DESconstrucciones

Fernando Híjar Sánchez

Doña Flor, Chico y Acuarius

 DESconstrucciones (XVII)

Foto tomada de internet

  Tercera y última parte

Para Rafa Mendoza, trovador sin par y conocedor a fondo de la música brasileña…

Ya en los estertores de la última dictadura argentina, (la cual duró siete años y meses, de 1976 a 1983, y fue comandada por una Junta Militar presidida por uno de los más sanguinarios generalotes: Jorge Rafael Videla. Estos despiadados milicos derrocaron al gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón, conocida como Isabelita, muy distinta a la afamada Evita. Por cierto, con la obsesión de borrar la historia, como han tratado de hacer todos los regímenes tiranos y plutocráticos a lo largo de la historia, Milei y sus secuaces, mandaron quitar el cuadro, en el Salón del Senado, de la enigmática peronista Evita Perón. Antes de este último golpe de estado, le precedieron cinco: 1930, 1943, 1955, 1962 y 1966. Con estos antecedentes de sucesos violentos, el pueblo argentino que se ha enfrentado al autoritarismo de diferentes calañas, de nuevo saldrá adelante, más temprano que tarde, de la pesadilla actual que están sufriendo por parte del destructor Milei, como así lo atestiguan, entre otros actos, las movilizaciones de las últimas semanas y todo indica que irán creciendo, hasta conformar una plataforma, de fuerzas sociales y políticas, firme y propositiva) un grupo de osados actores, el director y el cuerpo de baile se atrevieron a llevar a la escena teatral Doña Flor y sus dos maridos. La respuesta de los militares no dejó dudas: la obra fue prohibida y todas y todos sus integrantes fueron llevados a procesos penales acusándolos de montar y difundir “espectáculos inmorales yobscenos”. A diferencia de la obra teatral argentina, la película brasileña logró sortear las censuras propias de los regímenes totalitarios que se caracterizan por la violación masiva y sistemática de los derechos humanos; ataques a las libertades civiles, políticas y culturales de amplios sectores de la población; persecución de las organizaciones sociales y políticas que se oponen, denuncian y resisten a las torturas, desapariciones, asesinatos, ejecuciones, exterminios, quemas de libros (restricciones y prohibiciones de todo lo relacionado a la cultura), robo y confiscación de bienes, extorsiones, robo de infantes, allanamientos, exilios forzosos y un largo etcétera.  Al restaurarse la democracia con la llegada de Raúl Alfonsín, a finales del 83, la obra se repuso y tuvo una buena aceptación en algunas provincias, como en La Plata. Parece ser que el mismo Jorge Amado (quién vio la obra y la elogió) habló personalmente con Alfonsín para que se levantaran las prohibiciones.

Fotograma tomado de internet

La película

En pleno carnaval el esposo de Doña Flor, Vadinho (José Wilker), bebedor, jugador de apuestas, vago y mujeriego, cae muerto por un fulminante ataque cardíaco. La viuda guarda el debido luto (lleno de recuerdos y escenas del libidinoso esposo), solo tiene relativos momentos de reposo con sus amistades y en su trabajo culinario, como profesora reconocida en su entorno, esto desencadena toda una serie de respuestas y sentimientos contradictorios de Doña Flor. Para tratar de superar su pérdida y las imágenes que trata de borrar de su mente (pero que regresan una y otra vez provocando respuestas corporales que la abochornan, pero al mismo tiempo se recrea en ellas, la seducen e incitan), decide casarse con el farmacéutico del barrio, Teodoro Madureira (Mauro Mendoza), creyendo, ingenuamente, que al consumarse el segundo matrimonio aquellas imágenes desaparecerán de súbito. El boticario Teodoro resulta ser todo lo contrario de Vadinho: convencional, recatado, sin pasión y deseo; hace el amor en pijamas y cubierto de sábanas y cobijas, llega al extremo de instaurar horarios para sus relaciones íntimas o más bien para el simple coito; a doña Flor, la desilusión la invade. Si bien, al principio los recuerdos se diluyen un poco, pero de buenas a primeras éstos regresan más fuertes que nunca (al grado que el espíritu del impúdico Vadinho, se le muestra desnudo y tentándola a reanudar sus intensos actos carnales) doña Flor cede y se sumerge en los abrazos del vigoroso fantasma. La viuda, no tan viuda ya, vive entre la seguridad y protección del farmacéutico y la excitación y el deseo que representa la encarnación de Vadinho. Para solucionar de una vez por todas la doble vida (su educación e ideas puritanas de la época le impiden sortear este dilema) que lleva, decide por medio de la magia de la religión candomblé, enviar al fantasma de su ex a las penumbras de donde nunca hubiera salido, pero que ella invocó con sus “pensamientos”. Doña Flor se arrepiente y rompe el hechizo, el conjuro, y en las escenas finales se le ve paseando feliz y complacida con sus dos hombres, sin culpas, ni remordimientos, ya ha hecho las paces consigo misma. El sexo insípido o el disfrute erótico, la ciencia o la magia, la tradición o la modernidad, el deseo hacia lo prohibido, la transgresión o la fidelidad, el riesgo o la comodidad, la convención social, religiosa o la liberación, estas dualidades y contradicciones propias de la condición humana salen a relucir a lo largo del film y son el eje de la trama.

La cinta se estrenó en 1976 en Brasil, fue vista por más de 10 millones de personas, y está ubicada en el lugar número 39 de las 100 mejores películas brasileñas. Está ambientada en los inicios de los años cuarenta y fue filmada en los barrios (Nazaré y Pelourinho) y calles céntricas de Salvador de Bahía. La clasifican como comedia picaresca, fantástica o erótica, pero en realidad, como sucede con muchas obras artísticas de gran calado, las clasificaciones se quedan cortas y limitadas. La película renovó y le dio nuevos aires a la estancada industria cinematográfica del país y, a nivel mundial, lanzó una visión contemporánea y vigorosa del cine brasileño. A su vez trastocó y removió a la conservadora y doblegada sociedad que transitaba bajo los designios de gobiernos militares. La cinta ganó varios premios de festivales cinematográficos pero, sin duda, la aceptación y reconocimiento mayor fue la que le otorgó amplios sectores de la sociedad y crítica brasileñas.

Ninguna versión de Doña Flor, tanto en cine como televisión, logró superar a la original. El remake (así le llaman en inglés a la adaptación, recreación o nueva versión de una película) de 1982, en Estados Unidos, titulado Kiss me Good bye, Bésame y esfúmate, aquí en México circuló con el nombre de Mi adorable fantasma, no vale la pena, en lo mínimo, ahondar en ella, y menos aún la versión inocua y light de la teleserie mexicana que se trasmitió sin pena ni gloria.

Fotograma tomado de Internet

Sonia, la única…

Es claro que no nos referimos a la cantante chilena que tuvo el cenit de su carrera, como solista, en el México de los años sesenta, sino a la carismática Sonia Braga, para mí, la única, en muchos sentidos, del cine latinoamericano.

Sonia Braga tenía 25 años cuando interpretó a Doña Flor y la lanzó al estrellato dentro y fuera de Brasil. Nació en Maringá, estado de Paraná, al sur de Brasil. Sus primeras actuaciones se desarrollan en la televisión cuando tenía, tan sólo, 14 años; a los 17, ya se movía cómodamente en las tablas teatrales y a los 19 participa en su primer film. Su espíritu libre la ha acompañado a lo largo de su vida artística y personal, a finales de los sesenta fue parte, de la versión brasileña, del elenco del musical Hair en donde se muestra desnuda y retadora. Hace unos pocos años, antes de que cumpliera setenta, en entrevistas planteaba la importancia de tener una vida íntima activa y sin prejuicios: para tener una buena relación sexual “no existen recetas” ni “verdades universales”, cada uno debe de “encontrar el disfrute” lo que a “uno le guste”, “a pesar de todo lo que se dice sobre mujeres y hormonas, la mitad es un mito”. Sonia Braga se guió y se guía por la intuición, por la naturaleza que brota de los sentidos y por la observación, su vida profesional está llena de de perspicacia, nunca estudió actuación. La entrega, la pasión rigen su vida profesional. En ocasiones ha comparado la actuación con la arqueología: una actriz busca, rastrea, excava, hasta encontrar algo que trascienda, que tenga valor y sea reconocida. Podríamos extendernos en su trayectoria, pero no es el objetivo de este ensayo, también omitiré sus apariciones en la televisión (a pesar de sus importantes éxitos en las telenovelas como Días de Baile, debo admitir que ésta y Nada Personal, que no tiene nada que ver con Sonia Braga, de la productora mexicana Argos, han sido los únicos culebrones que he visto, casi completos, en mi vida), sólo diré que tuvo maravillosos aciertos en Brasil, y muy pocos en Estado Unidos, en donde vivió muchos años; aunque para mí, no seguí a cabalidad su estancia en Estados Unidos, los directores que trabajaron con ella, y las limitantes y encasillamientos propios de la industria Hollywoodense y del “cine independiente” impidieron que lograra explayar todo su potencial creador y propositivo. En 1996, regresó a Brasil y filmó Tieta de Agreste y casi 20 años después Aquarius, una de las grandes películas de su vida, y para muchos su mejor actuación. En la actualidad, alterna su vida profesional y personal entre Nueva York y Río de Janeiro.

Cartel promocional de la película, tomado de internet

De Doña Flor a Doña Clara

(y el impeachment)

En la foto que da inicio al presente ensayo, aparece Sonia Braga, el director y dos de las actrices de la película Acuarius, aspirante a La Palma de Oro, en la alfombra roja cuando se llevó a cabo la proyección de la misma en el Festival de Cine Internacional de Cannes en el año 2016; exhiben pequeños carteles de denuncia por el impeachment en contra de Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, en algunos se lee: Brasil experimenta un golpe de estado o se ha realizado un golpe de estado en Brasil o 54 millones de votos quemados o Dilma estamos contigo (el mentado impeachment constituye el inicio de un proceso de enjuiciamiento político de destrucción, inhabilitación, remoción o desafuero dirigido hacia funcionarios con altos cargos públicos. En la actualidad se usan más los términos golpes de estado técnicos, blandos, conspirativas, jurídicos yhasta golpes con guante blanco. A su vez, el lawfare o guerra jurídica, en castellano, es la utilizada por actores políticos poderosos, como los poderes “autónomos” judiciales, que responden y son parte de la ultraderecha, para destruir, neutralizar y perseguir a los gobiernos progresistas o de izquierda; en los hechos así han procedido en la mayoría de los casos. En los últimos años hemos sido testigos de varias de estas “ofensivas legales” de una mayoría de magistrados y jueces en América Latina. Ahora sus baterías están orientadas en anular los procesos democráticos electorales y crear caos e incertidumbre), tres meses después de esta acción, en junio de 2016, Roussef fue despojada de su cargo que ganó de manera legítima por la mayoría de votos del pueblo brasileño. En represalia las autoridades espurias, por medio del Ministerio de Cultura, decidieron, de forma arbitraria, no inscribirla para los Premios Oscar a pesar de haber tenido una muy amplia aceptación (y haber logrado un consenso como una de las cintas más importantes de los últimos años en Brasil), a varios niveles, y en los medios de critica más prestigiados, como el Cahiers Du Cinema. En el 2017, se publicó una entrevista del periodista Rodrigo González, en el periódico chileno La Tercera, en donde Sonia Braga se refiere a este acontecimiento:

Imagen tomada de internet

Si un país no apoya el arte va por un muy mal camino. Es una nación que no cree en la democracia, porque a fin de cuentas lo que pasó en Brasil con Aquarius no es democrático: fue un castigo por lo que hicimos en Cannes. El gobierno actual, que no nos representa, no sólo no apoyó nuestra película, sino que no respalda ninguna expresión artística que no sea afín a lo que ellos piensan. Esto no es democracia, sino un golpe de estado. Aquarius tenía reales posibilidades de obtener un Oscar y al no postularla, le niegan la posibilidad a un pueblo de un triunfo, de una alegría.

Aquarius (2016), también conocida como Doña Clara, es una película de producción franco brasileña, el director y guionista es Kleber Mendonca Filho, y el papel principal recae en Sonia Braga (Clara Braganca). Un año después de su realización, la actriz recibió El Premio Platino como mejor intérprete femenina y, rememoremos, tres años antes, le fue otorgado el Premio Platino en la categoría Honor del Cine Iberoamericano por su reconocida y sólida trayectoria profesional.

Aquarius es el nombre de un edificio (en la ciudad de Recife) que está en la mira de las especuladoras agencias inmobiliarias para expulsar a sus inquilinos, derribar el edificio y crear “nuevos complejos inmobiliarios”, Clara, es la última habitante y se niega a ser víctima de estos despiadados y verdaderos cárteles o mafias inmobiliarias. A pesar de utilizar los intentos más viles para obligarla a vender su espacio de vida, ella se opone y resiste. Clara es una mujer apacible y serena que disfruta de su espacio, que ha construido lentamente, a lo largo de décadas. En éste convive con sus recuerdos, sus libros, sus muebles y sobre todo con sus músicas, tiene una amplia y variada colección de discos de vinilo y los escucha y disfruta, por supuesto, en un tocadiscos análogo, ha creado a su imagen un verdadero santuario, ¡cómo no, lo iba a defender y resguardar! Ella es una musicóloga y escritora retirada (para mí, por las referencias que se hacen de la música, es más una antropóloga de la música, como muchos, en la actualidad, nos hacemos llamar) que vive agradecida con la vida, y no de la nostalgia, como algunos “críticos” y “reseñas” han querido situarla. Pero esta quietud y placidez, se ve interrumpida por la barbarie de la especulación y la insensatez de gente que no guarda el mínimo respeto hacia los otros. Clara, es una mujer que no se ha dejado vencer por las adversidades, como la pérdida de su ser amado, el paso de los años, ni por la enfermedad (es una sobreviviente del cáncer de mama) y a pesar de esto, está dispuesta a enamorarse y luchar por sus derechos. Clara, representa los mejores valores de la humanidad, que están “desapareciendo” o cambiando, pero por ningún motivo han sido superados por otros; en algunas reseñas plantean que Clara representa una metáfora, entre una sociedad, una generación que se extingue y es reemplazada por otra, nada más lejos de la realidad, sus convicciones y su lucha son profundamente contemporáneas y vigentes.

En la entrevista que hice referencia en párrafos anteriores, el autor se refiere a Sonia Braga, como una figura “imbatible del cine de su país”, concuerdo totalmente con esta afirmación; sobre la pregunta de lo que representa el personaje de Clara, Sonia responde:

Clara es el clásico personaje que no puede ser etiquetado. Lo único que realmente la diferencia del resto es que es una persona que resiste. No pertenece a ningún partido político, a ningún grupo. Su estrategia es luchar por sus derechos, en este caso a tener una vida digna en un lugar con una gran carga emocional para ella.

En las proyecciones de la película en Brasil, el público se manifestaba en contra de la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, lo cual nos recuerda que una obra de arte puede llegar a tomar caminos insospechados.

Doña Clara representa una heroína de los tiempos actuales que nos invita a defender las causas más auténticas de la humanidad. Hace unos seis años vi la película y me reencontré con la mejor Sonia Braga (esto refrendó mi admiración por ella, es como volverse a enamorar de un antiguo amor), y constaté que lo más sobresaliente de su carrera la ha realizado en su propio país.

La banda sonora

La banda sonora (no sólo está compuesta por la música, sino por cualquier otra manifestación de sonidos, ya sean reales o artificiales, es decir, sonidos ambientales, paisajes sonoros e incluso los diálogos), tiene un papel fundamental en este film: nos da las claves de los tiempos, los contextos históricos y de la personalidad y formación de Doña Clara (para ella, la década de los setenta fue su década predilecta, en esta aseveración del personaje me identifico absolutamente, quienes la vivimos en plenitud, sabemos de lo que estamos hablando, ya abordaremos, en otro momento, esta insuperable década que aún sigue marcando, en cierta forma, los tiempos actuales, claro, sin caer en idealizaciones o romanticismos burdos). En este sentido encontramos una amplia y diversa propuesta que va de la música del compositor Heitor Villa-Lobos (uno de sus más grandes logros fue entablar un fructífero diálogo musical entre la música tradicional de Brasil y la música sinfónica occidental) hasta canciones de Roberto Carlos, pasando por María Bethania, Gilberto Gil, Altemar Dutra, Alcione, John Lennon y Queen, por ahí aparecen pasajes de Vinícius y Caetano. En estas temáticas hubiera querido extenderme, pero lo dejaremos para futuras colaboraciones.

Foto tomada de internet

Tenía pensado incluir en esta serie de ensayos (varios amigos y conocidos me lo sugirieron, pero lo dejaremos, también, para otras DESconstrucciones), al imprescindible compositor, guitarrista, cantante, escritor, poeta y cineasta Caetano Veloso. Trataremos aspectos de su trayectoria, hablaremos de su fecunda participación en el destacado colectivo que dio vida al movimiento Tropicalísmo, de sus temas en las películas donde actúa Sonia Braga (y en otras, como Hable con ella de Almodóvar) yen lo trascendente como figura artística, social y política en la historia reciente (un poquito más de medio siglo, nada más) de Brasil.

Fernando Híjar Sánchez

Promotor cultural, productor musical e investigador independiente. Uno de sus más sobresalientes fonogramas: Lienzos de viento (músicos zoques y mames en diálogo con Horacio Franco) obtuvo el Premio Patrimonio Musical de México, INAH 2012.

Una Respuesta a “La música de la xiuitl”

  1. Muy ilustrativa la Desconstruccion con respecto a Sonia Braga dejando al descubierto toda la carga sensual que pesar de sus setenta años todavía posee, creo haber visto la película Acuarios, me pareció muy emotiva, ademas que me incita para buscarla y verla nuevamente. Saludos mi buen Fer que como siempre hay algo motivador en tus Desconstrucciones. Abrazo Fuerte

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