Palabras sin reposo

Beatriz Zalce

Los Acuerdos de San Andrés

Hace veinte años, el 16 de febrero de 1996, firmaron los Acuerdos de San Andrés sobre Derechos y Cultura Indígenas el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el gobierno federal con el aval de la Comisión de Nacional de Intermediación (Conai) y la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa).

No se hicieron esperar los libros sobre el tema. Sin embargo,el más completo es Acuerdos de San Andrés de Luis Hernández Navarro y Ramón Vera Herrera, compiladores de documentos, comunicados y testimonios, editado por ERA en 1998.

Es a ellos a quienes pido prestadas las siguientes citas para recordar uno de los momentos más luminoso y esperanzador del Zapatismo.

“El pasado es la clave del futuro. En nuestro pasado tenemos pensamientos que nos pueden servir para construir un futuro donde todos quepan sin apretarse tanto como hoy nos aprietan los que arriba viven. El futuro de la Patria lo vamos a encontrar mirando al pasado, a quienes primero nos habitaron, a quienes primero nos pensaron, a quienes primero nos hicieron.” Subcomandante Insurgente Marcos dixit.

Las citas que se presentan a continuación provienen del documento “El diálogo de San Andrés y los derechos y cultura indígenas. Punto y seguido” firmado por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y que forma parte dellibro de Hernández Navarro y Vera Herrera:

“Primeramente, los zapatistas han convertido lo que pudiera haber sido solamente una negociación entre las dos partes en un diálogo abierto, participativo e incluyente, de cara a la sociedad y con la participación de las más amplias corrientes de opinión, de todas las que se pueden involucrar en la discusión de cada tema. Porque la política del EZLN ha sido participar en una negociación en donde no se concibe a sí mismo como una fuerza que camina hacia su rendición o su desaparición, como el gobierno ha querido hacer creer a la opinión pública durante esta primera parte del diálogo, sino como una organización armada, de fuerte base social, que está tratando de convertirse en una fuerza política nacional, creciendo en el ánimo de construir un camino más amplio e incluyente con el resto de los mexicanos, y convertirse en una fuerza que vaya abriendo los espacios para que por allí transiten otras voces, otros pasos, otros corazones.”

“Para evitar la generalización de la violencia, y contribuir a una paz con justicia y dignidad, los zapatistas han hecho todo porque las demandas del pueblo mexicano se puedan expresar en ese único puente de acceso hacia un gobierno que ha perdido la legitimidad y el control, que entrega pedazo a pedazo la soberanía nacional y que mantiene oídos sordos ante los reclamos cada vez mayores de una sociedad que sufre los efectos de las políticas neoliberales que le son dictadas desde el extranjero. El primer tema de negociación, que se refería al México indígena, ha sido acompañado por un despertar de la conciencia de los pueblos indios, y en ese sentido, el EZLN se considera solamente parte de este movimiento, de ninguna manera su cabeza o su vanguardia. Y si bien el EZLN es un ejército popular mayoritariamente indígena, y tiene además su propia concepción sobre los temas de esta fase (Autonomía, derechos, cuestión territorial, libre determinación, situación de la mujer, etcétera), no ha impuesto esta concepción ni en las mesas, ni a sus asesores e invitados, optando más bien por incluir el más amplio rango de demandas.

“Los zapatistas tienen perfectamente claras las enormes limitaciones que un régimen como el actual tiene, la capacidad limitada que impide que el gobierno tome en sus manos la solución de problemas que escapan ya a su capacidad de gestión y control. Consideran también que el escenario de la negociación se mueve en una casi total incertidumbre y que están sentados a la mesa con un gobierno que representa la fase terminal de un antiguo régimen, de un sistema de partido de estado, corrupto y criminal, que pretende perpetuarse por todos los medios, o alternando el poder con las fuerzas de la derecha, conforme al esquema bipartidista que le es recomendado desde Estados Unidos. Dentro de ese escenario, la lucha zapatista ha significado, desde 1994, un obstáculo para quienes habían decidido ya la entrega de la Patria a los intereses del dinero, y con su presencia y constante iniciativa política, ha cambiado radicalmente el ordenamiento de todas las fuerzas políticas y sociales  que se mueven en el país.

“Durante todo el proceso de diálogo, el gobierno ha mantenido e incrementado la presencia militar en la zona de conflicto, y ha dirigido sus fuerzas armadas contra la población indígena, en una estrategia de guerra de baja intensidad que ya ha sido ampliamente denunciada por amplios sectores de la sociedad civil nacional e internacional. Pero no sólo esto: los representantes gubernamentales han mantenido durante las negociaciones una serie de actitudes racistas y muchas veces insultantes frente a la delegación zapatista, ha variado no pocas veces sus posiciones, y ha querido hacer mofa de la inteligencia de su contraparte dialogante. El gobierno federal, teniendo la obligación de cumplir sus propias leyes, ha violado la Ley de Concordia y Pacificación por una paz digna.

“Las demandas fundamentales de los pueblos indígenas no han sido satisfechas del todo en la actual fase de negociación. Por lo tanto, pese a que suscribimos los acuerdos y compromisos mínimos a que hemos podido llegar con el Supremo Gobierno en esta Primera Mesa de negociación sobre Derechos y Cultura Indígenas, manifestamos que continuaremos nuestra lucha para conseguir su plena satisfacción.”

El clamor: Los Acuerdos de San Andrés son ahora y no después… muestra que para la sociedad mexicana está claro que en el cumplimiento de dichos acuerdos construye un proyecto de nación justa, libre y democrática.  **   **   **

Beatriz Zalce

Premio Nacional de Periodismo por su labor cultural en Desinformémonos. Catedrática de la Escuela de Periodismo Carlos Septién y de la Facultad de Estudios Superiores de la UNAM.

Una Respuesta a “Si hablamos de Resistencia…”

Dejar una Respuesta

Otras columnas