Romper el Cerco

Andrea Cegna

Morir en la fábrica

El 21 de enero, Lorenzo Parelli, de 18 años, murió en una fábrica en la provincia de Udine. Murió aplastado por una viga. Es uno de los 92 muertos en el trabajo desde el comienzo de este 2022. Pero Lorenzo no era un trabajador, Lorenzo era un estudiante obligado por el curso de formación profesional a hacer horas de prácticas en la empresa. Murió en su último día de prácticas, murió trabajando gratis.

Esto hizo estallar la ira de los estudiantes de secundaria en Italia. Porque el gobierno de Renzi ha impuesto una norma en la ley «Buona Scuola» (Buena Escuela) llamada «alternancia escuela/trabajo». Una norma que existe también ahora, y tiene la complicidad de la política de todos los gobiernos y parte del mundo sindical. En otras palabras, en los dos últimos años de sus estudios, los estudiantes tienen que pasar varias decenas de horas en empresas para «ver» el mundo del trabajo de cerca.

No pocas veces se recurre a los estudiantes en lugar de a los empleados, es decir, que las empresas no contratan personal porque utilizan la mano de obra gratuita de los estudiantes. Esto ocurre en muchos campos, no sólo en el de la producción o la fabricación, sino también en el intelectual y el editorial, según informa RedActa. Los aprendizajes o las prácticas ya existían antes de la «buena escuela», y se «circunscribían» a las escuelas de formación profesional, pero el dispositivo de Renzi ha ampliado esta forma de ideología de explotación y dispersión que reescribe el papel de la escuela menospreciándola como puerta de entrada al mundo laboral, sin derechos, sin paga, sin dignidad.

Los estudiantes salieron a la calle. En Roma, Turín y Milán se encontraron con las porras de la policía para darles la bienvenida, y con las tristes justificaciones del Ministro del Interior Lamorgese, que justificó la violenta intervención policial con la presencia de supuestos infiltrados entre los estudiantes…… aunque las imágenes hablan claramente.

Los estudiantes volverán a las calles los días 4 y 5 de febrero, aún más enfadados que antes, dispuestos a mostrar el lado de la dignidad, la rabia y a recuperar el derecho a manifestarse, a disentir y a exigir que la escuela sea escuela y no un instrumento servil de esclavitud en manos del capitalismo.

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