Historias de vida en las luchas de México

Rocío Moreno

Tierras milperas de Watsonville

Watsonville es una ciudad que se localiza en la costa central de California. En esta zona, hay inmensidad de campos agroindustriales que abastecen de alimento al resto del país. Ahí se pisca la fresa, pero también hay más frutas y legumbres que se siembran con manos de campesinos mexicanos y centroamericanos. La gran mayoría de ellos son migrantes. Estados Unidos es un país de migrantes, y los migrantes cargan con su historia, su costumbre y sus anhelos de encontrar trabajo para hacer la vida. Pero la vida en un país distinto, es duro. Prácticamente todas las historias de migración están acompañadas de sucesos terribles, como desplazamientos forzados, violencia, pobreza y mucha nostalgia por partir. Watsonville se ha convertido en un espacio de trabajo para miles de migrantes. Ellos no han dejado de ser campesinos, siguen trabajando la tierra, siguen conectados con ella. Cuando no solo es un trabajo, sino que es tu forma de vivir, de ganarte el trabajo con tus manos y la tierra, es cuando ocurren cosas mágicas. Ellxs han construido un refugio, un oasis para respirar y hacer comunidad. Lógicamente que lo que los organizó y juntó, fue la milpa.

Hace doce años aproximadamente comenzaron a concentrase en algunos jardines para comenzar a sembrar, y hace dos años se auto-organizaron y nombraron Tierras Milperas. Ellxs cuentan con 7 jardines, que son enormes terrenos que comparten. Son pequeñas parcelas que se le otorgan a familias que quieren sembrar y hacer comunidad. La mayoría de ellos son de regiones rurales de Michoacán, Oaxaca, Jalisco, Puebla, Chiapas e incluso regiones de El Salvador.

A pesar de que se migró para obtener trabajo, la vida, la renta, el alimento es muy caro. El pago del trabajo del campo como lo es absurdamente en todo el planeta, tiene la peor paga. En el estado de California el pago mínimo es de 15 dólares por hora, mientras que un empleado de la construcción gana como mínimo 30 dólares la hora. Con el salario que perciben los trabajadores del campo es imposible sobrevivir en las caras ciudades de Estados Unidos. Por eso deben tener varios trabajos y trabajar todos los miembros de una familia. La vida es dura también acá. Por eso tierras milperas toma sentido, porque es necesario un espacio para estar y crear y cosechar y alimentarse.

Tener un pedacito sembrado te permite alimentar a tu familia y comer comida que no tenga químicos. Los precios de la comida también están muy altos y tener tu sembradío te permite tener para otras cosas que se necesiten como para la renta. Siendo la comunidad trabajadora que le da de comer al resto del país aún el pago en los ‘files’ (campos agroindustriales) no rinde para todo. Con las altas rentas de vivienda es difícil tener con qué comprar comida. Sembrar nos ayuda a crecer los alimentos que conocemos y para que los niños puedan conocer las comidas que acostumbramos en nuestro país de origen. “Sembramos lo que nos gusta comer.” Donaciano Bonifacio Miembro de Tierras Milperas 

También es un recinto de alivio, “Ya del trabajo vienes bien estresada, pero cuando llegas aquí se te olvida todo eso. Bueno, a mí me pasa eso. Llegó aquí, mira, trabajo y me olvido de lo que pasó en el “field”, del estrés. Porque allá te pagan para juntar las fresas, aquí dices, oh mira, sembré eso, como ahorita, ya me comí un jitomate y dije guau. Sembrando tienes mucha comida y puedes tener la comida que tú quieras, vegetales, jitomate, cebolla, chiles, chícharos, calabazas, y pues aquí mira, todo lo que tengo. ¡Hasta quisiera tener más espacio para tener más plantas!” Aurelia Espinoza Miembra de Tierras Milperas 

También es importante que nosotros sigamos enseñando para que no se muera la tradición. “Con esas enseñanzas que nos dieron nuestros padres, no nos morimos de hambre” – Eliodoro Martínez, Consejo de Tierras Milperas

Todo tiene sentido cuando se trabaja para la colectividad. Estos enclaves de convivencia y comunalidad son necesarios porque nos permiten construir un horizonte político en la vía de los hechos y eso es importante y fundamental para comenzar. Además de juntarse en un país sumergido en el individualismo y sembrar en familia y colectivo una parte de sus alimentos, también se han propuesto organizarse en asamblea y hacer sus reuniones un domingo de cada mes. Ahí también se hace fiesta, hay música, comida, charlas, juegos, baile y todo lo que nos nutre el espíritu.

Asamblea domingo 29 de mayo, 2022

Los compas de tierras milperas están a punto de ser desalojados. Este espacio que da vida a jóvenes que están forjando su identidad, a migrantes que encuentran un pedazo de tierra para sembrar las hierbas y plantas con las que ha crecido y a abuelos que con orgullo enseñan a los más jóvenes trabajar la tierra, son a ellos a quien buscan desalojar.

Luchamos para encontrar más tierras para que la comunidad pueda cultivar sus alimentos y no dependa de la agroindustria y tenga donde vivir. Este mes iniciamos la lucha por las tierras comunitarias, pedimos un alto al desalojo de Tierras Milperas por la iglesia Episcopal quien nos quiere desalojar de nuestro jardín más grande. Nos organizamos para juntos construir una comunidad fuerte que pronto va ser dirigida autónomamente por las personas que cuidan la tierra.”  – Mario Manzano, joven miembro del Consejo de Tierras Milperas

¡Alto al desalojo de Tierras Milperas por la iglesia Episcopal!

Tenemos que cobijar las resistencias que buscan y construyen proyectos de vida, tal como lo hacen los hombres y mujeres de tierras milperas, que, sin importar el ritmo y los ideales del capital, convocan a sembrar, a cocinar, a hacer bulla, a ser asamblea, a luchar.

Instagram: tierras.milperas

Rocío Moreno

Historiadora y defensora indígena coca de Mezcala, Jalisco, interesada en mostrar cómo las historias de vida están totalmente vinculadas a los proyectos que abanderan las resistencias en México, pues ¿qué son las resistencias sin la infinidad de historias de vida que las constituyen?

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