Pensar en voz alta la justicia y la paz

Pietro Ameglio

Caravanas migrantes y consulta aeropuerto: movilizaciones de las masas no violentas y construcciones de paz en México

Foto: Cuartoscuro

Desmond Tutu: “El Dalai Lama (refugiado desde1959) suele decir que cuando te conviertes en refugiado, te acercas más a la vida, porque no hay posibilidad de fingir. De esta forma, también te acercas más a la verdad” (El libro de la Alegría)

Nuestro país ha estado atravesado en estas últimas dos semanas por dos grandes acciones de resistencia civil noviolentas masivas, a lo largo de todo su territorio, sobre todo en el centro-sur. Ambas, además, articuladas como campañas, lo que les ha dado una mayor envergadura, capacidad de confrontación positiva con los poderes y perspectiva a futuro. Nos referimos a la Consulta Nacional por la ubicación del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México en cuanto a la campaña “#Yo prefiero el Lago” y las Caravanas-Éxodos Migrantes centroamericanas que buscan llegar a Estados Unidos.

En apariencia podría tratarse de dos objetivos distintos, sin embrago si los profundizamos vemos que ambos guardan relación en cuanto a la confrontación de masas contra un modelo económico-social neoliberal depredador, destructivo de recursos naturales y culturas, de territorios de tierra y cuerpos, de formas de vida. Se enfrentan a la violencia estructural del modelo económico con el hambre que genera, de la expropiación de recursos naturales vitales y de las relaciones sociales que reproduce; a la violencia directa de las maras y bandas delictivas, de las policías, ejércitos y autoridades políticas, del exterminio selectivo de los activistas sociales (Ing. Jesús Ramos, opositor a la opción del aeropuerto en Texcoco, asesinado en Tlalmanalco el 28 de septiembre); a la violencia cultural que destruye formas de vida, comunidades, pueblos, al tejido social en su conjunto.

La Consulta, donde ganó por amplia mayoría la opción contraria al gran capital que arrasa todo, a la gentrificación y al modelo devastador ambiental, además de ser una acción de gran movilización y participación ciudadana, de la defensa del medio ambiente, fue también una acción de construcción de paz en el sentido del necesario “control social” hacia las autoridades y sus socios empresarios, en el sentido de que el poder y la toma de decisiones deben ser ejercidos de “abajo hacia arriba”, y no al revés como se hizo cuando se decidió el proyecto del aeropuerto en Texcoco, lo que implica la permanente posibilidad de cancelar decisiones espurias o de “revocar el mandato” de una autoridad que no “mande obedeciendo”. Esto en México sería algo totalmente original en relación a la alta impunidad y cinismo de las autoridades en el ejercicio del poder. Se trata de un camino de vigilancia, control y revocaciones de mandatos, de “gobiernos paralelos o autónomos” desde la sociedad civil.

Una de las principales armas de los poderes económicos y políticos que impulsan indiscriminadamente el avance depredador neoliberal, y que conocemos muy bien quienes hemos estado en resistencias ambientales, es la obtención de una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) en forma corrupta e ilegal, y a partir de ella avanzar a ritmo frenético y agresivo con todo tipo de maquinarias pesadas y fuerza obrera asalariada externa a la comunidad, en la devastación ambiental y las construcciones dizque autorizadas. Así, cuando se inicien las acciones de resistencia civil locales el proceso está tan avanzada que se hace muy difícil detenerlo y no caer en el desánimo, aún teniendo todas las razones jurídicas y morales.

Asimismo, nos pareció muy acertado el lema (“Yo prefiero el Lago”) de la campaña contra el aeropuerto en Texcoco, al presentar el conflicto no desde la negación de algo sino desde una dicotomía muy clara y fácil de entender y apoyar por mayorías de la población: Lago o Aeropuerto, Vida o grandes Negocios de los ricos.

Las Caravanas-Éxodos Migrantes son una acción de confrontación directa, al mayor poder económico y político-militar del mundo que origina las violencias y guerras de todo tipo, en este caso desde Honduras hasta Estados Unidos. Gandhi sostenía como la base central de su acción noviolenta el principio de que el propio sufrimiento sería la principal arma para destruir la opresión y conciencia del adversario. En este caso es profundamente doloroso, admirable y ejemplificante de lo que significa luchar de veras el testimonio de madres, ancianos, niños, discapacitados caminando y superando mil inclemencias cada día. Se trata de una admirable columna de luchadores noviolentos.

El Mahatma no afirmaba eso desde una posición simplista, idealista, religiosa o hasta masoquista, sino desde una estrategia que buscara una permanente acumulación de fuerza moral en el propio bando, ya que ese es el primer y principal terreno de toda confrontación. En ese sentido, veremos también cómo irán creciendo cada vez más todo tipo de provocaciones, amenazas y agresiones sobre todo del gobierno de Trump contra la Caravana, aunque el gobierno mexicano está haciendo su parte de inhumanidad en lo que el ombudsman de Oaxaca -Arturo Peimbert- llama “omisión criminal” (La Jornada 3-11-18). Lo que se buscará será aumentar la espiral de violencia, la xenofobia y el aterrorizamiento de las poblaciones, para que la acción de las Caravanas pierda fuerza moral internamente y hacia la mirada exterior, empezando por la de los ciudadanos estadounidenses quienes entonces tal vez apoyarían más a Trump no sólo en sus decisiones coyunturales, sino en la próxima elección legislativa de Estados Unidos. De ahí que será clave la disciplina –en sentido positivo, autónomo y libertario- interna de todos los miembros de la caravana para no construir ni caer en provocaciones violentas.

Los migrantes son “Constructores de paz”, no sólo debemos verles como población atemorizada y desesperada por la pobreza y la violencia, sino sobre todo como luchadores en el verdadero sentido de la palabra, ya que escogen una forma de lucha noviolenta como es el “desplazamiento” en lugar de tomar las armas, de aumentar y así normalizar la espiral de la guerra en sus territorios. Por tanto -profundizando en su forma y sentido- no se trata sólo de una acción de huida sino de enfrentamiento de la violencia, colocando sus cuerpos fuera de la reproducción y del alcance bélico. Como bien nos han explicado las poblaciones mexicanas desplazadas o en autodefensa, cuando el nivel de violencia inmediata nos coloca en un encierro del que no se puede salir sin involucrarse en ese nivel de inhumanidad, existen dos opciones: enfrentarla con armas (aunque sean en autodefensa y se busque continuamente no usarlas y sólo mostrarlas) o desplazarse. Ambas son formas de lucha válidas por la justicia y la vida digna.

Caminar largos trechos ha sido también una forma de lucha noviolenta muy usada en la historia de los movimientos sociales, por ser algo esencial al pueblo y a su vida cotidiana, tan esencial como beber agua y comer, por ser algo que genera solidaridad al interior y al exterior del movimiento, por ser una acción que tiene un “ritmo lento” que permite la toma de conciencia gradual de la población y así su incremento en la participación y solidaridad. Es una acción que permite “desnudar la verdad” públicamente con fuerza y nitidez. Caminatas emblemáticas de la historia han sido la Marcha de la Sal gandhiana (marzo-abril 1930), la Marcha del Color de la Tierra zapatista (enero-abril 2001), la Marcha sobre Washington por el Trabajo y la Libertad del movimiento afromericano lidereado por Martin Luther King (agosto 1963).

El 28 de agosto de 1963 King pronunció su famoso discurso de “Tuve un sueño” en el monumento a Lincoln. Si tuviéramos un sueño para las actuales Caravanas Migrantes, desde el ángulo de la lucha noviolenta, podríamos decir que nos gustaría que las Caravanas tuvieran una cantidad de obispos-jerarcas religiosos, rectores, artistas e intelectuales de Honduras, El Salvador, Guatemala, México y Estados Unidos encabezándolas, unidos en un solo abrazo y acompañándolas caminando proféticamente por días alternados junto a estos constructores de justicia y paz centroamericanos. Se daría así la activación de una importante “arma noviolenta”, cuyo poder social –por las instituciones o representatividad que tienen- les otorga un papel de reserva moral social, que pocas veces en la historia pone el cuerpo en las acciones directas noviolentas contra los poderes. Esa es la verdadera tarea de ciertos actores sociales en procesos de justicia social, pacificación y humanización de la espacie. Con estas Caravanas se presenta una oportunidad histórica continental muy especial.

En estos días hemos visto un par de ejemplos en México acerca de “meter el cuerpo” por parte de una porción de la reserva moral social en acciones directas contra la inhumanidad y de sostén a víctimas y luchadores sociales: las autoridades de la prestigiosa universidad católica norteamericana de Notre Dame celebraron una misa en Colinas de Santa Fe (Veracruz), en el lugar más grande hallado hasta ahora de fosas clandestinas y entregaron un premio al Colectivo Solecitos de familiares de víctimas. También acabamos de ver, como parte del Festival de Cine “Puy ta Cuxlejaltic” (Caracol de Nuestra Vida) en el caracol zapatista de Oventic, entre otras muy valiosas presencias de artistas y películas, la proyección de la película “Roma” de Alfonso Cuarón, que ganó el León de Oro en el Festival Internacional de Cine en Venecia este año.

La confrontación entre esta acción noviolenta de la Caravana y las fuerzas militares de guerra de Estados Unidos que se dará en nuestra frontera norte se está construyendo y avanza, y para que ella derive en resultados positivos y de justicia para tantas masas que luchan, sobre todo desde sus cuerpos, desde el sacrificio, desde su dignidad moral y espiritual, desde su “firmeza permanente”, será clave cómo los mayores sectores de todas las sociedad civiles directamente involucradas en el conflicto podamos “meter el cuerpo” directamente, en apoyo a esta lucha de construcción de justicia y paz continentales.

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