Palabras sin reposo

«No son sólo memoria»

Por detrás de mi voz

Escucha, escucha

Otra voz canta…

Circe Maia

Esto no empezó hace cuatro décadas. Pero apenas está celebrando 40 años de haber transformado el infinito dolor por la desaparición forzada de un ser querido en una lucha que ha rendido muchos frutos en nuestro país: más de 1,500 presos políticos liberados, 148 desaparecidos encontrados, el regreso de los exiliados.

Hace 40 años y dos semanas, exactamente el lunes 28 de agosto de 1978, ochenta y tres mujeres y cuatro hombres se instalaron en huelga de hambre en el atrio de la Catedral Metropolitana. Trajeron suéteres para protegerse del frío y taparse del sol, volantes para repartir y los retratos de sus hijos convertidos en grandes carteles: Jesús Piedra Ibarra, Rafael Ramírez Duarte, Javier Gaytán Saldívar, Jacob Nájera Hernández, Jacobo Gámiz García, José Sayeg Nevares, José de Jesús Corral García, Francisco Gómez Magdaleno…

Sumaban 481 retratos: 481 muchachos y muchachas desaparecidos. Sus madres, sus esposas, sus hermanas, llegaron de Sinaloa, de Sonora, de Guerrero, de Monterrey, de Jalisco; de Oaxaca se sumaron cuatro papás. En una manta con letras rojas podía leerse “Los encontraremos”. Rosario Ibarra de Piedra iba y venía, no se daba abasto.

A Sara de Ramírez Duarte la estremece que las consignas de aquellos años hoy se retomen, que hoy sigan siendo vigentes. Dolorosamente vigentes: “¡Vivos se los llevaron: vivos los queremos!”. Rafael, su compañero, el padre de sus hijos, tenía 29 años y estudiaba Economía en la Unam, militaba en la Liga Comunista 23 de Septiembre cuando, el 9 de junio de 1977, la Brigada Blanca lo desapareció junto con sus hermanos y cuñada. Fue brutalmente torturado en el Campo Militar Número Uno. Desde entonces no se ha sabido más de él…

Dicen que no están muertos,

escúchalos, escucha

Mientras se alza la voz

que los recuerda y canta:

Escucha, escucha

Las “Doñas” se empezaron a conocer en el Ministerio Público. Todas iban a preguntar y a poner una queja porque no sabían dónde estaban sus familiares. Sara lo recuerda así: “Varias mamás que no se conocían antes platicaron, intercambiaron información. Así se fue conformando el Comité Nacional Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos de México. Un nombre larguísimo. Teníamos amigos cercanos, compañeros de nuestros familiares con un pensamiento político muy avanzado. Con ellos empezábamos a buscar estrategias para encontrar a nuestros familiares. Pronto se convirtió en el Comité Eureka.

Hace 40 años era presidente José López Portillo y nosotros queríamos una ley de Amnistía. Decidimos iniciar una huelga de hambre el 28 de agosto y decidimos Catedral porque estaba cercano el 1° de septiembre, día del informe presidencial que entonces se daba en Palacio Nacional. Forzosamente nos tendrían que ver.

Para el día 31 se acercaron, ofrecieron una Amnistía. Claro que lo que a ellos les interesaba es que ese espacio no estuviera ocupado por nosotros. En el Informe, López Portillo habló de la Ley de Amnistía. Se liberaron a los presos políticos, regresaron del exilio nuestros queridos exiliados, cesaron órdenes de aprehensión, pero de los desaparecidos no dijeron nada, nada, nada.

Desde hace 40 años exigimos que nos digan dónde están nuestros familiares, quién se los llevó, por qué se los llevaron. Qué pasó, de quién fue la decisión. Apliquemos la fórmula que ha sido en América Latina: Se dice dónde están y quiénes los llevaron. A éstos se les lleva a juicio, se les da el castigo correspondiente y ya después vendrá, en todo caso, la reparación del daño. Ésa es la última etapa, no la primera como han querido hacer aquí en México -cuando Sara le pone un calificativo a algo o a alguien no deja lugar a dudas. De David Roura, poeta e integrante del Comité 68, dice “amigo encantador”. De Raúl Álvarez Garín, celebra su inteligencia, su cercanía y congruencia, y lamenta su prematura muerte. Acusa a la impunidad de tenernos como estamos ahora. Si en los 70’s se le hubiera puesto realmente un alto a quienes mataban, a quienes desaparecían, a quienes torturaban, hoy no tendríamos al ejército en las calles, violaciones a los derechos humanos cotidianamente y más de 30 mil desaparecidos entre los que hay que contar también a niños y jóvenes, a policías, militares y marinos.

Dicen que ahora viven en tu mirada

Sostenlos con tus ojos, con tus palabras

Sostenlos con tu vida,

que no se pierdan, que no se caigan

Sara prosigue: “Comité Eureka está muy hermanado con HIJOS agrupación que surgió en los 90’s en Argentina y está integrada por Hijos de desaparecidos que luchan por la Identidad y la Justicia y contra el Olvido y el Silencio. HIJOS se replicó en Chile, España, Francia, Guatemala, Holanda, Italia, Suiza, Suecia, Uruguay, Venezuela y en México. Ellos nos dijeron: ‘Van para 40 años, no es cualquier número, no fue cualquier acto; fue algo importante que se tiene que recordar’. Entonces sale la idea de hacer un trabajo de 40 horas por la memoria de los desaparecidos políticos, porque se cumplieron 40 años de la primera huelga”.

Alba Santiago forma parte de HIJOS México y dice a nombre de muchos y muchas: “De esta lucha de las “Doñas” no sólo nos sentimos partícipes, nos sentimos y asumimos como una continuidad de esa lucha y somos parte de los resultados de esa lucha. No sólo por qué existimos sino cómo existimos, lo que somos nosotros”.

Alba es hija de dos militantes guerrilleros del Movimiento de Acción Revolucionaria, el MAR: “Mi papá fue Elím Santiago Muñoz y mi mamá es Elda Nevárez Flores. Mi papá nació en Chiapas y estudió en la Normal Rural de Mactumactzá y mi mamá es de Coahuila y ella estudió en la Normal Rural de Saucillo. Mi mamá recibió entrenamiento en Corea.”

En 1979 su padre es asesinado y su madre, secuestrada y retenida en el Campo Militar Número Uno durante tres meses. Sale gracias a los buenos oficios del Comité Eureka.

Cuando se le habla del orgullo que deben sentir sus padres, los papás en general de que sus hijos retomen su lucha, de que HIJOS sea una continuación de su lucha, Alba se desconcierta: “Creo que nuestros papás… no es que no estén orgullosos de nosotros… sino que no era lo que querían para nosotros… Ahora que soy mamá lo pienso: no es lo que quiero para mi hijo. Nuestros papás luchaban por un mundo distinto, un México distinto donde la gente no tuviera que salir a exigir sus derechos con huelgas de hambre, con plantones, con mítines, con boletines, con etcéteras… Nuestros papás empezaron una lucha con toda la esperanza de que nosotros íbamos a tener un país mucho mejor. Seguimos queriendo eso, mereciéndolo y exigiéndolo”.

Para esta nueva generación conmemorar los 40 años de la primera huelga de hambre de las “Doñas”, como muy cariñosamente les dicen, era no sólo una necesidad sino un deber ético e histórico: “Decidimos hacerlo con 40 horas de plantón, 40 horas de acciones. Entendemos que las luchas van cambiando, como van cambiando las personas. La mayoría de las Doñas no está en condiciones físicas para realizar las mismas acciones que realizaban hace 20 ó 40 años. Este plantón fue una forma de decirles: “Las queremos, las abrazamos, las apapachamos. No están solas, nosotros aquí estamos. Si ustedes ya no pueden poner el cuerpo, aquí vamos nosotros para eso”.

Cantan conmigo, conmigo cantan

Dicen que no están muertos

Escúchalos, escucha

Mientras se alza la voz que los recuerda y canta

Cantan conmigo, conmigo cantan

Para Alba, quien a pesar de su juventud ya no se sorprende a la primera, la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural Rubén Isidro Burgos de Ayotzinapa, no presenta un modus operandi nuevo: En Guerrero, hacia la montaña alta, hay varios casos documentados donde se desapareció a familias completas, a sectores completos de cierta comunidad.

-No es que no hubieran ocurrido antes desapariciones multitudinarias -dice con su voz dulce, su voz de arrullar bebés- pero más allá del entorno inmediato, no había quien se enterara. No se enteraba la comunidad de al lado, no se enteraba el país completo, no se enteraba la comunidad internacional. En el caso de los 43 sí nos enteramos. Aún así el gobierno, con todo el cinismo de siempre, negó los hechos, buscó chivos expiatorios e inventó las mentiras de siempre a pesar de tener todos los ojos del país, de la comunidad internacional, encima.

Más allá de lo indignante de la desaparición de 43 personas y el asesinato de varios de sus compañeros, más allá de esa indignación y ese dolor, te digo, lo grave es que el Estado siga como si nada, con las mismas prácticas de siempre”.

El día del plantón por los 40 años HIJOS, Comité Eureka y Comité 68 colocaron mantas, pusieron sobre las rejas de catedral las fotografías de sus seres queridos desaparecidos. Una persona con uniforme de Seguridad Federal salió de Catedral. Palabras más, palabras menos, advirtió: “Si no lo quitan, vamos a venir nosotros a quitarlo.”

Todos pudimos ver lo que pasó después. El video se hizo viral gracias a Carmen Aristegui, a Luis Hernández Navarro, a las redes sociales. Un tal Alfredo Martínez salió de Catedral y comenzó a arrancar los carteles y las fotos. Posteriormente un individuo que se identificó como Manuel Durán dijo que se estaba dañando el patrimonio cultural. Doñas, Comité 68 e HIJOS le explicaron que no usan ningún material que pueda dañar las rejas… Durán entonces aseguró que estaban atentando contra la libertad de culto. HIJOS, Doñas y Comité 68 le hicieron ver que no estaban impidiendo la entrada a la catedral ni hablando sobre religión… Manuel Durán siguió sacando argumentos como si de cartas bajo la manga se tratase: Lo de ustedes es un acto político y no queremos que esto parezca una postura del clero. Dice Alba Santiago que ofrecieron poner un papelito que dijera que la exigencia de aparición con vida de los desparecidos no representa las ideas de catedral, “como para delimitar”.

A lo largo del tiempo, la relación de Catedral con el Comité Eureka ha sido más bien ríspida. Alba recuerda que le contaron que una vez, también en un aniversario, les echaron agua para correrlas; en otra ocasión levantaron en vilo a Rosario Ibarra y la fueron a depositar allá, bien lejecitos; también echaban a volar las campanas cuando las Doñas, a través de un magnavoz, informaban a los transeúntes por qué estaban ahí.

Sin embargo, Sara de Ramírez Duarte recuerda haberse sentido muy abrazada por el obispo de Cuernavaca Sergio Méndez Arceo, por el padre Jesús Ramos y el padre Toño, de Sinaloa…

En su momento, Tania Ramírez Hernández le comentó a Luis Hernández Navarro en su programa A contracorriente del Canal Rompeviento que al término del plantón de 40 horas coincidieron con el Movimiento por los Desparecidos en México, nuevas agrupaciones que luchan por la aparición con vida de los “nuevos” desaparecidos. Tania se dio cuenta, claramente, que quienes tienen 40 años buscando a su familiar representan un espejo donde nadie se quiere ver. En eso coincide con Alba quien se pregunta preguntándonos: “¿Cómo les decimos a esas mamás que tienen un año o dos, cinco o diez, en la búsqueda de un hijo desaparecido que hay mamás que llevan 40 años de lucha y siguen sin ver a sus hijos? ¿Cómo traduces, cómo dices eso con esperanza? -a Alba se le quiebra la voz. Casi de inmediato prosigue: Los desaparecidos no son de los últimos dos sexenios. No son una casualidad… Los desaparecidos no es una cuestión de algunas familias, porque sea mi papá o mi mamá, mi hijo y mi hija… Ha sido una política de terrorismo de Estado”.

Sara de Ramírez Duarte explica que el presidente electo conoce muy bien la situación de los desaparecidos y del Comité Eureka y la lucha encabezada por Rosario Ibarra de Piedra. Recientemente, las “Doñas” se reunieron con la futura secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero. Fueron muy claras con ella: “Debe terminarse con esa práctica cruel. Ésa tiene que ser la meta: al final del sexenio de Andrés Manuel poder decir: en México ya no hay desapariciones y los familiares de los desaparecidos en los 70’s y los familiares de los 30… 40 mil desaparecidos de los sexenios anteriores, ya saben dónde están, por qué se hizo, ya se castiga a los culpables. Que se pueda decir: ¡Ya está resuelto, la ley se cumplió! Ésa es la meta. Si no, la bola de nieve crecerá aún más”.

No son sólo memoria

Son vida abierta

Son camino que empieza

Y que nos llama.

Circe Maia

Beatriz Zalce

Premio Nacional de Periodismo por su labor cultural en Desinformémonos. Catedrática de la Escuela de Periodismo Carlos Septién y de la Facultad de Estudios Superiores de la UNAM.

Una Respuesta a “Si hablamos de Resistencia…”

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