Pensar en voz alta la justicia y la paz

Pietro Ameglio

Conflicto y Resistencia en Filosofía y Letras-Unam

No al Paro Indeterminado o Escalonado, Sí al diálogo y la construcción comunitaria de conocimiento y justicia

Pietro Ameglio

Hacia finales de este año habrá elección de nuevo rector en la Unam; el año que viene se tendrán elecciones federales en México, con una oposición que le apuesta casi sólo a la “guerra sucia” y a la desestabilización nacional a como sea. Los jóvenes, y particularmente el estudiantado universitario, han tenido históricamente un papel central como actores sociales en los procesos nacionales. Actualmente hay conflictos sociales de alta intensidad en varias universidades del país, como parte de un amplio proceso social de protestas iniciado en agosto del año pasado en el Instituto Politécnico Nacional por demandas contra todo tipo de violencias de género, contra la corrupción administrativa y por mejoras académicas; y continuado en Chapingo, la UAM, la UACM, universidades de provincia. La facultad de Filosofía y Letras de la Unam -donde tengo el privilegio de aprender y compartir- no podía estar ausente de todas estas protestas y demandas estudiantiles: en el semestre pasado hubieron al menos 4 paros de 2/3 días aproximadamente cada uno.

A su vez, nuestra facultad fue atravesada entre el 4 de noviembre del 2019 y el 14 de abril del 2020 por una toma encabezada por el Grupo de Mujeres Organizadas de la FFyL (Mofyl), misma que sólo concluyó después de 5 meses por la crisis del Covid, no por acuerdos, negociaciones o acciones directas. Como hemos escrito en dos artículos de Desinformémonos en esos meses (diciembre y marzo), ese proceso de lucha social, si bien contó con algunos logros muy importantes sobre todo contra la violencia de género en la facultad y la Unam, por otro lado tuvo consecuencias muy lamentables a nivel de la ruptura interna del tejido social comunitario y la construcción colectiva de conocimiento. Nos parece central evitar que se repita -en la parte que sea- esa experiencia desestructurante, desestabilizadora y de encierro. Una autocrítica que hicimos fue lo grave que resultó la ausencia de un tercer actor social en el conflicto, con capacidad activa de iniciativas, de propuestas diferentes, de presión hacia ambas partes enfrentadas, y, si fuera necesario, hasta de mediación legítima y con fuerza moral amplia en la comunidad.

Construir un Tercer Actor Social en el conflicto

Intentaré compartir sin la menor intención de tener verdades absolutas, una sencilla reflexión pero fruto de bastante experiencia directa e indirecta, y teoría -no opiniones- del conflicto actual desde la mirada y categorías de la resistencia civil y la lucha social, que es, me parece, el primer “observable social” del que hay que partir, para comprender las lógicas y sus acciones correspondientes que están en juego. Pretender abordar y transformar este conflicto -que lleva al menos los dos últimos semestres con el enfrentamiento entre las DyMofyl (Disidencias y Mofyl) y las autoridades de la facultad- sólo desde la lógica del diálogo, la escucha y la negociación es confundir el punto de llegada con el de partida. Por supuesto que hay que promover y multiplicar todas las formas posibles de diálogo y escucha, pero en paralelo y más aún hay que construir diferentes formas de organización comunitaria -autónomas de ambas partes enfrentadas-, lo más plurales, incluyentes y masivas posible, donde estudiantes, profesores y trabajadores tengamos un involucramiento muy activo y no sólo discursivo, hagamos propuestas y acciones constructivas y noviolentas con legitimidad comunitaria. Pero este Tercer Actor Social necesita no sólo construirse y descubrir que tiene poder, sino decidirse a usarlo en bien de la comunidad amplia.

Al respecto, creo que se está iniciando un proceso muy valioso y necesario de este tipo entre asambleas de profesores, de estudiantes por colegio, discusiones en clases e investigaciones sociales para desentrañar la voluntad e identidad de la mayoría estudiantil en medio de esta lucha, pero me temo que estos ritmos y tiempos no correspondan a los de algunos actores que controlan una parte del proceso de acción directa y toma de decisiones. Me parece que en este conflicto se sobreponen dos procesos que no son iguales ni lo mismo, aunque en el discurso muchas veces se intercambien indiscriminadamente -según la conveniencia, ingenuidad o idealización-: ciertamente hay un proceso de toma de conciencia y organización estudiantil muy valioso y todavía minoritario en la facultad, que ha logrado construir en parte un pliego petitorio y está tratando de luchar para que se vayan cumpliendo esas demandas lo antes posible, que se articula en mucho en una asamblea general y ahora también por colegios; algo muy importante si se tiene en cuenta que en la toma del 2019-20 una de las mayores dificultades para lograr construir y accionar a la comunidad amplia de la facultad fue la ausencia de asambleas estudiantiles, del profesorado y de trabajadores dentro y fuera de la facultad, donde cuestionar y discutir ideas. Por ello, es estratégico cuidar y aumentar la participación en el espacio de las asambleas, pero no sólo la general sino las de colegios con todos sus actores, y otras que vayan surgiendo. Son un antídoto clave al autoritarismo, a la violencia y al encierro.

Sin embargo, existe otro proceso sobrepuesto o paralelo -que la comunidad estudiantil en una gran mayoría reconoce permanentemente- que es la presencia de ciertas lógicas, culturas o grupos que -en cierta manera- controlan de diferentes formas las mesas y tomas de decisiones en las asambleas, e imponen a veces acciones y procesos de lucha social sin ningún consenso mayoritario, a veces en votaciones con un mínimo de gente en el último minuto de la asamblea. Eso va en contra de cualquier proceso social de construcción de conocimiento, justicia y convivencialidad comunitaria. Me ha parecido increíble que en el pliego petitorio se incluya la “liberación del Yorch” (Jorge Esquivel) y no la “liberación del auditorio Che-Justo Sierra”.

¿Por qué intentamos tomar conciencia de estos y otros procesos que se sobreponen y subsumen a veces mutuamente en las acciones y estrategias de la lucha social que nos atraviesa? Porque son claves para distinguir dónde está la fuerza moral (principal arma de la resistencia civil noviolenta) y legitimidad, la identidad y lógica de los actores sociales con quienes nos relacionamos, y son centrales para decidir las tácticas y estrategias a usar en cada caso, que deben ser muy diferentes si tenemos conocimiento de lo que es la resistencia civil y la lucha social.

Profundicemos ahora más en el plano de las acciones, observable social clave para analizar una resistencia o lucha. Este próximo domingo terminan 4 (un cuarto del total semestral) “Semanas Autogestivas”, donde el comentario unánime en las asambleas de colegios ha sido: “no se entiende bien qué quiere decir Semana Autogestiva”, por lo que profesores y estudiantes en asambleas de diferentes carreras -en una forma de acción noviolenta llamada “judo político”- decidieron en muchos casos poner ellos mismos los contenidos de estas semanas, dividiéndolos entre temas formales de la carrera y otros acerca del conflicto actual y sus demandas.

Una Semana Autogestiva es una acción de “No-Cooperación” en la resistencia civil, organizada desde un gran concepto del humanismo, socialismo y anarquismo como es la “autogestión”, con mucho poder y originalidad si se le da contenido y sentido, no si se deja a la improvisación e iniciativas espontáneas, donde se convirtió en una acción vacía de contenido y sentido. Además, las clases de muchos de nosotros han sido siempre autogestivas, pues es el mejor modo -creo- de construir conocimiento. No es necesario que exista una “orden heterónoma y de obediencia ciega”, que imponga algo, sin ningún consenso amplio comunitario.

¿Para qué la Semana Autogestiva? En el análisis de una parte del estudiantado y del profesorado, el planteamiento predominante fue que así se evitó un paro mayor, lo que en parte es cierto. Sin embargo hay que tomar en cuenta otros análisis desde miradas de la lucha social: la estrategia -a mi modo de ver- es gradual porque aún no se ha logrado acumular la fuerza y legitimidad comunitaria necesaria, y se desarrolla en a partir de un proceso secuencial: Semana Autogestiva-Paros Escalonados-Paro Indeterminado (Toma). La palabra Indeterminado al lado de Paro es sólo una redundancia que busca aterrorizar, por la siembra de la “incertidumbre” como diría Edgar Morin. Por eso, algo clave ahora es detener la espiral de la violencia, el odio estigmatizante, la polarización y el terror, para regredir a etapas de diálogo y consensos, lo que necesita de acciones directas noviolentas de construcción de paz y no de polarización.

Activar la espiral de la Resistencia Civil Noviolenta: “Desobedecer órdenes deshumanizantes y autoritarias metiendo el cuerpo”

Por ello, creo que ayudaría a transformar positivamente este conflicto en la línea de construcción comunitaria positiva, justa, amplia y plural tomar en cuenta ciertas variables de la práctica y teoría de la lucha social o la acción directa, que es la lógica predominante en las culturas y grupos que tienen la direccionalidad de las asambleas y las acciones. En la lucha social, en la disputa por el poder -y en la vida personal- hay que ser capaces de construir alguna “frontera” que detenga el avance de la deshumanización y la injusticia. Así como es necesario aprender a defender esa frontera para que no se vaya desplazando y normalizando la violencia, en la identidad de cada uno y en el orden social que lo rodea. Por eso es necesario en ocasiones decir y defender un “¡Ya Basta!”, ya que de lo contrario el adversario sigue avanzando en sus acciones impunemente. Desde la resistencia civil y la epistemología de la paz y la noviolencia sería: hay que construirse y entrenarse cada día a “desobedecer las órdenes deshumanizantes e injustas”.

En la lucha social también es importante conocer y comparar las espirales o termómetros de las partes confrontadas en cuanto a los niveles de sus acciones. En nuestra facultad hay una parte que está con el termómetro a 40 grados (Semana Autogestiva, Paros) y otra (en la que me incluyo) que tiene el termómetro a 37 grados (diálogos, foros, reuniones presenciales o por zoom, comunicados…). Para la resistencia civil es clave tener una intensidad de acción proporcional y relacional con la del grupo enfrentado, si de veras se quiere detener la otra espiral y construir juntos verdad y justicia, dentro de un proceso de igualación y respeto. Por supuesto, me refiero a evitar a toda costa activar la espiral de la violencia y el odio (estigmatizaciones, pre-juicios, castigos ejemplares: “cortar cabezas” jacobinamente creyendo infantilmente que así se acaban los problemas y se resuelven las demandas), desde la noviolencia.

Reitero que valoro mucho al sector muy mayoritario genuino estudiantil que está construyendo crecientemente una toma de conciencia, un movimiento y una organización en la facultad, que tiene demandas fundamentales en el pliego, pero éste no tiene todavía la direccionalidad del proceso y de las acciones de lucha social de lucha social en nuestro conflicto, y muchas veces -al igual que los profesores y autoridades- por muchas razones cae en la misma “obediencia ciega” a una agenda externa impuesta sin “principio de realidad”, y no con un fin de construir conocimiento y comunidad amplia y plural. De ahí, que creo es el momento de “meter el cuerpo” y organizarnos de veras colectiva, autónoma y autogestivamente, usando nuestro poder y no sólo nombrándolo, desobedeciendo colectivamente todas las “órdenes deshumanizantes” y autoritarias para nuestra facultad y vida comunitaria.

Unos pequeños ejemplos coyunturales al menos para profesores -a los que me sumo- acerca de meter el cuerpo, desde la noviolencia: 1) el riesgo de una acción “sorpresiva” (por una votación mínima de asamblea) de Paro Indeterminado o Escalonado es totalmente real, con lo catastrófico y sin sentido que sería, y ante ello al menos profesores y estudiantes deberíamos estar organizados en equipos para dormir dentro de la facultad si fuera necesario y evitar la toma; 2) también tendríamos que estar organizados -tal vez por turnos por la extensión- para tener presencia en las asambleas en todo su proceso; 3) desobedecer órdenes de paros sin causas proporcionales en gravedad a una acción de no-cooperación del nivel de un paro (se trata de un nivel de acción muy alto que no se puede decidir rutinaria, superficial, banal y repetitivamente como tantas veces se hace), y causas además que no podrían alcanzarse con otro tipo de acciones que no paralizaran, dividieran y desprocesaran a la comunidad.

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