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Verónica Villa

Soberanía alimentaria, comunicación y Palestina

Foto: sitio web de AGC: www.agrowingcultre.org

Destruir la producción de alimentos es una táctica que los colonizadores han utilizado históricamente para erradicar culturas y fabricar dependencia. Alimentación, territorios y libertad van juntos, como lo sabe el colectivo de comunicadores A Growing Culture. AGC produce información y herramientas al servicio de las resistencias campesinas de todo el planeta. Entienden que la atención de la gente es el nuevo campo de batalla y se lanzan con todo para sumar a los más posibles a la lucha por la soberanía alimentaria.

Esta es una explicación profunda, punzante y veloz de AGC sobre el genocidio del pueblo palestino.

Robo de tierras

Desde su inicio, Israel acaparó más del 85 por ciento de la tierra que históricamente perteneció a la gente de Palestina. Durante la Nakba (el éxodo de los pueblos palestinos debido a la creación del estado de Israel, en 1948) fueron destruidas más de 700 mil comunidades palestinas. Desde entonces, Israel ha construido asentamientos y zonas militares separando a los palestinos y palestinas de su tierra. En 60 por ciento de la ribera occidental, lo que conocemos como Cisjordania, campesinas y campesinos necesitan pedir permiso para cultivar. Permisos que frecuentemente son revocados por las autoridades de Israel.

La autoridad de Israel distorsiona una ley que viene desde la época otomana, diseñada para promover la agricultura asignando tierras de barbecho a quienes quieran cultivarlas. Manipulando esta ley, Israel destruye parcelas palestinas y bosques para confiscar tierras. Esta estrategia ha derivado en la expropiación de aproximadamente 40 por ciento de la ribera occidental del río Jordán (Información de la Oficina Central de Estadísticas sobre Palestina de Naciones Unidas).

Separar a las comunidades de sus aguas

La construcción del muro en Cisjordania ha cortado el acceso a las fuentes tradicionales de agua al 95 por ciento de la gente de Palestina, que tienen que consumir agua controlada por corporaciones israelíes. Israel niega a palestinas y palestinos acceso al río Jordán y controla más del 85 por ciento de las reservas de agua en la ribera occidental. Los asentamientos israelíes consumen en promedio seis veces más agua que las comunidades palestinas.

Ya desde antes del asedio a Gaza después del 7 de octubre de 2023, más del 90 por ciento del agua de Gaza ya era imposible de beber debido a la destrucción sistemática de la infraestructura que ha hecho Israel. Más de dos millones de habitantes de Gaza sufrían de escasez permanente de agua antes de octubre de 2023. La única fuente de agua en Gaza es un acuífero contaminado por aguas residuales, químicos y agua marina. La agricultura Palestina depende mucho de la irrigación, y la crisis del agua aumenta la dependencia de ayuda alimentaria e importaciones de comida (Información de Al Jazeera, Amnistía Internacional y The Guardian).

Destrucción de la agricultura

Más del 70 por ciento de palestinas y palestinos subsistieron del campo antes de la colonización israelita en 1948. En 1967, la producción agrícola de Palestina rivalizaba con la de Israel. Los campesinos en Cisjordania producían tanto como para exportar el 80 por ciento de sus vegetales y 45 por ciento de sus frutas.

En 1985, el ministro de defensa de Israel, Yitzhak Rabin declaró: “El gobierno de Israel no desarrollará los territorios ocupados y no habrá permisos para expandir la agricultura o la industria que puedan ser competencia para el Estado de Israel”. Como resultado de esta política, la contribución al Producto Interno Bruto de la agricultura Palestina cayó del 28 por ciento en 1993, al 4.8 en 1993 y al 2.6 en 2018. Desde 2007, más del 77 por ciento de los residentes de Gaza dependen de la ayuda alimentaria (Información de McMaster University and Econometric Research Limited, Intituto de Investigación Aplicadada de Jerusalem, OIT, GRAIN).

La dieta de la muerte

Desde 2008, la ocupación por parte de Israel estableció un sistema de “conteo de calorías” diseñado para restringir el consumo de la gente de Gaza a niveles apenas por encima del límite de la hambruna. Dov Weisglass, consejero del antiguo Primer Ministro israelí Ehud Olmert explicó que “la idea es poner a los palestinos a dieta pero que no se mueran de hambre”.

En 2022, Naciones Unidas informó que más del 64 por ciento de los habitantes de Gaza estaban sometidos a inseguridad alimentaria, de severa a moderada. Muchos niños que han vivido toda su vida bajo la ocupación padecen de retraso en el desarrollo, insuficiencia renal, desnutrición, malnutrición, anemia y deficiencia de micronutrientes. Hoy, todo Gaza padece inseguridad alimentaria severa (Información de Naciones Unidas).

Arrancar de raíz los árboles

La producción de aceitunas es central en la cultura y la economía de Palestina. En la ribera occidental del Jordán y en la franja de Gaza, 45 por ciento de la tierra agrícola se cubre con olivos, con lo que sobreviven más de 100 mil familias. Desde el año 2000, fuerzas israelíes arrancaron de raíz más de tres millones de árboles. Más del 70 por ciento de los árboles destrozados en Cisjordania eran olivos.

Israel rocía pesticidas y herbicidas rutinariamente y arroja desechos peligrosos en los territorios palestinos. Se enfoca en los huertos y busca degradar los suelos y contaminar el agua, de modo que la agricultura sea inviable (Información de Naciones Unidas, Al Jazeera, Reliefweb, +972 Magazine).

Bloquear las vidas de palestinas y palestinos

En 2007, Israel convirtió Gaza en una prisión a cielo abierto al imponer bloqueo a las exportaciones e importaciones, restringir el acceso a comida, semillas, insumos agrícolas y combustibles. Al mismo tiempo, ha ido aumentando el flujo de bienes israelíes de bajo costo hacia Palestina, lo cual destruye las frágiles economías de los productores locales. Las exportaciones de Palestina, por otro lado, se han vuelto súper costosas debido a los requisitos comerciales, establecidos desde Israel, en las fronteras y aduanas. Como resultado del bloqueo, las sanciones y restricciones, Israel controla más del 58 por ciento de las importaciones palestinas y 86 por ciento de sus exportaciones.

Israel también ha restringido la pesca a una distancia de 11 kilómetros desde la costa, cortando a palestinas y palestinos el acceso a las mejores aguas, intimidando o asesinando a pescadores y confiscando sus barcos y equipos (Información de International Trade Administration, Oficina Central de Estadísticas sobre Palestina de Naciones Unidas y Grassroots International).

El genocidio actual de los pueblos palestinos se reporta como respuesta a lo que ocurrió el 7 de octubre. Este discurso oculta la realidad de que palestinas y palestinos han vivido en un colonialismo de Estado brutal hace más de 75 años, explica A Growing Culture. Los 30 mil muertos son sólo la superficie de la violencia que sufren. Miles más siguen muriendo por hambre, falta de agua, de atención médica y otras formas de violencia desatadas desde la Nakba. La Nakba es un proceso continuo que busca eliminar al pueblo palestino de la faz de la Tierra arrancándole sus territorios, sus derechos y su soberanía.

La destrucción de la alimentación y los sistemas agrícolas es una táctica muy usada por los colonizadores para exterminar pueblos y culturas. Comunidades en todo el mundo saben esto muy bien. Lo que ocurre en Palestina es aterradoramente familiar entre pueblos indígenas y campesinos de América Latina, barrios urbanos, y todos quienes resisten la opresión sistémica. La liberación de Palestina es la liberación del mundo.

Tomado del Instagram de A Growing Culture.

Sitio web:  https://www.agrowingculture.org/

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