir a tomar las calles para mostrar nuestro enojo, y en el mejor de los casos, es posible que en uno de esos encuentros masivos que se están desplegando por Palestina, comience a germinar la semilla que ya nos sembraron.

¡Viva Palestina!

Rocío Moreno

Historiadora y defensora indígena coca de Mezcala, Jalisco, interesada en mostrar cómo las historias de vida están totalmente vinculadas a los proyectos que abanderan las resistencias en México, pues ¿qué son las resistencias sin la infinidad de historias de vida que las constituyen?

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