Cotidianidades

Leonel Rivero

La decadencia de los mejores

La palabra corrupción es una locución que se ha incorporado al lenguaje cotidiano de la sociedad mexicana. Desde el presidente de la República hasta el ciudadano que habita en las comunidades más alejadas identifican a la corrupción como un mal que se fue compenetrando en toda la sociedad desde los albores de nuestra nación. De acuerdo con el estudio realizado en 2019 por el instituto World Justice Project, el nivel de corrupción que prevalece en la actualidad ha situado a nuestro país en el lugar 28 de 126 países más corruptos.

Reza un adagio latino “La corrupción de los mejores, es la peor” (corruptio optimi pessimaesta frase sintetiza la condena moral de la sociedad sobre las personas que a lo largo de su vida y a través de acciones forjaron en el imaginario colectivo la figura de mujeres y hombres intachables, pero que en un momento de su existencia se corrompieron traicionando la confianza de sus congéneres.

La corrupción, no sólo se reduce a la malversación de fondos públicos, la exigencia de favores o canonjías a cambio de servicios cuya gratuidad o costo está reglamentada por la ley. La corrupción también implica claudicar a los valores éticos, morales e ideológicos realizando actos que terminan afectando a la sociedad. La historia está llena de ejemplos, cito dos de ellos.

En su novela La Lejanía del Tesoro, el escritor e historiador Paco Ignacio Taibo II, al referirse a la vida azarosa del general Mariano Escobedo (héroe de la guerra contra la intervención francesa) describe la claudicación del prócer ante el régimen porfirista con las siguientes interrogantes y frases: “¿Había alguna sinceridad en tus últimos comportamientos? ¿De tanto repetírtelo te lo habías creído? ¿Era la paz tan valiosa cómo para justificar la pérdida de la libertad? Tú que habías combatido en tantas guerras, verdaderamente demasiadas desde 1846 a 1876 ,¿creías que valía la pena el sacrificio?, ¿te parecía válido el tejemaneje de caciques, el intercambio de favores?, los enriquecimientos a la sombra del Estado? O era cansancio, ese mismo cansancio que abatió a Ramírez y a Prieto, y a González Ortega y a Aureliano Rivera y a todos. …Pero te moriste mal, muerto de toda muerte, desaparecido; y esos últimos años de sumisiones y blandenguería ante el monstruo que Porfirio estaba construyendo, resultan imperdonables hasta para ti mismo. Y por eso nos entra la tristeza al pensarte, al ver cómo abandonaste a este país que entendiste tal mal y por el que, sin embargo, combatiste con las armas tan bien.”

Sergio Ramírez Mercado, escritor y ex vicepresidente del primer gobierno sandinista, en el capítulo, Vivir como los Santos, de su obra Adiós Muchachos, al abordar la vida de Leonel Rugama (mártir sandinista caído en combate contra las fuerzas del somocismo) cita algunos de sus principios ideológicos y éticos que inspiraron a miles de combatientes y fueron la base del régimen Sandinista en cuanto al comportamiento ético y revolucionario.

De acuerdo con Ramírez Mercado, el mártir sandinista consideraba que: “ … en la lucha clandestina era necesario vivir como los santos, una vida como la de los primeros cristianos. Esa vida en las catacumbas era un ejercicio permanente de purificación; significaba una renuncia total no sólo a la familia, a los estudios, a los noviazgos, sino a todos los bienes materiales y a la ambición misma de tenerlos, por muy pocos que fueran. Vivir en pobreza, en humildad, compartiéndolo todo, y vivir, sobre todo, en riesgo, vivir con la muerte.Sobrevivir hasta el final de la lucha era un recompensa no merecida, y la muerte sólo la manera de dar un ejemplo para quienes alguna vez cosecharían el triunfo en una fecha del futuro muy improbable; el triunfo que no podría conseguirse sin la constancia de los ejemplos repetidos, una cadena de conductas puras y de sacrificios que no tenían un fin visible.

Al referirse al derrumbe ético, moral e ideológico de una parte importante de la dirigencia sandinista, Sergio Ramírez Mercado apunta, que después de la derrota electoral, la piñata (sandinista) “no fue la transferencia justa de miles de viviendas y terrenos del Estado a las familias que las habían habitado por años como inquilinos, y de fincas a beneficiarios de la reforma agraria”.Sergio Ramírez, advierte que la piñata fue “la apropiación de los recursos del Estado que llevaron a cabo muchos cuadros dirigentes y que hundió antes que nada, una opción de conducta frente a la vida, porque quienes lejos de las catacumbas, defienden ahora una cuota de poder político dentro del sistema que de nuevo se reconstituye como fue antes, cada vez encuentran más difícil renunciar al poder económico o dejar de multiplicarlo”.

Para el escritor, la corrupción en la que incurrió la dirigencia sandinista fue “a verdadera pérdida de la santidad”.

La trascendencia de los actos de corrupción de varios comandantes de la revolución sandinista (entre ellos, el actual presidente de Nicaragua Daniel Ortega Saavedra; Tomás Borge, flamante asesor de Carlos Salinas de Gortari durante la insurrección del EZLN; y Edén Pastora “comandante Cero”), que a lo largo de la lucha contra el somocismo habían adquirido una imagen intachable y casi mítica, llenó de frustración a toda una generación, que veía en los movimientos de liberación nacional, la ruta para cambiar los sistemas opresivos.

Los ejemplos citados, dan cuenta por qué la corrupción de los mejores es la peor, al derrumbarse sus referentes éticos, ideológicos y morales, buena parte de la sociedad se siente agraviada y frustrada, considerando a la corrupción como un mal del que nadie escapa, ni siquiera los mejores.

COMPORTAMIENTO JUDICIAL

Constituye un paso importante el “Proyecto de Reformas con y para el Poder Judicial de la Federación”, presentado por el ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. La propuesta plantea la creación de una nueva escuela de jueces, medidas anticorrupción y contra el nepotismo, igualdad de género, fortalecimiento de la figura del defensor público y cambios en la forma de integrar una jurisprudencia.

La reforma que propone el ministro presidente, sin duda es importante, sin embargo, sigue pendiente reformar (cambiar) la mentalidad de una cantidad significativa de funcionarios judiciales (oficiales, secretarios, actuarios, jueces y magistrados) que siguen concibiendo la función jurisdiccional como un privilegio que los faculta para cometer toda clase de arbitrariedades, muchas de ellas derivadas de su falta de preparación y actualización. La reconfiguración de la escuela judicial que se propone en la reforma puede ser la herramienta que permita desterrar esas conductas.

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