Pensar en voz alta la justicia y la paz

Pietro Ameglio

En medio de la guerra: ¿cómo pensar desde la no violencia?

¿En qué nos puede ayudar la noviolencia a reflexionar y actuar en medio de la guerra y la vida diaria?

En estos días acaba de ser el día mundial de la noviolencia (2 de octubre), aniversario también del nacimiento de Gandhi en 1869, y anunció el Premio Nóbel de la Paz a una mujer activista iraní (Narges Mohammadi) encarcelada actualmente por su lucha a favor de los derechos humanos, contra la represión y violencia hacia las mujeres en su país, y contra la pena de muerte.

Casi al mismo tiempo se desata una nueva etapa brutal -con características de exterminio masivo- en la guerra totalmente asimétrica y de despojo territorial entre Israel y Palestina, que lleva décadas. El origen fue un ataque terrorista sorpresivo masivo del grupo fundamentalista islámico Hamas -muy complejo de entender en sus objetivos-, sobre todo contra población civil indefensa en territorio israelí, con masacres y toda brutalidad incluidas. La respuesta no podía ser de otra manera desde un Estado totalmente belicista, genocida, impune internacionalmente y ocupacionista como el de Israel: bombardeos masivos y como nunca antes vistos, cerco total de hambre y todo lo que se acumule de inhumanidad contra la población civil de Gaza, que son en su mayoría refugiados originados por Israel en las guerras de décadas anteriores. Israel ya no se está defendiendo, sino que está usando la coyuntura para avanzar más aún en su ocupación total territorial y en el exterminio poblacional. Con víctimas por miles y miles sobre todo de población civil, ensayo de todo tipo de armas nuevas -y no tanto- de destrucción masiva de todo tipo, para un inmenso negocio capitalista de la inhumanidad a todo nivel. ¿No resultaba suficiente la guerra por la invasión rusa a Ucrania, para la actual codicia, expansión y acumulación capitalista?

Entonces,

¿Cómo pensar y reflexionar autónoma y originalmente ante el bombardeo mediático y la construcción de la espiral de la guerra y la inhumanidad?

Intentemos juntas y juntos empezar a compartir en “voz alta”, algunas ideas humildes que nos puedan dar alguna “pista” de por dónde comprender un poquito más, no desanimarnos o caer en fatalismos, y menos aún ser parte de este proceso extremadamente violento e impune de deshumanización.

1-Para lograr comprender y reflexionar cualquier hecho social, y más aún en la guerra, una clave es conocer algo en profundidad de la historia de ese proceso social. Así, saber historia es una de las mayores claves del pensamiento original y autónomo. Por ello, el análisis, muchas veces, se basará en no ver ese hecho social en forma aislada, sino como parte de un proceso anterior y posterior. De ahí que si tomo el ataque de Hamas como punto de partida para el análisis de esta guerra -como hacen la gran mayoría de los medios internacionales- tendré una mirada sesgada y tendenciosa de una “media verdad”. Esta guerra, en su etapa contemporánea, tiene atrás un largo proceso desde el establecimiento del Estado de Israel en 1948, por mandato británico, en un territorio dominado por palestinos. Empiezan desde ese mismo día una serie interminable de ataques y acciones de guerra, donde Israel ha tenido una asimetría ampliamente favorable, acompañada de una política brutalmente represiva y expansionista hacia el pueblo y las autoridades palestinas, y hacia los países árabes vecinos. Por eso, y sin justificarlo mínimamente, este ataque brutal de Hamas es una respuesta más al exterminio de palestinos que ha ido realizando Israel por décadas. Ese es el punto de partida, nos parece, para reflexionar más objetivamente esta guerra actual.

Por otro lado, se trata de una guerra no entre naciones o pueblos sino entre un Estado (Israel) y una organización (Hamas) que tiene a la lucha armada como su medio para establecer un Estado islámico: dos minorías fundamentalistas de ultraderecha en el poder que accionan desde la misma lógica -aunque parezcan opuestas- acordando el exterminio de sus poblaciones civiles, directa o indirectamente (recomendamos mucho ver El poder de las Pesadillas, Adam Curtis, BBC, 2004).

2-A su vez, la reflexión propia es la primer arma fundamental de la noviolencia y la construcción de paz. ¿Dónde encontrar alguna pieza de verdad para re-construirla y luchar por ella en medio de tamaña deshumanización y falsedad política y mediática? Siempre -y más hoy en medio de dos guerras donde están involucradas directamente todas las mayores potencias económicas, políticas y militares del mundo- un gran desafío es ser capaces de construir un pensamiento y reflexión autónomos originados en nosotros y no que alguien “piense en nuestra cabeza” (Juan C. Marín). Vaya tarea, pero, como decía Fromm en su excelente libro del “Miedo a la libertad”, uno de los mayores instrumentos para construir la ignorancia, la ausencia de “pensamiento original” y la violencia, es cómo “un amplio sector de nuestra cultura ejerce la función de confundir las cosas. Un tipo de cortina de humo consiste en afirmar que los problemas son demasiado complejos para la comprensión del hombre común…tan monstruosamente complicados que sólo un especialista puede entenderlos…Los hombres se debaten impotentes frente a una masa caótica de datos y esperan con paciencia patética que el especialista halle lo que debe hacer y a dónde dirigirse”.

Y redondea con algo clave para la vida y la acción: “este tipo de influencia produce un doble resultado: por un lado, escepticismo y cinismo frente a todo lo que se diga o escriba, y, por el otro, aceptación infantil de lo que se afirme con autoridad. Esta combinación de cinismo y de ingenuidad es muy típica del individuo moderno”.

3-Si algo promovía Gandhi era la “búsqueda de la verdad”, en todas sus dimensiones, algo casi imposible de hallar en la dinámica y proceso de la espiral de la guerra en su mayor escala de terror, asimetría y exterminio. Justamente este ataque terrorista sorpresivo de Hamas -respuesta permanente a la infinidad de ataques, ocupaciones territoriales, represiones de todo tipo de Israel en su ocupación por décadas de Palestina, condenada siempre por casi todo el mundo y la ONU- encuentra en Israel como presidente a un líder de la peor ultraderecha y belicosidad posibles: Netanyahu, quien enseguida usó su palabra favorita: “es la guerra”, y a partir de esta definición desarrollará una gama infinita de destrucción, ocupación total y exterminio masivo de la población no sólo hacia Gaza. Le dieron -aunque en el mediano plazo podría revertírsele- la excusa perfecta para expandir su lógica inhumana y criminal: el fin justifica los medios es la consigna sagrada de los señores de la guerra y el exterminio de población civil.

Al respecto, bien señalaba Gandhi una muy profunda reflexión para la vida de las personas y las naciones: “la relación entre el fin y los medios es tan íntima como la de una semilla y un árbol, de una semilla podrida no puede nacer un buen árbol”. En la cultura de la paz y la noviolencia uno de los puntos más esenciales es que los medios ya son un fin en sí mismos.

4-Otro aspecto siempre importante de observar y reflexionar en los procesos sociales, y que se agudiza muchísimo en situaciones de violencia, guerra e inhumanidad, es cómo se impone masivamente individual y socialmente la lógica de la “obediencia ciega y a priori a la autoridad, y a toda orden de castigo que ella emita” (Juan C. Marín). Bien decía el importante historiador norteamericano Howard Zinn: “La desobediencia civil no es nuestro problema. Nuestro problema es la obediencia civil. Nuestro problema es que personas de todo el mundo han obedecido dictados de los líderes. Millones de personas han sido asesinadas a causa de esta obediencia. Nuestro problema es que la gente es obediente en todo el mundo frente a la pobreza, el hambre, la estupidez, la guerra y la crueldad. Nuestro problema es que la gente está llenando nuestras cárceles de pequeños ladrones mientras los grandes ladrones dirigen el país”. Y otro gran personaje de la protesta social, el artista callejero inglés Banksy, complementa muy bien: “Los mayores crímenes del mundo no son cometidos por personas que infringen las reglas, sino por personas que siguen las reglas. Son las personas que siguen las órdenes las que lanzan bombas y masacran aldeas”.

Al respecto, también hemos señalado por mucho tiempo que uno de los nombres sinónimos de la noviolencia y otra de las características esenciales de la cultura de paz es la “desobediencia debida a toda orden deshumanizante” (Juan C. Marín). Esa es una de las mayores tareas a practicar y promover diariamente en todos los niveles de nuestras vidas. En la Declaración Final del XXII Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología, celebrado en octubre de 1999 en Concepción (Chile), se expresó por unanimidad que “Postulamos la urgencia de colaborar en la construcción de un juicio moral que haga posible la ruptura con las formas de obediencia acrítica a la autoridad, haciendo observable y promoviendo la desobediencia debida a toda orden de inhumanidad”.

5-El proceso social que se desata para incrementar exponencialmente la espiral de la guerra, del odio, de la violencia, y que construye el ingrediente fundamental de la obediencia ciega a la autoridad, se basa en la indispensable “deshumanización de los otros, de los enemigos (no adversarios)”, a través de una construcción social -donde lo mediático es central- de estigmas (“terroristas”, “bestias humanas”, “cucarachas”, “ratas”…), prejuicios, maniqueísmos…Y luego sigue inmediatamente la vuelta de tuerca de la deshumanización: habiendo reducido pública y masivamente una parte grande del cuerpo de los enemigos en su “cualidad humana” lo que sigue entonces es la lógica del “castigo ejemplar”, del “chivo expiatorio”, de la venganza centuplicada y el exterminio, donde castigo (punitivista) está asociado a sufrimiento físico-corporal, si no no existe.

6-¿Qué arma contra tal nivel de la espiral de la guerra y exterminio tiene la espiral de la resistencia civil noviolenta? Por supuesto que nadie niega la experiencia histórica que marca claramente que ante niveles tan elevados de violencia material es totalmente legítimo y necesario construir formas de autodefensa lo más simétrica posible para, ante todo, detener la espiral creciente de la guerra y la “mano asesina”. Pero tratando en todo momento de evitar hacer crecer y reproducir la espiral de la guerra con venganzas, contraataques, masacres…y desarrollando todo tipo de acciones mediadoras, negociadoras y dialogantes, pero estos son, en el primer momento, “puntos de llegada” a conquistar a un alto costo humano y moral. A la vez, en el plano de la acción directa masiva de la población civil, la espiral de la resistencia civil noviolenta ha experimentado históricamente muchas formas de acción proporcionales en intensidad a las violentas, que tienen que ver con la no-cooperación y la desobediencia civil masiva.

Este ataque de Hamas, y el consiguiente ataque infinitamente más brutal y terrorista de Israel sobre la población civil indefensa de Gaza, entre otros factores son también un duro golpe a todos los movimientos y movilizaciones sociales continuas y crecientes noviolentas que se han estado dando en Israel en este año para impedir el intento de Netanyahu de capturar el control del poder judicial para evitar que se le juzgue a él y a los suyos por gran corrupción, y que se legalice la ocupación plena de Gaza, entre otros temas.

Así Buscamos, Así Amamos

Regresemos a nuestra realidad más inmediata. En México también hay hechos sociales de guerra, con características de exterminio “masivo” hacia la población con miles de desaparecidos, asesinados y desplazados; y “selectivo” con los ataques contra activistas sociales defensores principalmente de los derechos humanos y el medio ambiente, contra periodistas, contra madres y padres buscadores de desaparecidos, contra autoridades y candidatos políticos, etc. Recientemente el Comité de la ONU contra las Desapariciones Forzadas, en una reunión periódica con autoridades, ha declarado que en México sigue existiendo “una situación generalizada de desapariciones e impunidad casi absoluta”, ante la cual el Estado debe actuar.

Un ejemplo lo vimos en el reciente informe gubernamental de los avances investigativos y penales sobre los nueve años de la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa en Iguala: sin duda ha habido avances en mucho sentidos y verdades (muy diferentes a la “verdad oficial” del gobierno anterior) como no se habían visto antes en la historia del país en hechos tan brutales, impunes, inhumanos y violentos, pero son totalmente insuficientes para la lucha tan ejemplar y digna de los padres y madres de los 43 estudiantes, y las organizaciones civiles y sociales solidarias y honestas que les acompañan, que sí las hay. ¿Dónde está el “tope político” e histórico de avanzar más concretamente hacia la verdad y la justicia en esta acción genocida del Estado mexicano? En la opacidad de las Fuerzas Armadas y la Marina, quienes no han permitido acceder a documentos y grabaciones indispensables para conocer el proceso constituyente de la desaparición (forma, causa, órdenes, cadena de mando…), y los destinos secuenciales y finales de los jóvenes. El gran desafío de todos y todas de una investigación que -como bien dijo el subsecretario Alejandro Encinas- no se detendrá, es generar una presión noviolenta muy firme suficientemente alta y legítima hacia los militares, para que entiendan que lo mejor que les puede pasar como institución es ayudar a “desnudar públicamente” (Gandhi) la verdad completa, y así recuperar algo de su fuerza moral en este caso, pues toda la sociedad ya sabe que no sólo “Fue el Estado”, como se gritó masivamente desde el inicio de esta lucha social, sino que “Fueron las Fuerzas Armadas y la Marina, Fue Peña Nieto y las cúpulas del poder político y militar”.

Para finalizar, quisiéramos compartir un documental que acaba de salir, después de dos años de trabajo colectivo, a partir del testimonio directo de una de las mayores identidades sociales constructoras de paz noviolenta y lucha social del país, al menos en la última década: las madres y padres de desaparecidos y asesinados en la muy mal llamada “guerra al narco”. El documental se llama “Así buscamos, Así amamos” (2 horas, https://youtu.be/fINZp_WUvl4?si=fLoaKPSgI-kgcBBC), e intenta narrar y reflexionar primero el proceso profundo de cambio de identidad social de estas mujeres (son el 90%) y hombres que han sido atravesados por el mayor dolor posible, como es la muerte o desaparición de un ser íntimo y muy querido, en forma impune, inexplicable y violenta en extremo. Han tenido que convertirse de trabajadoras de servicios, amas de casa, profesionistas, comerciantes, docentes…en investigadoras criminalísticas y forenses, antropólogas, detectives, expertas en leyes para el seguimiento de carpetas de investigación, organizadoras sociales de colectivos, etc…En fin: en constructoras de paz, defensoras de derechos humanos, activistas y luchadoras sociales.

Posteriormente en la segunda parte del documental, a partir de las respuestas y represión oficiales y delincuenciales de todo tipo, se reflexiona un proceso de lucha social basado en la multiplicidad de acciones de los colectivos de familiares, con sus diferentes niveles y formas de lucha noviolenta. Tomando como eje de la reflexión y el análisis las dos últimas Brigadas Nacionales de Búsqueda de Personas Desaparecidas, realizadas en Morelos en el 2021-22 por la Red de Enlaces Nacionales y sus centenas de colectivos de todo el país, a partir de las acciones y testimonios de los seis ejes que tienen, tres de búsqueda: en vida, en campo y forense; tres de sensibilización social: en iglesias, escuelas y hacia las autoridades políticas, policías y sociedad civil.

Se trata, por tanto, de un documental realizado por y para las familias de la Red de Enlaces Nacionales, que tiene por objetivo ayudarnos en una pedagogía de la lucha social noviolenta -más allá de México incluso-, para aprender a luchar mejor donde esté nuestro cuerpo, sin recetas a imitar mecánicamente sino a partir de conceptos y una epistemología de la lucha social noviolenta y la resistencia civil por la paz.

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