Palabras sin reposo

Beatriz Zalce

«Sólo para recordar…»

Una frase de Winston Churchill le gusta mucho a Esteban Moctezuma Barragán (1954), según le dijo en entrevista a Elías Camhaji quien lo publicó en el periódico El País el pasado miércoles 20 de junio: “Cuando cambian los hechos, cambian mis opiniones”.

Esteban es hijo del arquitecto Pedro Moctezuma y de Doña Teresita Barragán quien, siempre que quedaba embarazada, y no fueron pocas veces, le rogaba a Dios que ese nuevo hijo suyo llegara a ser presidente de la República y le hiciera mucho bien a la nación. El 1° de diciembre de 1994, cuando Ernesto Zedillo ocupó la presidencia y nombró a Esteban Secretario de Gobernación, Doña Teresita creyó que ya casi se cumplía la primera parte de su sueño.

Unos días después, el 15 de enero de 1995, el Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional le informaba, mediante un comunicado que circuló en la prensa nacional e internacional, entre el pueblo de México y los pueblos y gobiernos del mundo y que se puede consultar en el libro: EZLN. Documentos y comunicados 2 publicado por Editorial ERA: “El 15 de enero de 1995, en un lugar de la Selva Lacandona, en el municipio “San Pedro de Michoacán” del suroriental estado mexicano de Chiapas, se realizó un primer encuentro entre los representantes del gobierno federal, encabezados por el señor Esteban Moctezuma Barragán, secretario de Gobernación, y los delegados del CCRI-CG del EZLN, comandante Tacho, subcomandante insurgente Marcos y mayor insurgente Moisés”.

Eran tiempos muy álgidos. El 1° de enero de 1994, con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio, el EZLN se había levantado en armas y declarado la guerra al mal gobierno. “Una medida última pero justa”. Luchaban ayer como hoy lo siguen haciendo por trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz.

Tras 17 días de guerra la sociedad civil fue escuchada y tanto el Ejército Zapatista como el federal acordaron un cese al fuego. Pocos, muy pocas semanas después iniciaban conversaciones en la catedral de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, bajo el auspicio del obispo Samuel Ruiz García.

Era año electoral. El candidato del PRI a la presidencia de la República murió asesinado el 23 de marzo. Las comunidades indígenas zapatistas de Chiapas padecían un cerco militar y constantes violaciones al cese al fuego por parte del gobierno. Hoy a eso le llamamos Guerra de Baja Intensidad.

Empeñado en construir la paz con justicia y dignidad, consultando todo con sus bases y con una transparencia nunca antes vista, los Zapatistas anunciaban que no aceptaban las condiciones de “rendición” ofrecidas. En cambio, promulgaban la Segunda Declaración de la Selva Lacandona y con la anuencia de más de 6,000 delegados, intelectuales del más alto nivel, artistas, luchadores sociales, invitados, observadores, colados y orejas, venidos de todo México, nació en una noche de torrencial lluvia la Convención Nacional Democrática (CND) cuya sede fue el Aguascalientes, construido en 28 días, en doscientos treinta y cinco mil doscientos horas-hombre de trabajo en total y que albergaba una biblioteca, un presídium con pinta de puente trasatlántico, bancas sencillas para ocho mil convencionistas, 20 casas de hospedaje, 14 fogones, estacionamiento para cien vehículos. El EZLN decidió que ya no se mandaba solo: “Y antes de Aguascalientes, nosotros dijimos que no habría que oponerse a la celebración del la CND, que sería precisamente eso: ni más ni menos que una celebración, la celebración del miedo roto, del primer titubeante paso de la posibilidad de ofrecer a la nación un ya basta que no tenga sólo voz indígena y campesina, un ya basta que sume, que multiplique, que reproduzca, que triunfe, que pueda ser la celebración de un descubrimiento: el de sabernos, no ya con vocación de derrota, sino de pensarnos con la posibilidad de victoria del lado nuestro” dijo el Subcomandante Insurgente Marcos en el discurso inaugural.

Pero, repito, corren tiempos álgidos a principios del 95. El Aguascalientes está solo, casi abandonado, los miles de libros donados a la Biblioteca se aburren, los niños dibujan helicópteros y aviones cuyos vuelos rasantes dan miedo. El EZLN ha roto el cerco, se ha extendido Pero los días huelen a guerra, en las noches se oyen tambores de guerra. El obispo Don Samuel Ruiz García, mediador entre las partes en conflicto, inicia un ayuno por la paz que encuentra eco en un gran y ecléctico número de ayunantes que se concentran en el Ángel de la Independencia y en el kiosko de Coyoacán en la capital mexicana.

Para el 2 de febrero Marcos le escribe una carta a Esteban Moctezuma: “Nosotros fuimos sinceros cuando nos sentamos a hablar con usted, creímos que en usted había la preocupación que tenemos nosotros: resolver el conflicto sin pérdidas humanas y destrucción. Tal vez nos equivocamos y usted sólo estaba buscando el tiempo preciso para el golpe militar. Lamento profundamente que así sea, existía una oportunidad de paz y sólo fue aprovechada para preparar la guerra. […] lamento que el señor Zedillo haya decidido mancharse las manos con sangre indígena, y que usted sea cómplice de esta barbarie. Es todo.”.

De Documentos y comunicados 2 retomo estas líneas escritas en cursiva bajo el título La traición de febrero. “El ejército avanza saqueando y destruyendo los escasos bienes de los campesinos que simpatizan con el movimiento en las cañadas de la selva, en una acción de avance que obliga al EZLN a replegarse hacia las “posiciones de montaña” con una gran parte de sus bases civiles de apoyo.

“Aguascalientes y su biblioteca se convierten en un símbolo moral, mientras la tropa los profana y los destruye materialmente. La guerra de posiciones se recrudece.”

Pasan lenta, muy lentamente las horas. En una semana tres veces se llena a reventar el Zócalo capitalino. La sociedad civil pide a gritos que el ejército salga de Chiapas, convertido en cuartel. Hay unanimidad: ¡Marcos somos todos!

En carta titulada “La muerte nos visita…” fechada el 20 de febrero y publicada por la prensa nacional e internacional, por el semanario Proceso, los periódicos La Jornada y El Financiero y el periódico local de San Cristóbal de las Casas, Tiempo, el Subcomandante Insurgente Marcos escribe una posdata que no deja lugar a dudas entre quienes temíamos por su vida. Sólo él puede ser el autor. Nadie más. “P.D. que ríe y hace caracolitos al destinatario. Te falló esta vez, Esteban M. Guajardo. Guadalupe Tepeyac no fue Chinameca. Más suerte, más soldados y más cosas de varón para la próxima. ¿Y cuál es tu siguiente apuesta? Vado del Yeso en el Jataté? ¿O la Quebrada del Yuro en Montes Azules?”.

A pesar de todo, Esteban Moctezuma Barragán se mantuvo como secretario de Gobernación hasta el 3 de julio de ese año, de 1995. Quizás el hecho que hizo cambiar de opinión al futuro Secretario de Educación Pública fue el conflicto poselectoral en Tabasco, según publicó Armando Guzmán el 14 de diciembre de 2017 en el semanario Proceso. El priista Roberto Madrazo se instaló por la fuerza en el palacio de gobierno pese a que Andrés Manuel López Obrador, un mes antes llegó en la ciudad de México con “las llamadas ‘cajas de la infamia’ que contenían el archivo original de la Secretaría de Finanzas del Comité Directivo Estatal del PRI con todos los gastos de campaña de Roberto Madrazo Pintado que superaban los 73 millones de dólares, unos 240 millones de pesos al tipo de cambio de entonces.

“El derroche descubierto al candidato priista representaba alrededor del 73% de lo que costó la campaña presidencial de Ernesto Zedillo y superior a los 50 millones de dólares erogados por Bill Clinton para reelegirse en la presidencia de Estados Unidos.” Hasta aquí la cita de Guzmán.

Esteban y Andrés Manuel se conocieron entonces. Moctezuma le pareció a AMLO un “funcionario bien intencionado”.

Sin embargo, fue una sorpresa cuando, en el 2017, López Obrador invitó a colaborar en su equipo al presidente de Fundación Azteca y a formar parte de su gabinete como Secretario de Educación Pública. “¿No es contradictorio con su trayectoria política? [la entrevista de  Elías Camhaji para el periódico El País se publicó el pasado 20 de junio, al día siguiente que apareciera el reportaje La Falsa Filantropia de Salinas Pliego firmado por la reportera cultural Carmen García Bermejo y que involucra a Moctezuma]. No. Desde 2000 no he participado en ninguna actividad del PRI. Winston Churchill tiene una frase que me gusta mucho: ‘Cuando cambian los hechos, cambian mis opiniones’.”          **  **  **

Beatriz Zalce

Premio Nacional de Periodismo por su labor cultural en Desinformémonos. Catedrática de la Escuela de Periodismo Carlos Septién y de la Facultad de Estudios Superiores de la UNAM.

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