Sentipensando desde el Sur

Siujen Chiang Muñoz

Creando lazos en medio de la institucionalidad

Es muy distinto ser observadora del movimiento estudiantil a estar en medio de uno.

El 17 de abril, el Liceo donde estudia mi hija fue tomado por un grupo de estudiantes, motivado por denuncias de acoso en donde hay un cuestionamiento de los protocolos vigentes y demora en actos reparatorios y sanciones. En su petitorio señalaban la renovación del protocolo de convivencia escolar, aumento de funcionari@s en psicología y convivencia, capacitación al personal docente en situaciones de vulneración de derechos, que se faciliten espacios de diálogo a toda la comunidad, sancionar y prevenir el abuso de poder por parte de funcionarios.

Como parte de la comunidad escolar, participo activamente desde mi rol de apoderada, organizando actividades, llevando la comida para sus convivencias escolares, y respaldando las formas de hacer de mi curso. Pero definitivamente aspiro que la participación de l@s apoderad@s vaya mucho más allá de eso, teniendo un espacio activo en la construcción de comunidad escolar.

Estuve en la asamblea a la que citaron el Centro de Estudiantes con l@s apoderad@s, y no me queda más que admirar a las chicas voceras, quienes explicaron la situación y nos dieron a conocer su petitorio, logrando que se apoyaran sus demandas, y que se creara una Asamblea Autoconvocada de Padres, Madres y Apoderad@s. A simple vista, no era un petitorio difícil de afrontar, escucharlo de boca de las estudiantes movilizadas, quienes dieron clases de organización, fue un viento fresco ante la difícil situación que se vive en Chile para quienes construyen abajo y a la izquierda.

Los intentos de solucionar el conflicto por parte de la institución fueron por un carril distinto. Desde el rechazo unánime de la administración y de los funcionari@s al petitorio estudiantil, bajarse de la mesa de diálogo, y señalar que llegará a acuerdos con el sostenedor (la Corporación Municipal de Educación de la comuna) para bajar la toma, de los que informará a los otros estamentos, el Centro de Estudiantes y al Centro General de Padres, sacando del juego todo tipo de participación de la comunidad escolar.

En el comunicado oficial se señala que l@s funcionari@s han visto vulnerados sus derechos e integridad física y emocional en el contexto de violencia en que se han dado las movilizaciones. Sin desestimar la denuncia, la violencia que l@s funcionari@s sienten en el establecimiento, no es gratuita y habla de falencias en el trabajo de convivencia, y de espacios de reflexión necesarios para todos los estamentos del liceo. Pero en la negación del diálogo también está la negación del problema, que preocupa a los apoderad@s en cuanto se cuestiona la seguridad del lugar en que nuestr@s hij@s se desenvuelven y quienes debieran estar a cargo de ella.

En la construcción de un espacio seguro para toda la comunidad, especialmente uno dedicado a la enseñanza, bajarle el perfil al llamado de alerta de l@s estudiantes, fijándose en la forma y no en el fondo, habla de una política de criminalización del movimiento social, que no es nuevo en la historia popular chilena, pero no por ello debe dejar de apuntarse como algo a solucionar en espacios de diálogo y de denunciar cuando ocurra.

Con las elecciones del consejo constitucional ad portas, y siendo el liceo lugar de votación y del colegio escrutador, la comunidad educativa esperaba solucionar el conflicto antes de que las fuerzas armadas tomaran control del liceo. Fueron tres semanas intensas de movilización, donde finalmente la bajada de la toma se logra un día antes de que los milicos se hicieran cargo del liceo, en donde la institución hace una llamada a apoderadas de la asamblea, que estuvieron siempre cerquita de las estudiantes, quienes pudieron hacer puente para que los altos cargos se reunieran con l@s chic@s, y se llegara a un acuerdo.

Casi como una anécdota, como apoderad@s organizad@s en torno a la toma, nos preocupaba que el liceo se entregara en buenas condiciones y que hubiera constancia de ello, sabiendo que en otras experiencias a lo primero que han apuntado para descreditar la movilización, es el estado en que queda la infraestructura. Mientras l@s estudiantes limpiaban y ordenaban todo, llegaron inspectores municipales para revisar que el establecimiento cumpliera con los requisitos como local de votación, dejando en acta que no había problemas en el liceo, y para quienes estábamos sudando, una gran sensación de alivio.

La vuelta a la “normalidad” ha sido mucho más intensa que la misma toma, con los lazos de confianza quebrados, las heridas de cada parte salen a la luz con facilidad. Y como Asamblea de Apoderad@s, nos ha tocado doble labor para que se cumplan los acuerdos, que no pasen a llevar a nadie, que nos podamos seguir organizando, cuando nosotr@s también hemos perdido la confianza y, aun así, enviar a nuestr@s hij@s al liceo.

Y lidiando con el grueso de nuestro estamento que decidió no participar, pero que ahora exige que se retome la normalidad, que vuelvan las clases, que se tomen pruebas, que se apliquen sanciones. Así como en medio de la toma pregonaban en los chat que había que sacar a esos “delincuentes que no quieren estudiar” con los pacos o casi con brigadas paramilitares, o no dudaron en postear fotos falsas de casilleros rotos para culpar a l@s estudiantes movilizad@s. Pero cuando hay que organizarse y efectivamente echarse pega al hombro, desaparecen en el silencio.

En la Asamblea de Apoderad@s terminé conociendo a un grupo de mujeres bakanas, que se la han jugado el todo por el todo para resguardar el espacio de sus hij@s y de tod@s l@s hij@s. Sacándole horas al trabajo formal, investigando, yendo a reuniones, conectadas por Meet hasta que no damos más, sin dejar de ser cuidadoras, hemos ido construyendo una comunidad que nos sostiene cuando parece que aún no podemos bajarnos de la ola. No es de extrañar que más del 90% del estamento de apoderad@s son mamás.

La toma del liceo fue la punta del iceberg de problemas de fondo, que gracias a la movilización de l@s estudiantes hoy se pueden visibilizar e intentar crear condiciones para su solución. En el camino fuimos ganando poder-hacer, con errores y aciertos, pero en medio de tanto caos y estructura institucional, sentir que se construyen lazos, es la fuente de energía para quienes hemos decidido hacer las cosas a pulso.

Dejar una Respuesta

Otras columnas