Romper el Cerco

Andrea Cegna

Hacer político capaz de romper los esquemas

Hace 19 años yo tenía 19 años. Yo estaba en Génova participando en las movilizaciones contra el G8, estaba en la plaza para decir que otro mundo era posible. La arrogancia del poder capitalista decidió, en cambio, gritar que el otro mundo que nosotros queríamos (y queremos) no estaba en sus planes. Nos han disparado, golpeado, torturado. Lo hicieron incluso meses antes en Göteborg y en Nápoles. El gran sueño y la fuerza de un movimiento que desde Seattle en adelante aprendió a romper los esquemas y las barreras de las diversidades de la acción política, la toma de la palabra pública y la cultura política, logrando crearse como multitud y superando con ánimo las barreras de la autorreferencialidad, se estrelló con el miedo del poder de un lado y su respuesta violenta del otro, pero también, en pequeña parte, con la incapacidad de absorber formas de protesta que no tenían el diálogo en su práctica.

«El Movimiento de los movimientos» tenía una centralidad «occidental», pero estudiaba, miraba, escuchaba las instancias campesinas e indígenas que en todo el mundo incendiaban los ánimos. Un grito que dentro de los social forum trataba de ser global y empezó a combatir el colonialismo que todavía hoy, junto al sexismo, infesta sectores importantes de las estructuras políticas. ¿Son lejanos aquellos días? En occidente sí, en otras partes del mundo quizás no así lejanos. Cierto, las lecturas políticas y las opiniones en perspectiva que los movimientos pudieron producir alrededor de 2001 se han convertido en realidad. Y si hoy la pandemia de Covid-19 existe y siembra muerte, también es porque hemos perdido esa batalla, y el poder arrogante y mezquino ha aplastado cada vez más el acelerador, ciertamente en Occidente, ciertamente donde no se ha consolidado una resistencia real y poderosa capaz de detener los procesos de saqueo, como en Val di Susa.

No, no perdimos en Génova. Tal vez un poco después. Lo que perdimos en Génova fue la práctica y la aptitud a la cura de las relaciones entre diferentes…. y casi conjuntamente la capacidad de crear consenso, conflicto radical y capaz de cambiar las relaciones de fuerza, amparándose en las relaciones seguras, cómodas y comunes de quien habla en el mismo modo y dice cosas parecidas. Si aquí en Italia, en Europa, hubiéramos logrado detener los procesos de privatización de la salud, ¿la pandemia de Covid-19 habría hecho los mismos daños? No tengo la respuesta, pero puedo decir que en Italia, donde la experimentación de la salud pública/privada se ha excedido, precisamente en mi región de Lombardia, es donde hemos tenido más muertos, enfermos e infectados. Si la tutela del medio ambiente a detrimento de la construcción excesiva y urbanización de los campos hubiera sido exitosa, ¿habríamos tenido una pandemia zoomorfa?

Estas preguntas, junto al leitmotive leninista «¿Que hacer?», si permanecen preguntas y no se convierten en hacer político capaz de romper los esquemas, volverse revolucionario en el sentido de actuar transformaciones reales en la sociedad (y no responder a las lógicas de identidad y sectarias), entonces la verdadera o falsa derrota de esa gran temporada de sueños será una certeza.

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