Movimiento No Tav Valle de Susa, Italia

Movimiento No Tav

En prisión por hablar por megáfono: el 6 de mayo Dana Lauriola recuperó la libertad

Tras siete meses en prisión y un año de arresto domiciliario en el que no pudo reunirse con nadie a quien la policía pudiera identificar como «perteneciente al Movimiento No Tav», Dana está por fin en libertad, pero su caso sigue siendo un peligroso precedente de represión de los movimientos sociales al atacar de hecho la posibilidad de hablar y expresar la disidencia.

En septiembre de 2020 llegó la sentencia definitiva en la que Dana fue condenada a dos años de prisión por hablar con un megáfono durante una protesta en 2012.

El 17 de septiembre de 2020, a las 6 de la mañana, varios camiones de la policía y varios coches de la D.i.g.o. (la policía política italiana) llegaron a Bussoleno para llevarla a la cárcel. La guarnición de solidaridad No Tav bajo la casa de Dana es atacada por la policía y hay algunos heridos entre los manifestantes.

Pero demos un paso atrás, para entender el contexto de la protesta de aquellos días y las motivaciones que llevaron al No Tav a movilizarse.

Era el 3 de marzo de 2012. Unos días antes, un activista del Movimiento No Tav, Luca Abbà, había caído, electrocutado, desde un poste de alta tensión al que estaba subiendo, perseguido por un agente de policía, para protestar contra las expropiaciones que se estaban llevando a cabo para la construcción de la obra preparatoria del túnel de Tav en Chiomonte.

La emoción y la rabia en el Valle de Susa eran altas y mientras Luca, en el hospital, se debatía entre la vida y la muerte, se sucedían las manifestaciones de solidaridad y de protesta.

Una de ellas tuvo lugar en Avigliana, donde 300 manifestantes se dirigieron a la autopista de Frejus «ocupando la zona de la estación de peaje, dejando sin efecto los sistemas de videovigilancia y bloqueando las barras del peaje con cinta adhesiva para que los vehículos en tránsito pudieran pasar continuamente».

Entre los participantes se encontraba Dana Lauriola «quien, colocándose a la cabeza de los manifestantes, con el uso de un megáfono instó a los automovilistas a pasar por las cabinas de peaje sin pagar el peaje, indicando los motivos de la protesta» (de ahí la sentencia de 28 de marzo de 2017 del Tribunal de Turín, que cuantificó en 777 euros el perjuicio económico sufrido por la empresa concesionaria de la autopista por la falta de cobro de los peajes). Por este hecho –calificado como violencia privada con el añadido de algunos delitos «satélites»- Dana, junto a otros diez manifestantes, fue condenada el 28 de marzo de 2017 a dos años de prisión. Hay que tener en cuenta que, según la legislación italiana, el delito más grave, la violencia privada, conlleva una pena mínima de 15 días1.

Los recursos de los demandados fueron rechazados por el Tribunal Supremo.

Volviendo a la actualidad, las motivaciones dadas por el tribunal de Turín sobre tan grave e insensata sentencia giran en torno a dos puntos principales: El hecho de que Dana nunca se haya «arrepentido» públicamente de su militancia política en el Movimiento No Tav, como en Turín, y el hecho de que viva en Bussoleno, un pueblo del valle medio de Susa, se convierten, según los jueces, en agravantes que no le permiten acceder a medidas alternativas a la prisión, a pesar de estar indignada.

En una entrevista con Diego Zoro, periodista y presentador del programa de televisión ‘#propagandalive’, que trata sobre la actualidad y la política italiana, emitida el 21 de mayo de 2021, Dana explica las razones de tan severa sentencia:

«En todos los procedimientos de No Tav, siempre se nos reconoce una complicidad, una intención, una premeditación de estos grandes planes criminales. Me acusaron de haber concebido y gestionado toda esa situación en la autopista». También añade: «Mi conducta, en todos estos años, (refiriéndose a las denuncias tomadas por manifestaciones políticas en Val di Susa y Turín) muestra (según los jueces del Tribunal de Turín) una total aversión al orden establecido y a las autoridades (del Estado)».

Lo que llama la atención y que también ha llevado a asociaciones como Amnistía Internacional a interesarse por el caso de Dana, es que la condena se produce por una manifestación pacífica en la que no hubo enfrentamientos con la policía, en este sentido, señala:

«No me gusta la violencia, a nosotros, en el Valle nos atacaron violencia, en ciertas ocasiones, reaccionamos y nos defendimos. Cuando experimentas la violencia de Estado, decides dejarlo pasar o decides defenderte con tu cuerpo o con lo que tienes. Nunca hemos aceptado que nos llamen violentos. Somos resistentes porque llevamos años resistiendo para defender nuestra tierra».

1 Las comillas provienen de documentos judiciales.

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