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Verónica Villa Arias

Vacunas, variantes, inmunidad, regulaciones. Una carrera perdida

Trabajadores de la salud empujan una camilla con un paciente de Covid en la carretera transamazónica, en Miritituba, Brasil. No pasan las ambulancias, pero sí los contenedores llenos de soya para exportación. | NUMTEM Noticias, Brasil, 14 de febrero.

Virus vs sistema inmunológico. En los últimos tres meses aparecieron numerosas variantes del Covid-19 que son entre 30 y 70 por ciento más contagiosas que el virus de Wuhan. Desde que se identificó, el viejo Covid 19 se ha duplicado cada cuarenta días y las variantes cada diez días. Eso significa que la multiplicación del virus viejo, junto con la velocidad de aparición de las nuevas cepas, puede anular cualquier campaña de vacunación, explica el periodista canadiense Andrew Nikiforuk.1

Las variantes aparecieron en lugares muy asolados por la pandemia como Reino Unido, Brasil, Sudáfrica y California. Estas variantes no son la tercera ola, sino que representan directamente una nueva pandemia, pues se están esparciendo velozmente al resto del mundo.

Cada vez más estudios muestran que las vacunas no pueden impedir la transmisión. Y también que cada vez hay más personas que tuvieron Covid y su propia inmunidad les duró muy poco y se volvieron a enfermar. Por eso comienza a descartarse la idea de que se pueda lograr en algún momento “inmunidad de rebaño”, ya sea por contagios masivos o por vacunación masiva.2

La carrera entre SARS CoV-2 y el sistema inmunológico humano se cierra cada vez más, especialmente por la capacidad que tienen los coronavirus de burlar el sistema inmunológico y reproducirse velozmente sin aviso alguno. Aunque el Covid original casi no regresa a los organismos que lo atajaron y crearon defensas, resulta que las mutaciones burlan el reconocimiento que los anticuerpos humanos habían desarrollado, así que quedamos obligados a comenzar casi desde cero a construir una defensa. Los mutantes que persisten y continúan reproduciéndose son particularmente expertos en engañar al sistema inmunológico.3

Injusticia y desigualdad contra campañas de vacunación.Según la Organización Mundial de la Salud, más del 50 por ciento de todas las vacunas del mundo se pierde cada año por falta de capacidad logística para aplicarlas, especialmente por la famosa “cadena de refrigeración” necesaria para mantener estables los compuestos.4 En un caso ilustrativo, la encargada de la fuerza de trabajo contra Covid-19 en Indonesia explica que en su país, la vacuna Pfizer ya se descartó como opción viable porque se echaría a perder al intentar distribuirla a 270 millones de habitantes que viven en más de 17 mil islas.

Las dos vacunas con más porcentaje de efectividad, Pfizer y Moderna, requieren refrigeración que la mitad del mundo no puede pagar. Son vacunas muy sofisticadas y difíciles de manejar, que además están perdiendo efectividad contra la variante del Covid encontrada en Sudáfrica, reporta el New York Times el 25 de enero. Prácticamente no hay esfuerzos por producir vacunas accesibles para todo mundo, que usen los canales de distribución disponibles, que tengan flexibilidad ante las diversas condiciones sociales, políticas o geográficas donde vive la mayoría de la gente.

Más allá de la electricidad para los refrigeradores, en infinidad de comunidades rurales, barrios urbanos, pueblos indígenas de selvas y montañas, tal vez no haya caminos, mucho menos aeropuertos. Y si los hay, no funcionan todo el tiempo por razones de clima, razones políticas o disturbios civiles.

La escasez también la está creando la industria farmacéutica, porque sus corporaciones se niegan a compartir el conocimiento y procedimientos para la producción de vacunas, dice la doctora Fátima Hassan que encabeza la Iniciativa para la Justicia en la Salud, en Sudáfrica.5 La escasez de materiales y vacunas es un problema global, no se están cumpliendo los acuerdos comerciales de entrega de dosis porque las compañías líderes quisieron hacer el negocio solas y no accedieron a dar licencias o subcontratar a más laboratorios e instituciones para hacer frente a la enorme demanda.

La carrera por las regulaciones y autorizaciones.Como el Covid original sigue cuadruplicándose y las variantes aparecen sin cesar, las “autorizaciones de emergencia” están a la orden del día. Se da luz verde a vacunas que con un mínimo de criterios cumplidos pueden evitar varias fases de experimentación. Entre más personas se contagien, las posibilidades de nuevas variantes de virus aumentan, y éste es el argumento principal para las “autorizaciones de emergencia”. El reto en este esquema es inocular tantas personas como sea posible para evitar que el Covid evolucione a formas más amenazantes, pero comparativamente casi nadie en la mayoría de los países del planeta se ha vacunado. El acaparamiento por parte de países ricos (10 países han apartado por lo bajo el 75 por ciento de las dosis) ya puso a muchas naciones en espera hasta 2022 para acceder a cualquiera de las vacunas.

Los científicos nos dicen fríamente que “todo es objeto de estudio”, que sólo el tiempo probará la efectividad de las vacunas, que no hay forma de predecir quién responderá bien o mal a cualquiera de las vacunas contra el Covid-19. Y sin embargo también nos dicen que no hay tiempo, que los virus mutantes podrían ganarle a nuestros cuerpos, que hay que arriesgarnos a usar tratamientos que no cumplieron todas sus fases de prueba.

La carrera perdida. Las acciones sobre la pandemia, las vacunas, las mutaciones de virus, provienen de una perspectiva científica y técnica que no considera otras formas de revertir los contagios. Al contrario, en los medios masivos de comunicación se critican directamente la homeopatía, los tés de hierbas que por milenios nos han curado, la creatividad comunitaria para cuidar la salud mediante modos que no pasan por los hospitales o laboratorios, la evidencia concreta que registran miles de colectivos que están experimentando en carne propia cómo enfrentar la enfermedad sin recursos institucionales o corporativos.

El sistema inmunológico y las variantes del virus compiten, las campañas de vacunación y las injusticias económicas y sociales compiten, las corporaciones, los ricos y la precaución compiten, sin mencionar que la muerte y los hospitales también compiten.

Insistamos en que la pandemia no es un problema médico, sino de destrucción de la naturaleza, manipulación de los cultivos de plantas y animales, alimentación destruida, desmantelamiento del bienestar social, desprecio por los saberes locales, trabajos indignos. A la luz de estas noticias, y en medio de la campaña de vacunación nacional y global, es vital buscar otras rutas donde la relación entre virus y humanos se plantee en otros términos. Centrarse en una vacuna, en una logística, en la posibilidad de compra, parece desde ya una carrera perdida.

1 Andrew Nikiforuk, , “The virus changed. Now we must get to zero or face catastrophe”, en The Tyee, 21 de enero de 2021, https://thetyee.ca/Analysis/2021/01/28/Virus-Changed-Get-To-Zero-Face-Catastrophe/

2 Zaria Gorvett, “Can you still transmit Covid 19 after vaccination?” en BBC.com, 3 de febrero de 2021. https://www.bbc.com/future/article/20210203-why-vaccinated-people-may-still-be-able-to-spread-covid-19

3 Mathías Barsch, “Can we stop a supercoronavirus?” en Spiegel International, 19 de enero de 2021, https://www.spiegel.de/international/world/can-germany-stop-the-new-supervirus-a-e9ffc207-0015-4330-8361-b306f6053e15

4 “Over half of vaccines are wasted globally for these simple reasons”, Foro Económico Mundial, 24 de julio de 2018, https://www.weforum.org/agenda/2018/07/the-biggest-hurdle-to-universal-vaccination-might-just-be-a-fridge

5 Tebadi Mmotla, “The scarcity and expense of Covid -19 vaccines”, en New Frame, 3 de febrero de 2021. https://www.newframe.com/the-scarcity-and-expense-of-covid-19-vaccines/

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