Pensar en voz alta la justicia y la paz

Pietro Ameglio

Llegó la hora: ¡Ya basta de desaparecidos! ¡Verdad, justicia y reparación!

IV BRIGADA DE BÚSQUEDA EN GUERRERO

Enero, mes de acontecimientos históricos muy importantes, sea de la noviolencia y resistencia civil, que de la violencia. El 1° de enero del 94 fue el levantamiento zapatista con su “¡Ya basta!” y es la jornada Mundial de la Paz; el 8 se funda en Sudáfrica el Congreso Nacional Africano (1913); el 15 es el nacimiento de Martin Luther King (1929); el 30 es el asesinato de Gandhi (1948); el 31 la masacre de 16 jóvenes bachilleres en Villas de Salvárcar (Cd. Juárez).

25 años del levantamiento zapatista, un hecho histórico de la mayor relevancia en la historia universal contemporánea, con raíces y alcances de muchos siglos atrás y hacia adelante. Una experiencia original de construcción de lucha y organización social colectiva y masiva, que busca enfrentar y paulatinamente sustituir las relaciones sociales y de producción capitalistas -cargadas de racismo, despojo y explotación- por otras más horizontales, comunitarias, de justicia social. Una construcción social que opera simultáneamente en el corto, mediano y largo plazo. A muchos millones en el mundo, nos cambió partes de nuestra vida, nos ayudó a pensar al revés (patas pa’rriba), a no estar tan indefensos en el orden social. No hay más que gratitud hacia estas mujeres y hombres, niñas y niños, que han sido verdaderos “votanes” en muchos procesos de humanización de todo el planeta. Y el mejor homenaje que podemos hacerles es no claudicar en nuestras resistencias, organizaciones y mantener siempre un pensamiento crítico, empezando hacia nosotros mismos y hacia quienes nos sean afines, pero que se pueden equivocar. Basando nuestra vida en la construcción de una permanente reflexión y acción de “desobediencia debida a toda orden inhumana” (J.C.Marín), enfrentando cualquier forma de “obediencia ciega a la autoridad”, venga de donde venga.

En México, por otra parte, estamos en pleno debate acerca del verdadero significado del proceso de “pacificación” que propone el gobierno, si está enfocado a una “construcción de paz”, que toca las raíces de la verdad, justicia y reparación, o se trata de un “calmar las aguas” –¡impostergable!- pero con la tormenta que sigue por debajo. En ese sentido, la discusión si la creación de la Guardia Nacional significa una mayor militarización del país -que claro que lo es (¿por qué hacer el “Encuentro Nacional para la Construcción de Paz y Seguridad” en el auditorio del Colegio Militar?)- o es algo “inevitable” ante el tamaño de la guerra que nos atraviesa. Me pregunto ¿de qué sirvieron los Foros de Escucha y Pacificación y todo lo que allí se planteó y propuso, si se nos dice no hay otras “alternativas” posibles? Una simulación política más, cuando la decisión ya estaba tomada, y no precisamente desde nuestro país. Ante el tamaño de la guerra que enfrentamos -y que probablemente no pudo ser bien dimensionado por al actual gobierno antes-, una “pacificación” pasa por acciones que de veras muestren la intención plena de ir a la raíz del origen del problema de la violencia: la profunda asociación delictiva entre funcionarios gubernamentales de todos los niveles, miembros de los tres poderes, empresarios, bandas del delito, fuerzas con armas legales y no, parte de la sociedad civil involucrada. Ante esta evidencia diaria, se hace imperioso destituir, arrestar, sancionar, cortar fondos de lavado de dinero, a todas estas identidades sociales coludidas. Cuando empecemos a ver este tipo de acciones, podremos entonces comenzar a pensar que cierta etapa de pacificación puede ir siendo real.

Además de estas acciones, necesitaríamos ver acciones del gobierno que empoderen y legitimen las formas de defensa, guardias, policías comunitarias, que han logrado -a partir de organizaciones supeditadas a mayorías comunitarias, barriales o populares- controlar y hasta extinguir las formas de delincuencia organizada que les asolaban. Esas organizaciones locales o regionales, surgidas desde abajo, son las únicas que pueden afirmar de haber enfrentado con resultados positivos y de mayor humanización -hacia sus comunidades y también hacia los delincuentes- al delito organizado, construyendo verdaderos “territorios de paz”, y por lo tanto deben ser apoyadas y tomadas como referencia sobre todo en las zonas con mayor violencia. ¿O conocemos otras formas de detener tamaña violencia e impunidad? Si alguien sabe de alternativas, que por favor nos lo diga cuanto antes, para explorarlas.

Por tanto, cuando empecemos a ver también este tipo de acciones, en la cantidad y calidad que nuestra guerra amerita, entonces sí podremos discutir con más rigor acerca de enfoques militaristas o justicieros de la construcción de paz. Ese es el verdadero “principio de realidad” que urge al país.

A su vez, una porción muy importante del México actual, y especialmente en estos últimos diez años, ha normalizado la guerra –y la disputa por los monopolios territoriales del delito- como su principal “fuente de empleo” u “ocupación laboral” -sin duda se trata de un gran negocio capitalista- y con la crisis económica mundial no está dispuesta ni sabe cómo cambiar de empleo, por lo que van a extremar las acciones en aras de incrementar geométrica y aritméticamente la “espiral de la guerra” en cualquier forma. Así, ya de inicio de año, el 1° de enero, tenemos el asesinato del presidente municipal de Tlaxiaco (Oax), Alejandro Aparicio, y el síndico municipal, Perfecto Hernández; el 3 fue también asesinado Cutberto Porcayo, fundador de Morena en Oaxaca y maestro de la CNTE; el 4 fue asesinado Sinar Corzo, defensor ambiental de Arriaga (Chis).

IV BRIGADA NACIONAL DE BÚSQUEDA DE PERSONAS DESAPARECIDAS

Del 18 de enero al 1° de febrero se realizará la IV Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas. Como señalan los propios organizadores de esta Brigada:

actualmente hay más de 37,000 personas desaparecidas en nuestro país. Desde que el fenómeno repuntó en nuestro país, el Estado mexicano ha demostrado no tener voluntad política para encontrarlas. Esto ha orillado a las y los familiares de personas desaparecidas a tomar la búsqueda de sus seres queridos en sus propias manos…A la fecha, hemos realizado tres Brigadas Nacionales de Búsqueda, las dos primeras en el estado de Veracruz, la tercera en Sinaloa. En los primeros dos esfuerzos, las familias encontramos más de 4 mil restos y fragmentos óseos, en la última fueron hallados los restos de tres personas desaparecidas. Cabe resaltar que todos los restos encontrados están en manos de las autoridades competentes y pendientes de identificar para garantizar su retorno hacia las personas que los esperan. Además, se gestionó la toma de muestra de ADN por parte de la División Científica de Policía Federal para más de 60 personas y se documentaron más de 40 casos de desaparición y desaparición forzada tan sólo en el estado de Sinaloa”.

La Brigada actual se llevará a cabo en Guerrero (Huitzuco, Chilpancingo, Iguala y Taxco), y estará compuesta por aproximadamente 150 familiares de desaparecidos de todo el país, además de numerosos miembros de organizaciones sociales e iglesias (Por la Paz) que les apoyan, en lo que se ha ido constituyendo en una red de alianzas -incluso internacionales- importante que potencia la fuerza moral y material de esta lucha. Creemos que un desafío central para estas alianzas sería que se crearan instancias organizativas –comités, comisiones, frentes…- donde las varias identidades sociales pusieran sus múltiples recursos y poder social al servicio de los familiares en su principal demanda: que aparezcan los desaparecidos, que haya verdad, justicia y reparación en cada caso. Por ejemplo, las iglesias en forma ecuménica, podrían crear una Comisión Ecuménica de Seguimiento a la Verdad, Justicia y Reparación de todas las muestras materiales que se encuentren en esta Brigada, con un equipo de buenos especialistas de muchas ramas salidos entre sus fieles o pagado con sus dineros, que acompañaran permanentemente a los familiares en todas las presiones posibles para que las autoridades hagan su trabajo ¡inmediatamente!. Sería lo que en la tradición de lucha noviolenta se llama “meter el cuerpo” o “hacerse cargo”, y en la tradición religiosa se denomina como “acción profética”.

Los trabajos se centrarán en tres ejes: búsqueda, actividades educativas y artísticas de reconstrucción del tejido social en escuelas e iglesias. Se tratará, por tanto, de un tipo de intervención social, en un territorio en guerra, con caracterizaciones amplias, desde lo cultural hasta la acción directa de búsqueda de cuerpos y objetos materiales de víctimas, con el objetivo final de romper la normalización social ante esta brutal inhumanidad y obligar a las autoridades a ejercer su función de verdad, justicia y reparación. O si no lo hacen inmediatamente, exigirles que abandonen sus puestos y dejen que las organizaciones y familiares nombren a gente comprometida y competente en sus lugares.

Se trata entonces de una acción muy importante de una “ofensiva estratégica noviolenta”, encabezada -como actores sociales y defensores de derechos humanos- por los familiares de víctimas de la guerra en México, quienes deciden ejercer su poder social, moral y autonomía en forma directa, “sin pedir permiso” como decía el comandante David en la creación de las Juntas de Buen Gobierno en agosto del 2003, pero buscando la mayor cantidad de alianzas sociales y gubernamentales. Ojalá se logre ahora que esa parte tan central de la reserva moral del país, para la lucha por la verdad y la justicia, “meta el cuerpo” en campo –en forma material, política, mediática y espiritual-, con pico y pala, empezando por Jaime Rochín, comisionado ejecutivo de la CEAV, por Loretta Ortíz, coordinadora de los foros de Pacificación, junto a miembros de las jerarquías eclesiásticas, universitarias, estatales…así como artistas, intelectuales…Al igual que dicen los zapatistas en este aniversario: “Estamos solos como hace 25 años”, los familiares de víctimas también podrían decir que como sociedad les hemos dejado muy solos en esta búsqueda heroica e incansable. Confiamos que ahora hay mejores condiciones para revertir este abandono social.

Esta acción directa noviolenta de los familiares de víctimas en busca de sus desaparecidos, así como la construcción del modelo social autónomo zapatista de buen gobierno, se basan en el ejercicio directo del poder y su control por parte del pueblo. Algo muy similar a lo que está a la raíz del actual movimiento emblemático y masivo de protesta social que está creciendo día a día, y cada sábado, en Francia desde el pasado 17 de noviembre: toma de decisiones importantes para la vida social de las mayorías en forma de asambleas, referéndums y voto directo; basta de representatividades liberales espurias y antipopulares. Ejemplos muy claros de la imperiosa necesidad de organizarse y manifestarse con firmeza en las calles.

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