Umbrales de emancipación

Stavros Stavrides

Máscaras de ausencia, máscaras de presencia

A medida que la pandemia se ha extendido por las ciudades del mundo, un nuevo tipo de presencia-ausencia ha ido configurando nuestra experiencia de identidad personal. ¿Quién es esta persona detrás de la máscara protectora? ¿Cómo se le reconocerá? La respuesta fácil a tales preguntas es que las personalidades están ahora más escondidas que nunca detrás de un anonimato impuesto. Sin embargo, ¿qué pasa si este semi-anonimato (dado que se mantiene un cierto nivel de reconocibilidad) se basa en una responsabilidad explícitamente personalizada? Estamos acostumbrados a considerar el uso de máscaras similares como un acto de distorsión deliberada de las características personales por parte de quienes planean o ejecutan los llamados actos delictivos.

Ahora, son las autoridades las que imponen este ocultamiento. Entonces, tal acto se transforma de un acto de ilegalidad en un acto de obediencia. El castigo (en términos de multa, etc.) se dirige directamente a la persona «revelada».

¿Podría ser este un ejemplo avanzado de la forma en que el gobierno neoliberal imperante intenta estructurar a los miembros de la sociedad como sujetos? Eres un número, una entidad anónima que está contenida dentro de las estadísticas reguladoras y los cálculos que tienen que ver con el control de poblaciones. Al mismo tiempo, eres personalmente responsable, tu éxito y tus fracasos son sólo el resultado de tus acciones o tu inacción. Eres un emprendedor más en busca de beneficios personales. Pero la complejidad de los factores que dan forma a tu vida deben dejarse en manos de las fuerzas invisibles del mercado, semi-ocultas tras la cómoda máscara de los administradores estatales. Anónimo, entonces, pero libre, ¿no es esta la doble mentira del neoliberalismo?

Sin embargo, hay quienes usan máscaras por diferentes razones. No quieren esconderse. Todo lo contrario. Estuvieron ocultos, ignorados y olvidados durante siglos. El uso de la máscara es, por tanto, parte de una reconstitución ritual de una identidad colectiva borrada, humillada y devaluada. Los indígenas en México han escondido sus rostros detrás de las máscaras zapatistas sólo para volver a ser visibles. Exigir visibilidad. Exigir una existencia digna.

¿Qué es este nuevo tipo de semi-anonimato que recupera la personalidad? No es simplemente un grito por el derecho a existir como persona. Es más probable que se trate de un ritual de restablecimiento de una presencia colectiva, mediante la formación de un rostro colectivo en lugar de individual. Estamos acostumbrados a conectar identidades con rostros individuales. Los analistas policiales de todo el mundo parecen creer esto más que nadie. ¿Y si, sin embargo, un rostro es un espejo de otro rostro que a su vez refleja otro y otro…? ¿Y si un rostro indígena zapatista simplemente refleja rostros que participan en la creación colectiva de un “nosotros”? Y qué hay de las diferencias, se podría decir. ¿No es esta la trampa del anonimato y la homogeneización que esencialmente sostiene la obediencia y el sometimiento? No, esas máscaras que se esconden mientras se revelan realizan algo bastante diferente a las máscaras higiénicas que se usan en público. Es cierto que en ambos casos no falta un propósito funcional. Las máscaras higiénicas protegen de la propagación de la pandemia (aunque una función muy debatible en los espacios al aire libre), mientras que las máscaras de activistas protegen de la venganza paramilitar y estatal. Sin embargo, es el potencial simbólico lo que distingue a esas dos actuaciones. En el primer caso, el semi-anonimato está firmemente ligado a la ideología de la responsabilidad personal (elevada al espíritu emblemático del individuo neoliberal). En el segundo caso, el anonimato está firmemente unido a una personalidad compartida, un rostro con muchos rostros, un reflejo de las diferencias unidas por el alcance de la emancipación colectiva.

Según este enfoque, todos y cada uno son capaces de participar en una estructura de autogobierno. Todos y cada uno son este rostro detrás de la máscara. Singular pero lo suficientemente humilde como para no elevar todas y cada una de las singularidades al nivel de la arrogancia. No perdamos de vista un gesto tan delicado: aquí estamos, todos y cada uno de nosotros. Diferimos, pero la diferencia es de dónde partimos para crear un terreno común. Míranos detrás de nuestras máscaras. Nosotros somos tú. Y somos tan diferentes como todos y cada uno de ustedes, aunque nos reconocemos como miembros de un nuevo mundo en ciernes. Llevar una máscara así es dar la bienvenida a la posibilidad de un cambio liberador: la posibilidad de visitar el futuro, la posibilidad de crear el futuro desenmascarando el presente.

Stavros Stavrides

Arquitecto y activista nacido en Grecia, profesor en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Técnica Nacional de Atenas, dedicado a trabajar en las redes urbanas de solidaridad y apoyo mutuo, y en comprender los actos y gestos dispersos de desobediencia tácita en las metrópolis.

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