Austericidio en tiempos del Covid-19
A Dana, a Rodro, a Hermes
-Mejor venga la próxima semana, ahorita no tenemos, no podemos surtirle la receta -dijo como tantas otras veces el encargado de abasto de medicamentos para cáncer del Centro Médico Nacional Siglo XXI. El hombre recomendó al consternado padre de familia que estuviera hablando a la farmacia para ver cuándo llegan los medicamentos y que su hijo pueda continuar su protocolo.
Palabras más, palabras menos, esto mismo se repitió y se repite en el Hospital Infantil de México Federico Gómez, en el Hospital del Niño Poblano, en el Pediátrico de Veracruz, en el Regional Presidente Juárez del ISSSTE en Oaxaca. También en Yucatán, Baja California, Edo. Mex., Jalisco, Guerrero, Ciudad de México…
Desde octubre del 2018 el gobierno de Peña Nieto negaba que faltaran medicamentos oncológicos. Esto se fue agudizando en los primeros meses del mandato de López Obrador. A fines de agosto del 2019 las protestas de padres de niños con cáncer se dejaron ver y sentir en aeropuertos, terminales de autobuses e importantes arterias urbanas. Desde el gobierno se culpó a la corrupción y, en algunos casos, se ofreció medicamentos alternos.
El 7 de enero de este 2020, “los papás” acudieron a Palacio Nacional antes del amanecer, antes de la conferencia de prensa matutina. Muy, muy fría la mañana. Algunos traían chamarra, los más se pusieron varios suéteres encima. Hablan y sale vaho de sus bocas; sale la viruta de la palabra que exige ser escuchada y atendida. Protestan por la falta de medicamentos para sus hijos. Subrayan que la salud es un derecho humano. “No atender a los enfermos de cáncer, no proporcionarles los medicamentos necesarios, en las cantidades adecuadas, en los tiempos correctos más que “Negligencia” es un crimen de lesa humanidad.” “El cáncer no es burocrático, no tiene palabra de honor. Cada día sin medicamento, el cáncer crece, se propaga más.” Son muchas las voces, mucha la indignación.
En cartulinas blancas se lee: “La negligencia es tan o más peligrosa que la corrupción!”, “¡No al desabasto en medicamentos!”, “1968-2020, seguimos en la lucha, nadie nos compra, nadie nos mueve. Comité 68”, “¿No que el pueblo es primero? AMLO garantiza el abasto de medicamentos”.
Israel Rivas, representante de los padres de familia de niños enfermos de cáncer, es chiapaneco, irónico y muy rápido para subir a redes los videos de las protestas. En un parpadeo viraliza la información.
Su celular no para de sonar. Le llegan mensajes de los cuatro puntos cardinales: que no hay Doxorrubiciba, que lo que comenzó chiquito y curable ahora es un cáncer metastásico, que la reunión del martes, programada en la Secretaría de Gobernación, se adelanta al lunes, que no: que ya se rompió el “diálogo”, que se suman los papás de Coatzacoalcos y los del Hospital Adolfo López Mateos, que en el primero hay un desabasto total de medicamentos y, en el segundo, “sólo” de quimioterapias. También le informan de desabastos intermitentes: los medicamentos llegan en cantidades insuficientes y se acaban a los pocos días; que de la pura preocupación el papá de una niña volvió a enfermarse de salmonelosis, que se está fraguando una protesta en la Organización Panamericana de la Salud en México para presionar al gobierno y al mismo tiempo pedir ayuda internacional. Israel responde mensajes, toma llamadas, filma una escena y la sube a las redes. Está en todo porque para él y su esposa, su hija Dana es todo.
El poeta David Roura, integrante del Comité 68, padre de Rodrigo quien padece cáncer de pulmón, declara: “Ahora luchamos contra dos cosas: contra el cáncer de nuestros hijos y contra el cáncer de la burocracia y la ceguera de un gobierno demagógico. La salud es un derecho humano. No es posible que un gobierno que se dice popular sea tan insensible con el pueblo. Da vergüenza ir a los hospitales de Salubridad, ISSSTE o del IMSS y ver cómo tratan a los enfermos: El primer contacto es con policías de muy baja estofa. Ellos determinan si puede uno pasar o no. Tienen a los familiares afuera de los hospitales y a los enfermos en sillas de ruedas o parados recibiendo los sueros porque no hay camas. Es increíble que alguien hable de transformación cuando el sistema de salud no ha sido tocado para nada.”
Con ellos está, solidaria siempre, Ana Ignacia Rodríguez, La Nacha, líder del movimiento estudiantil de 1968, incansable defensora de derechos humanos. Con ellos están también Pedro Rosas y dos señoras, bien adentradas en la tercera edad, que no han recibido la ayuda a adultos mayores.
Esperanza Paz tiene un nombre muy bonito. Su hijo Hermes Soto Paz, de cinco años, es tratado por un tumor rabdomiosarcoma alvear en antebrazo izquierdo con metástasis ganglionar en axila. Formaban parte del Seguro Popular que contaba con un Fondo de Gastos Catastróficos. Pero a ese Fondo se le retiró más de 40 mil millones de pesos para la creación del Instituto de Salud para el Bienestar, Insabi.
Esperanza se pregunta: ¿Qué va a pasar con las quimioterapias? Después de las quimios bajan las defensas de los niños. Se hace indispensable la aplicación de un medicamento, una especie de vacuna que también era cubierta por el Fondo de Gastos Catastróficos. Cada una cuesta $16,000.00 pesos y se necesita la aplicación de diez después de cada quimioterapia. Y Esperanza Paz pregunta: “¿De dónde saco yo $160,000.00 pesos cada mes nada más para esa parte del tratamiento de mi hijo?”
Ni Andrés Manuel López Obrador, con su sueldo de presidente de los Estados Unidos Mexicanos, lo puede costear. Pero además hay los gastos fijos de cada familia: la renta, el gas, la comida, la luz…
-Desde hace poco más de un año llegas a Urgencias del Hospital Infantil Federico Gómez y no hay mascarillas de oxígeno, bueno ni papel en los baños, ni “sanitas”. Ves a las mamás bajarle la fiebre a nuestros hijos con fomentos de agua porque no hay ni paracetamol. ¿Cómo es posible que en un hospital de tercer nivel no haya ese tipo de medicamentos? -inquiere Esperanza Paz.
Unos días después de la entrada en vigor del Instituto de Salud para el Bienestar, Juan Antonio Ferrer, su director, reconoció que el organismo arrancó con un déficit heredado de 103 mil médicos, 70 mil especialistas y 250 mil enfermeras en todo el país y con 300 clínicas y hospitales abandonados…
En noviembre del año pasado, mientras Jorge Alcocer, Secretario de Salud, les decía a los “papás” que no protestaran, que se fueran a su casa y que no se preocuparan por nada, la legisladora Geovanna Bañuelos de la Torre del Partido del Trabajo los trató de chantajistas, manipuladores y violentos. La senadora de Morena Gricelda Valencia de la Mora afirmó que los “papás” no tienen hijos con cáncer, que son farsantes, golpeadores a sueldo del PAN para bloquear los accesos al Senado de la República. Por su parte, la senadora Martha Cecilia Márquez Alvarado del PAN pidió se lea abriera la puerta del Senado para escucharlos.
A finales de enero los padres de niños con cáncer se unieron a la Marcha por la Verdad, la Justicia y la Paz que encabezaron el poeta Javier Sicilia e integrantes de la familia LeBaron. Marchaba también el tantas veces enlutado gremio periodístico, familiares de desaparecidos en Ayotzinapa y en todo el país, colectivos que piden se haga justicia por los feminicidos cotidianos. A todos los insultaron, a todos los abuchearon. Los llamaron traidores y vendidos. Los papás de niños con cáncer optaron por el silencio con tal de no caer en provocaciones.
Unos meses atrás, ante el desabasto de Metrotexate, el Secretario de Salud, Dr. Alcocer Varela, dijo que ese medicamento no era indispensable, que se podía sustituir. Los oncólogos pegaron el grito en el cielo: el Metrotexate constituye el 85 % del protocolo para combatir la leucemia…
El quehacer periodístico de Israel Rivas lo lleva a analizar situaciones que vistas juntas le dan otro sentido al desabasto de medicamentos: están los recortes presupuestales a hospitales de tercer nivel, al propio Instituto Nacional de Cancerología, el destinar los recursos para gastos catastróficos para crear el Insabi y, aunado a eso, a la idea que la atención a enfermedades como el cáncer “sale muy caro” esgrimida por la funcionaria de la Secretaria de Salud, Asa Christina Laurell. Así encontramos una probable explicación al Austericidio…
Tanto Rivas como Paz reconocen, agradecidos, que los Doctores Luis Enrique Juárez Villegas, Director de Oncología del Hospital Infantil Federico Gómez y el Doctor Pablo Lezama del Valle, Jefe del servicio de cirugía oncológica, llevan su profesionalismo mucho más allá: “Si no fuera por ellos, no sabemos qué sería del hospital. Ellos se mueven y buscan los medicamentos por medio de fundaciones. Están muy comprometidos con nuestros hijos”.
A principios de marzo la Asociación Mexicana de Oncólogos y Hematólogos Pediatras pidió el apoyo de las autoridades para atender responsablemente a “nuestros niños y adolescentes con cáncer”. Recalcan la necesidad de un plan estratégico para atenderlos.
Un meme titulado “Algo no está bien” recoge dos declaraciones de López Obrador. Dos maneras de ver las cosas. “Mujeres y niños con cáncer son grupos de choque de nuestros adversarios” seguida de: “Los delincuentes y narcos son seres humanos y merecen respeto”.
El pasado 10 de marzo llegaron medicamentos. Se compraron en el extranjero a menor precio. El gobierno ahorró 5%. Puso en riesgo la vida de los niños con cáncer por un ahorro austericida de 5%. El 20 de marzo, cuando se inició el aislamiento social a punta de: “Quédate en casa”, David Roura informó: “Otra vez no hubo medicamentos. El presupuesto se aplica al 100% a sus proyectos. El Tren Maya correrá sobre rieles y durmientes fabricados con el ahorro en el gasto de medicamentos de tumores cancerígenos”.
Entretanto se pide a los padres de niños con cáncer que extremen precauciones pues esta enfermedad deprime al sistema inmunológico y las quimioterapias disminuyen dramáticamente las defensas por lo que corren más riesgo.
Diez días después surge una pregunta. López Obrador había saludado de mano a la mamá del Chapo Guzmán y dado acuse de recibo de una carta. Los papás de niños con cáncer no han sido atendidos, vamos, ni escuchados por el presidente aunque han solicitado audiencia y su carta enviada al primer mandatario sigue sin respuesta.
Hoy por hoy en nuestro país la situación de los niños con cáncer se torna más difícil: Los donadores de sangre y de plaquetas prácticamente no salen de sus casas. Los bancos de sangre de los hospitales se están quedando sin reservas. A la voz de “Mi vida corre por tus venas ¡Dona sangre!” niños oncológicos hacen un llamado a la población. Las transfusiones, sobre todo en las primeras etapas de la enfermedad, son tan necesarias como los medicamentos.
-La quimioterapia barre con lo malo y con lo bueno -explica Israel Rivas, hijo de médico, hermano de doctora. -Frecuentemente a los niños se les tiene que reponer mediante transfusiones de sangre o de hemoglobina o de plaquetas. Dependiendo del tipo de cáncer es la frecuencia de las quimioterapias. Para un paciente con leucemia linfoblástica aguda son cada semana. Durante 120 semanas después de la remisión, pues es uno de los cánceres más agresivos que hay. Si cada semana tiene que acudir al hospital, esto le representa un riesgo mayor de contagio de enfermedades. Con la pandemia del Corona virus estamos sumamente preocupados.
Todo parece indicar que el Austericidio no se da por falta de dinero. El pasado viernes 17 de abril, el periódico Reforma desplegó a ocho columnas la noticia “Derrocha AMLO 511mdp en estadio. Gasto es equivalente a 472 mil trajes médicos antivirus, revela senador”.
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Beatriz Zalce
Premio Nacional de Periodismo por su labor cultural en Desinformémonos. Catedrática de la Escuela de Periodismo Carlos Septién y de la Facultad de Estudios Superiores de la UNAM.
Que buen recuento! Joan es un gran personaje…