DESconstrucciones

Fernando Híjar

Peteneras

DESconstrucciones (XVI)

Tercera parte

Sirena, máscara de madera policromada de Guerrero. Tomada del libro «Iconografía de la sirena mexicana»

Para Gonzalo Camacho, investigador de las culturas musicales. Gonzalo ha logrado, en base a un trabajo comprometido y riguroso, renovar e imprimirle nuevos aires al discurso de la etnomusicología mexicana

La sirena está encantada / porque desobedeció / nomás por una bañada / que en jueves santo se dio / y en la semana sagrada

La sirena de la mar /me dicen que es muy bonita / yo la quisiera encontrar y besarle su boquita / pero como es animal / no se puede naditita

Una vez yo me embarqué / y en una barquita inglés / al pasar por Alemania / me dijo un sabio francés / que en costa americana / ya alumbraba el sol al revés

Estando yo recostado / en lo fresco de la arena / oí la voz de un pescado / que le dijo a la sirena / qué trabajos he pasado / por amar a una morena

Tiró el anzuelo cupido / pa’ pescar a la sirena / pero ahí le salió filo / se le revolvió en la arena / sólo pescó un cocodrilo / que era tío de la ballena

Ese tío de la ballena / era primo de un lagarto / pariente de la sirena / y era un cocodrilo zarco / lo conocí en Agua Buena / y era capitán de un barco

Algunas coplas de La petenera huasteca

Para iniciar tenemos que ubicar de manera correcta la región de la Huasteca. Algunos sectores de la sociedad tienen la idea equivocada, producto de un desconocimiento de nuestra geografía, de que existen sólo tres huastecas. Y muchos se remiten inconscientemente a la película Los tres huastecos (Ismael Rodríguez, 1948; música de Raúl Lavista y Nacho García) en donde Pedro Infante interpreta 3 papeles distintos: Lorenzo, el tamaulipeco, ateo y buscapleitos; Juan de Dios, el potosino, cura y conciliador y Víctor, el veracruzano, honorable soldado. Un maestro de secundaria, que tuve a mediados de los sesenta, decía que el cine mexicano nos daba una idea chabacana de la historia. En realidad la gran o macro región de las huastecas, abarca siete estados: Veracruz, Tamaulipas, San Luis Potosí, Puebla, Hidalgo, Querétaro y Guanajuato (algunos “no creen” que estos dos últimos la integren, para los incrédulos les recomiendo que visiten La Sierra Gorda), esta comparte elementos similares, entre los estados que la integran, en lo económico, climático, lingüístico, histórico y, sobre todo, en lo cultural; la música es uno de los rasgos más sobresalientes: el son huasteco y, en algunos lugares, el huapango arribeño. Las huastecas rompen con las ideas retrógradas de las fronteras político administrativas propias de los Estados “modernos y centralistas” que impiden una identidad regional y una sana autonomía de sus habitantes, pero a pesar de lo anterior los huastecos se las han ingeniado para mantener enlaces comunitarios; a nivel de la lucha social esto es constatable. Una sobresaliente iniciativa, en el plano cultural, fue El Programa de Desarrollo Cultural de la Huasteca, de la Dirección General de Vinculación Cultural del antiguo CNCA que dirigieron, entre otros, Armando Herrera y Amparo Sevilla. Este programa ayudó a romper falsos límites y demostró que el diálogo cultural es posible y necesario. Y para ser precisos el diálogo intercultural se logra, de manera cotidiana, entre los diversos pueblos originarios de México.

Sones de la tierra y sones compartidos

Los sones de la tierra, expresiones musicales de las poblaciones subalternas (ya profundizaremos sobre este concepto de origen gramsciano, al aplicarlo a la música, y de los planteamientos de Guillermo Bonfil, en especial la gestación del concepto control cultural, fundamental para entender lo que sucede en la actualidad en relación al vilipendiado patrimonio cultural y las invasivas declaratorias patrimoniales que restan la capacidad de decisión de las comunidades sobre sus propias manifestaciones culturales, ya que pasan a manos oficiales o privadas el destino del patrimonio comunitario), fueron nombrados así por la administración colonial, en la segunda mitad del siglo XVII, para distinguirlos de las músicas y danzas españolas. Con esto no sólo buscaban reducirlos a manifestaciones secundarias y, de este modo, minimizarlas, sino que reflejaban el inherente racismo y exclusión por parte de los europeos.

La música popular, en las tierras colonizadas, fueron en definitiva los Sones de la tierra (les llamaban sonecitos, aún hoy connotados conocedores los nombran así, para empequeñecer su creciente presencia en la sociedad novohispana). En los tiempos que corren el son mexicano está cimentado por una diversidad de géneros regionales que son los descendientes de los contraculturales (la contracultura musical nació unos tres siglos antes que el rock) Sones de la tierra; como sabemos muchos de estos sones fueron prohibidos por la iglesia y la archicorrupta administración colonial.

Para el investigador Antonio García de León en su texto del disco Sones compartidos (Dirección General de Vinculación Cultural del CONACULTA, 2008) esta situación, descrita en párrafos anteriores, resultó contraproducente ya que “se volvió después uno de los elementos más dinámicos y asumidos como propios por una cultura criolla que se abría paso contra el autoritarismo colonial”. Más adelante agrega el también músico y musicólogo (autor del imprescindible libro El mar de los deseos. EL Caribe Afroandaluz, historia y contrapunto) sobre los sones de la tierra:

Dotados de instrumentos de cuerda elaborados en sus lugares de origen y provistos de todos los elementos de la cultura popular de los criollos y de las castas de mestizos y mulatos, estos sones terminaron refugiándose en el medio rural y constituyéndose en una de las expresiones culturales del mundo campesino, en donde aun se mantenían algunos rasgos distintivos de las diversas músicas indígenas de cada región. En este aislamiento se diversifican aun más como géneros musicales. Así surgieron los sones de la Huasteca…

García de León afirma que las peteneras, malagueñas y otros sones fueron en definitiva “el repertorio original de aquellos sones de la tierra”.

Para finiquitar este punto, el disco mencionado abarca ejemplos musicales de tres regiones: Huasteca, Sotavento y Tierra Caliente. Y aclara García de León, en su escrito, lo que caracteriza a los sones compartidos:

Esta compilación de tres regiones contrastadas, separadas entre sí, y que sin embargo mantienen la rítmica básica y un repertorio compartido de nombres, temas y coplas.

Las tierras del caimán y la sirena

Orlando Ortiz, autor del libro Crónicas de las huastecas: en las tierras del caimán y la sirena (Conaculta, 1995) no duda en titular su libro así, debido al papel dominante de “estos seres” en el imaginario popular, el cual se manifiesta de manera clara, en el caso de la sirena, en los sones de la petenera.

En la Revista de Literaturas Populares, en el año 2013, la investigadora Gloria Libertad Juárez San Juan, publica un destacado ensayo titulado La sirena de la mar, me dicen que es muy bonita: La petenera huasteca. En dicho trabajo plantea varios aspectos sobre el referido son. En un primer momento enumera varios registros y trabajos, dos ejemplos: El Cancionero Folclórico de México nos habla de cuatro peteneras, “un son jarocho; son de las costas Chica de Guerrero y Oaxaca y Grande de Guerrero; canción lírica istmeña de Oaxaca y la petenera huasteca conocida como La sirena”. Sobre esta última El cancionero documentó 78 coplas; otras fuentes que maneja la autora, nos hablan de 360 coplas (191 originales y 169 variantes ya sea en forma de cuartetas, quintillas y sextillas, principalmente). También, nos dice que el connotado conocedor Vicente T. Mendoza, registró ejemplos de coplas de peteneras en Jalisco, Tabasco, Guerrero, Veracruz y Yucatán, “aunque no da cuenta de una petenera huasteca”. Pues si, al mejor cazador se le va la liebre.

La investigadora cita a un importante número de investigadores realizando atinados comentarios de sus obras. Sobre el concepto, cantes de ida y vuelta, tan importante para entender la configuración de la petenera mexicana, Gloria Juárez, sintetiza así las ideas (con esto enriquecemos las propuestas mencionadas párrafos arriba) de García de León:

Algunos estilos musicales, entre ellos la malagueña, la petenera y el fandango, constituyen variantes dispersas de un género común del mundo de habla española y portuguesa (y pueden identificarse por sus formas poéticas específicas, dotaciones instrumentales, ritmos y cadencias) que en cierto momento fue conformado por una intensa comunidad vinculada al comercio. A dichos estilos musicales García de León los llama cantes de ida y vuelta, muchos de ellos tienen la particularidad de basarse en la cadencia andaluza.

Para llegar a un discurso más apegado a la “realidad” sobre los orígenes de la petenera, la investigadora plantea que “habrá que recurrir a una perspectiva musicológica que permita develar el misterio”. Y para sustentar sus dichos cita a Martín Gómez Ullarte (Las vueltas de la petenera. Breve reseña de un género musical transfronterizo, UAEH, 2009):

Las letras viajan entre los distintos géneros y estilos y se adaptan a ellos con mucho más velocidad que las músicas y ritmos, por eso es mejor analizar los elementos menos dinámicos, es decir, la composición melódica y su estructura armónica.

No estoy muy convencido que este análisis sea definitivo para probar la genealogía de un género sonoro. Como hemos visto, a lo largo de estas entregas, la “situación de la petenera” nos lleva a un “razonamiento multifactorial” (ahora está de moda este término) para entenderla en toda su extensión. Gloria Juárez llega a una conclusión, que se concatena con la anterior, ya que asevera que más “importante que el origen de las peteneras es su ulterior evolución”.

Para la investigadora, una de las características “más radicales de la petenera huasteca” es la inclusión de la figura de la sirena en sus letras y su “analogía implícita entre los términos petenera-sirena”. De este modo se pregunta: ¿Por qué el poeta huasteco le da tal importancia a este mitológico ser? ¿Qué lo lleva a utilizar el término petenera en el título del son?

Estas preguntas las va respondiendo con atinadas referencias históricas y, sobre todo, con los brillantes comentarios que desarrolla a partir de ejemplos de coplas de grabaciones de tríos huastecos:

El motivo de la sirena en la lírica huasteca se da, en ocasiones, rodeada de un áurea de misterio y erotismo; además, debido a los distintos significados atribuibles a la sirena, el sujeto poético tiende a explicar su particular conceptuación mítica del ser.

Veamos unos pocos ejemplos de las coplas que maneja, y con esto finalizamos esta parte:

En la inmensidad del mar / donde reina la ballena / es donde se oye cantar / con tristeza a la sirena / por no poderse trenzar

La sirena es muy hermosa / y la mujer nunca es fea / ¡Qué cosa maravillosa! / yo no niego que así sea / se me figura una diosa / y blanca como una oblea

La sirena es una hada / que divide las conciencias / en la tierra es ignorada / son muchas las apariencias / de esta mujer encantada

La petenera señores / es una mala mujer / quien pretenda sus amores / siempre habrá de padecer / desdichas y sin sabores

No solamente en el mar / las sirenas hacen cuna / en Atexca, Hidalgo, hay / en esa hermosa laguna / las han oído cantar / bajo la luz de la luna

Petenera es un son / que se canta en la Huasteca / lo digo de corazón / explorando su belleza / la tocan en mi región / y por toda la huasteca

Mi Huasteca es huapanguera / no se le puede negar / les canto la petenera / pa’ que puedan zapatear / La huazanga, El aguanieve, La levita y El caimán

En el transcurso de estas DESconstrucciones he acumulado valiosa información, por tal motivo nos vamos a la cuarta y última entrega.

Una aclaración y una despedida

Mi gran amiga (sonera, versadora, viajera y estudiosa de la música tradicional) Zarina Palafox me escribió para aclararme que gozan de buena salud y siguen tocando sus jaranas, dos de los integrantes de la proverbial agrupación (los mencioné en la primera de estas entregas) Son de Santiago, oriunda de los tuxtlas: don Ildefonso Medel cartuchito y don Juan Zapata.

A su vez me comunicó que Gloria Juárez se despidió de este mundo hace unos meses, por este motivo le solicité unas coplas de despedida para que la acompañaran en la incierta travesía. Estos son los versos:

Con su danza marinera / el mar azul se encrespó / y la espuma dejó fuera / a Gloria Juárez llamó / la voz de la petenera

Brillante la luna llena / dejó de narrar su historia / y comenzó una verbena / pues se fue siguiendo a Gloria / el canto de la sirena

Se escuchó hasta la ciudad / una mágica llamada / que se quedó a la mitad / pues la sirena encantada / llamó a Gloria Libertad

Fernando Híjar Sánchez

Promotor cultural, productor musical e investigador independiente. Uno de sus más sobresalientes fonogramas: Lienzos de viento (músicos zoques y mames en diálogo con Horacio Franco) obtuvo el Premio Patrimonio Musical de México, INAH 2012.

Una Respuesta a “La música de la xiuitl”

  1. Muy ilustrativa la Desconstruccion con respecto a Sonia Braga dejando al descubierto toda la carga sensual que pesar de sus setenta años todavía posee, creo haber visto la película Acuarios, me pareció muy emotiva, ademas que me incita para buscarla y verla nuevamente. Saludos mi buen Fer que como siempre hay algo motivador en tus Desconstrucciones. Abrazo Fuerte

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