Desde los fuegos del tiempo

Ramón Vera-Herrera

Los mentirosos términos de referencia de gobiernos y corporaciones

El mundo sigue transformando sus relaciones conforme dice recuperarse de la pandemia y a la vez se sume en la normalización de un horizonte con pandemia reiteradas. Los daños colaterales parecen irse sumando hasta que la gente siente que todo lo que ocurre es “de esperar”, es plausible, a fin de cuentas normal.

Así, la “política realmente existente” (no la real y cotidiana que es el entendimiento de las responsabilidades y caminos abiertos para colectivos, comunidades e instituciones), se volvió un espectáculo como el Circo del Sol, un eterno juego de sustitución de identidades, situaciones y términos de referencia.

Con enorme sorpresa nos enteramos que México, que pregona al mundo entero que protege el maíz, la milpa, las semillas nativas, la limpieza de los cultivos, la agroecología y la vida campesina y hasta el clima con su programa Sembrando Vida (y muchos grupos de la sociedad civil y fundaciones y gobiernos y movimientos le creen), se compromete mediante su vocera para el Clima, la funcionaria Sol Ortiz, a emprender la iniciativa mundial Aim4Climate “Misión de Innovación Agrícola para el Clima” (AIM4C), una componenda de muchos países y muchísimas empresas que supone que el mundo “sólo necesita añadir tecnología, es decir, inversiones masivas públicas, privadas y filantrópicas en nuevas tecnologías controladas por las empresas, incluida la llamada agricultura climáticamente inteligente. En el contexto geopolítico actual, esta iniciativa puede ofrecer a los titanes de la tecnología una nueva burbuja de inversión y rehacer la imagen de las grandes empresas alimentarias como ‘campeonas del clima’. Mientras tanto, al vincular la ‘agricultura climáticamente inteligente’ y la alta tecnología con el mercado del carbono, la AIM4C podría facilitar el acaparamiento de tierras y recompensar a los países ricos en petróleo con créditos de carbono agrícola para justificar la continuidad de la producción de combustibles fósiles, todo ello mientras se enriquecen las industrias tecnológicas que hace poco se están posicionando a la vanguardia de la producción industrializada de alimentos”.[1]

Ya unos 30 países han firmado la mentada iniciativa y no parece preocuparles que AIM4C no busca mantener los combustibles fósiles en el suelo, ni apoyar las prácticas agroecológicas que han probado ser la vía más fiable para reducir las emisiones de carbono”, y sí en cambio promueve una agricultura sin campesinos, tecnificada, digitalizada, con drones y edición genética que deja a los antiguos OGM como parientes obsoletos.

Dice el grupo ETC: “La agricultura digital supone administrar y tomar decisiones mediante procesos digitales, lo que repercute en todos los aspectos de la cadena alimentaria. Permite a los gigantes de los datos y a las empresas de servicios web un control cada vez mayor, ya que pueden utilizar la información de los sensores de las parcelas, fincas o granjas para “orientar” las decisiones de los agricultores sobre sus cultivos. Los titanes digitales y pueden vender esos datos a las empresas de gestión de inversiones como Blackrock, quienes en turno los aprovechan invirtiendo en los cultivos más rentables”.[2]

Todo esto, que es abominable y traicionero, porque ante el mundo se presentan como salvadores del clima en esta era post-pandemia, en nuestro país es todavía peor porque no obstante su compromiso con las empresas que tienen emprendida una guerra contra el campesinado, su presidente decide subirse al carro completo y proponer un programa para reducir la pobreza en el mundo, tras asumir México la presidencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. [3]

Todo es un juego de espejos, mientras la violencia abajo golpea los recónditos y los visibles rincones.

Ayer 13 de noviembre, el Espacio Estatal del Maíz Nativo de Oaxaca presentó un pronunciamiento “desde el coraje, desde la digna rabia”, donde denuncia la desaparición de Irma Galindo Barrios por lo cual exigen su inmediata presentación y la “búsqueda exhaustiva, sin dilaciones y en apego a la ley general y la ley estatal en materia de desaparición de personas, considerando además que el pasado 22 de abril de presente, entró en vigor el Acuerdo de Escazú que ha sido suscrito por México, adquiriendo el Estado la responsabilidad de proteger a las defensoras y defensores del medio ambiente y el territorio” Y dicen en su comunicado: “Exigimos que nadie más muera por defender el bosque, el maíz, los ríos, los lagos, el mar, el territorio y la vida”. [4]

Lo que ofrecemos son muestras de la enorme distancia entre lo que se dice desde el poder y lo que ocurre en los hechos.

Por eso no deja de alarmar que el gobierno de México haya firmado también la nueva versión del TLCAN, el T-MEC y que en éste, alegremente haya una nueva contradicción de términos al promover alguna Ley de Variedades Vegetales que corresponda con el Convenio UPOV 91, algo que los tratados de libre comercio siguen impulsando por todas partes como requisito inescapable para los socios de tales tratados o acuerdos de inversión.

UPOV es la Unión Internacional de Protección de Obtenciones Vegetales que, desde 1961 (hace 60 años) se arrogó la potestad de decidir los términos en que podría la gente dedicada a la agricultura sembrar y compartir sus semillas que durante milenios han sido la base de lo que significa la agricultura y la alimentación a nivel global.

Entonces un conjunto de organizaciones internacionales, junto con contrapartes regionales y globales, han decidido decir BASTA ante este atropello jurídico que ya duró demasiado. Mientras ha durado, golpea más y más la libertad de que campesinas y campesinos compartan su propia semilla nativa; golpea la seguridad que tiene ese enorme núcleo agrícola,que de pronto ve “secuestrada” su semilla por derechos de obtentor (derechos de privatización parecidas a una patente, aunque son diferentes), y sobre todo, mira con horror cómo las grandes corporaciones se apoderan de más y más semillas para su uso exclusivo y criminalizan el libre intercambio y la libre siembra de semillas pese al trabajo milenario que es el corazón del quehacer campesino.

Por eso el African Centre for Biodiversity, Alianza Biodiversidad, APBREBES, COPAGEN, el Grupo ETC, Amigos de la Tierra Internacional, GRAIN, La Vía Campesina, y el Stop Golden Rice Network impulsaron la Campaña NO a UPOV o STOP UPOV.

Hasta el momento otras muchas organizaciones se van sumando a esta exigencia. Organizaciones como A Growing Culture, The Oakland Institute, FIAN International, Biodiversity and Biosafety Association of Kenya, Indonesia for Global Justice (IGJ), Solidaritas Perempuan, Serikat Petani Indonesia, Japan Family Farmers Movement (Nouminren), UFRRJ, National Farmers Union Canada, Pertubuhan Persaudaraan Pesawah Malaysia (PeSAWAH), Malaysian Food Security and Sovereignty Forum (FKMM),, IDRIS Association Malaysia, Zambia Alliance for Agroecology and Biodiversity (ZAAB), FACHIG Trust Zimbabwe, Sustainable Agriculture Livelihoods and Technologies (SALT), FIAN Indonesia, Perkumpulan INISIATIF-INDONESIA, AUDACIOUS África, Naturaleza de Derechos Argentina, Negociator México, SEATINI Uganda, Ethiopian Public Health Institute, Open Source Seed Initiative (OSSI), CONROA Honduras, ANAFAE Honduras.

Todo este cúmulo de organizaciones (a las que se siguen sumando adhesiones) se comprometió a difundir el rechazo a la imposición de UPOV y a la existencia misma de este grupo y su convenio, y rechaza tajantemente la privatización de las semillas, para lo cual abrió un periodo de movilizaciones, talleres, espacios de discusión, divulgación de materiales, que culminará a principios de diciembre cuando se harán movilizaciones y una visibilización mediática de ese rechazo mundial a UPOV.

En su declaratoria, la Campaña contra UPOV afirma: “No hablamos solamente de campesinas, campesinos, que producen en pequeña escala o de comunidades pesqueras, que son quienes alimentan a la mayor parte del mundo: enfatizamos que las mujeres en particular son las principales custodias de las semillas y la vida. Y siendo que a menudo se encuentran en circunstancias ya precarias, con el peso del patriarcado y la subordinación económica, UPOV aumenta su carga al criminalizar sus prácticas. UPOV es por tanto anti-mujeres, además de servir a los intereses corporativos. En el caso de la gente pobre que vive en los márgenes de las zonas urbanas, la mayoría de las veces son las mujeres quienes llevan la carga de cuidar a sus familias, y proporcionarles alimentos. Esto demuestra que las semillas entrañan más que un acto de cultivo: son relaciones sociales de cuidado y solidaridad cruciales para emprender acciones progresistas más amplias. UPOV es, por tanto, un ataque directo contra el cuidado, la comunidad y la solidaridad; un ataque contra nuestra capacidad de trabajar en conjunto y con respeto mutuo por un futuro mejor. Siendo un organismo intergubernamental, el único objetivo de la UPOV es obligar a que los países en todo el mundo apliquen leyes que privaticen las semillas, permitiendo a las empresas capturar a ese 70% de campesinas y campesinos mundiales que en la actualidad usan sus propias semillas con dignidad y libremente. Bajo estas leyes, las empresas obtienen el derecho de extraer de las personas y las comunidades que cultivan alimentos cuantiosos pagos en concepto de derechos, a menudo con un margen de beneficio del 10-12%. Cuando un país se convierte en miembro de la UPOV, debe cumplir sus estrictas normas, que se revisan periódicamente para proteger aún más los intereses de la industria sobre las semillas, por ejemplo, previniendo cualquier vacío legal y convirtiendo en delito el hecho de guardar y compartir semillas. Siendo que hoy y desde hace miles de años la base del manejo comunitario de las semillas es su libre intercambio, la adhesión a la UPOV será catastrófica ya que conduce a la criminalización de agricultores y campesinos por el simple hecho de realizar sus prácticas cotidianas y tradicionales: guardar, criar, compartir y distribuir sus semillas. Además, UPOV fomenta la concentración de la industria semillera. En muchos países estas leyes privatizadoras de las semillas son conocidas como ‘leyes Monsanto’ porque ayudan a empresas como Monsanto (ahora Bayer) o Syngenta a fusionar sus intereses en productos químicos, tecnología agrícola, OMG y semillas. Hay algunos países, como Venezuela, que cuentan con leyes que defienden las semillas campesinas, la libertad de guardarlas e intercambiarlas y la vida campesina. Pero ahora mismo, incluso La Cumbre de Sistemas Alimentarios, concebida por el Secretario General de la FAO y entidades privadas, está dando a UPOV un papel central en la ‘innovación para la agricultura y la alimentación’, como la vía para proveer a los agricultores con ‘mejores semillas’.” [5]

En pocas palabras, es indispensable impulsar una transformación de los términos y condiciones de relaciones que se definen por la vía de la imposición, la dependencia y sobre todo, el ejercicio de la violencia. Violencia física, asesina, y violencia enquistada en las mentiras, las promesas rotas, y las aberraciones jurídicas que quieren normalizar el despojo como modo de relacionarnos. Ante eso, la gente, más y más, dice BASTA.

Notas:

1. Grupo ETC “En la Cop 26 los Estados petroleros lanzan “AIM for Climate”, iniciativa de tecnología agrícola hambrienta de tecnología. https://www.etcgroup.org/es/content/en-la-cop26-los-grandes-estados-petroleros-lanzan-aim-climate-iniciativa-de-tecnologia

2. Ibidem

3. “López Obrador propone en la ONU un plan global contra la pobreza para dar una vida digna a 750 millones de personas”

https://elpais.com/mexico/2021-11-09/lopez-obrador-propone-en-la-onu-un-plan-global-contra-la-pobreza-para-dar-una-vida-digna-a-750-millones-de-personas.html

4. https://www.facebook.com/418600541557203/post4642127939204421/?d=n

5. https://docs.google.com/document/d/e/2PACX-1vQbEn93xvvBvm1p__N4n3B0cNt6RDoR7_g9uOd3ZXoYsq47sI0_FAa55-FN86Njg20NfrX_DA_wngLC/pub

Dejar una Respuesta

Otras columnas