Pensar en voz alta la justicia y la paz

Pietro Ameglio

Acciones Binacionales de Guerra y Paz con Estados Unidos

García Luna, Fox, Calderón y Peña con su falsa “Guerra contra el Narco” al desnudo y una Cumbre por la Paz

Ha quedado totalmente desnuda para nuestro país y el mundo, la farsa de la cínica e inmoralmente llamada “guerra contra el narco”, declarada por Calderón -vestido de militar con talla grande- el 3 de enero del 2007 en un cuartel militar en Apatzingán, Michoacán, pero -como ya sabemos bien- iniciada por Fox un sexenio antes en el peor sentido. Por supuesto que una porción grande de la sociedad mexicana sabía o sospechaba esto, pero no existían evidencias tan claras y documentadas de este brutal crimen y negocio con los cuerpos y bienes materiales de la sociedad civil mexicana, urdido desde tres narcogobiernos (2000-2018). En realidad se trata de “una guerra intercapitalista trasnacional por el monopolio de una mercancía ilegal y muchos otros delitos, donde en cada banda enfrentada hay identidades sociales similares en cuerpos diferentes: autoridades de todos los niveles, empresarios, fuerzas con armas legales e ilegales, delincuencia organizada y una porción de la sociedad civil empleada por esas fuerzas delictivas”. (http://publicaciones.sociales.uba.ar/index.php/cuadernosdemarte/article/view/2043/1744)

Así, el reciente juicio y veredicto en Estados Unidos contra Genaro García Luna: ex_secretario de Seguridad Pública en el gobierno de Calderón, ex_ director de la Agencia Federal de Investigación (AFI) en el gobierno de Fox, y ex_contratista estrella multimillonario de seguridad en el gobierno de Peña Nieto, puso al desnudo una verdad transparente y total de la guerra que atraviesa a México al menos desde el 2000. Como bien ha dicho doña María Herrera, madre de 4 hijos desaparecidos y constructora de paz ejemplar fundadora de la red nacional de Enlaces, respecto a la guerra mexicana: “No es el crimen organizado, es el crimen institucionalizado”.

Resultó además ampliamente ejemplar de este narcopoder y paradójico al respecto, que el mismo día que un juzgado civil estadounidense declaró unánimemente a García Luna culpable de 5 gravísimos cargos de narcotraficante usando traidoramente su poder gubernamental, un tribunal mexicano desbloqueó las cuentas bancarias de la esposa (¿socia?) de García Luna, como había sucedido igual pocos días antes con las cuentas de Luis Cárdenas Palomino, brazo derecho de García Luna. Además, en los días siguientes se otorga un amparo contra una orden de aprehensión por lavado de dinero contra el ex_gobernador narcotraficante prófugo de Tamaulipas Francisco García Cabeza de Vaca; y sale libre Rosario Robles, operadora principal de la Estafa Maestra, un fraude multimillonario al Estado con empresas fantasmas para desviar fondos a campañas políticas. ¿Hasta dónde está enquistado el narcopoder en la esfera del poder judicial?

¿Qué más ha quedado al desnudo -como diría Gandhi- con estas semanas de juicio? ¿Cuál ha sido la tendencia predominante en parte de lo mediático, político, intelectual…ante todo esto? La consigna de esta complicidad total es el ocultamiento y el vacío informativo acerca de todo este proceso de despojo y corrupción, el “blanqueado” de los presidentes y socios de la narcocorrupción arguyendo su ignorancia, la estigmatización de los testigos, todo a través de la siembra del “infantilismo social” en la población (no se trata de una ofensa a la inteligencia ni a la persona sino simplemente de la lógica de un estadio mental epistémico-moral). Según Piaget, gran investigador del tema, en este estadio primario creemos “estar en posesión de la verdad íntegra: cada cual para sí y todos en comunión con el Mayor, ésta podría ser la fórmula del juego egocéntrico” (El criterio moral en el niño). Es la obediencia ciega a personajes jerárquicos que construyen verdades totalmente mediáticas, virtuales, catastrofistas sin reflejos empíricos en la realidad fáctica, pero que operan como verdaderas en la mente de la gente por el “principio de autoridad” y “obediencia ciega” irracional (vamos a ser como Venezuela, nos van a quitar el catolicismo, la democracia…), que los medios construyen en la población, borrando la memoria y el pasado de esos “Mayores”, al grado de ser capaces de marchar en defensa de la democracia lidereados por los mayores líderes de los fraudes y la corrupción de la historia reciente del país, o de creer que una institución “no se toca”, ignorando el conocimiento  más mínimo acerca de cómo ha sido el avance de la historia de nuestra especie.

A su vez, unida al ocultamiento y pérdida de la memoria histórica, parte central de este proceso ciudadano, es construir una fuerza moral completamente ajena a la verdad fáctica, pero que opera bien al nivel de crear pre-juicios sin pruebas, luego convertidos en estigmas y finalmente no en fuente de enojo sino del más puro odio -que sólo busca destruir al enemigo y no que cambie sus posturas-. Esa es la guerra sucia político-electoral que avanza en México, cómplice en el caso de García Luna -y los tres gobiernos a los que sirvió- de la guerra de exterminio masivo y selectivo que fue conscientemnte desatada contra la población civil. Y como en toda guerra sólo hay dos bandos, no existe el tercer bando -muy complejo de construirse- ni la llamada “neutralidad”, por lo que todas nuestras acciones tienen efectos hacia uno u otro bando.

Y hay que poner mucha atención hacia este tipo de actores sociales, ampliamente beneficiados con el crimen institucionalizado y la corrupción de las últimas dos décadas, que no están dispuestos a perder sus privilegios por otros 6 años. No olvidemos que en Colombia y Brasil, frente a oposiciones similares, Petro y Lula casi perdieron las elecciones; tampoco los golpes por lawfare en Brasil, Perú, Bolivia, Argentina…En México, con este poder judicial y político oposicionista, no estamos ni por asomo ajenos al peligro de una construcción perversa de un lawfare, ya intentado por Fox con el desafuero del 2004.

La gravedad inconmensurable de esta situación, no es sólo un hecho de corrupción política y delictiva, sino un hecho social de guerra acompañado de un drama humanitario innombrable en México: cientos de miles de asesinados y desplazados forzadamente, 110 mil desaparecidos hoy día, masacres de todo tipo, una acción genocida en Iguala contra los estudiantes de Ayotzinapa, la destrucción del tejido social, de cualquier forma mínima de convivencialidad y trabajo honesto por el derecho de piso, de aterrorizamiento ciudadano a partir de convertir los cuerpo y propiedades de la población en botín impune de la guerra.

CUMBRE BINACIONAL POR LA PAZ EN MÉXICO

Otra acción binacional como la de García Luna, pero con un enfoque distinto entre los pueblos y desde abajo, fue la Cumbre por la Paz celebrada en la Comisión de DDHH de la Ciudad de México a fines de febrero, que tuvo por objetivo impulsar un proceso transfronterizo de organizaciones sociales y sociedad civil, que ayude a enfrentar niveles tan altos de violencias en temas comunes como migración, tráfico de armas, derechos humanos, racismo, extractivismo trasnacional, desigualdad económica, laboral y social. Tomando en cuenta también la coyuntura de las elecciones presidenciales en ambos países el año que viene, y la necesidad urgente de influir en acuerdos y políticas a futuro. Marco Castillo, uno de los coordinadores del proceso desde Global Exchange, apuntaba bien: “Hay que presionar en EU y México lo que haya que presionar. El papel de EU es fundamental en América Latina porque impone su agenda, que no es la del pueblo estadounidense”.

Para facilitar el trabajo se crearon 5 Plataformas: personas afrodescendientes; pueblos indígenas y nativos; personas víctimas de violencia, especialistas y defensores de DDHH; migrantes y defensores de derechos migratorios; periodismo latinoamericano.

El tema del tráfico y uso lícito e ilícito de armas fue un punto y desafío central para construir alternativas y controles cada vez más eficaces. En una investigación internacional (“Armas extranjeras en México”), coordinada por John Lindsay-Poland, se demostró que “las armas estadounidenses matan a más personas en México que en EU”, porque -según cálculos estimativos- “el 70% de las armas con las que se producen homicidios en México vienen de EU”. Lorena Reza, miembro del colectivo “Regresando a Casa Morelos”, afirmó con toda la razón que “las armas de EU vienen acá y destrozan a las familias mexicanas” (Forbes Staff, 24-2-23).

Hubo en la Cumbre una significativa presencia de comunidades afroamericanas (“Poder negro”) de Estados Unidos (Black Lives Matter), México, Colombia…quienes insistieron que se debe potenciar un trabajo binacional -en la política antidrogas- que no criminalice y racializace a las comunidades más empobrecidas, estigmatizándolas como “enemigos públicos”. Asimismo, urge tipificar la discriminación racial como un delito.

Existió a su vez unanimidad acerca de que resulta fundamental que se modifiquen las políticas binacionales “prohibicionistas”, que han aumentado permanentemente los mercados ilegales  generando mucha más violencia, proliferación de drogas altamente peligrosas al igual que mayor militarización. Deben impulsarse políticas de prevención sin discriminación, estigmatización, promover también una “Comisión de la verdad binacional” para la violación de los DDHH en el marco de la política antidrogas, que debe así convertirse en una “regulación para la paz”.

Asimismo, se acordó que es indispensable proteger tierras y territorios indígenas frente a corporaciones trasnacionales, y a defensoras y defensores de derechos humanos; dar seguridad a poblaciones desplazadas, a migrantes y refugiados (especialmente a la niñez) en su libre tránsito sin discriminación. Particularmente emocionante e imprescindible fue el grito de digna rabia de familiares de desaparecidos, exigiendo que se destinen más fondos a sus luchas y justicia , y menos a la militarización; que se les tome en cuenta para las políticas públicas y búsquedas por lo muchísimo que han aprendido en estos temas donde son las mayores expertas, y sobre otras alternativas en las estrategias de seguridad. Como bien apuntaba un padre de los 43 de Ayotzinapa: “Las víctimas y sus familiares deben estar en el centro de la agenda de paz, sin ellas no habrá paz duradera”.

Y entre las víctimas de nuestra guerra, se hizo también observable el alto riesgo físico y psicoemocional que enfrentan los periodistas en su labor, obligados muchas veces a un desplazamiento forzado de sobrevivencia, donde “es más difícil regresar que irse”.

En el sentido de la co-operación en todo sentido entre familiares de víctimas de ambos países y luchadores-organizaciones sociales, creemos que se abren campos de intercambio, conocimiento y experiencias compartidas y construcción de estrategias de acciones futuras, muy necesarios y beneficiosos. Por ejemplo, toda la experiencia actual del movimiento Black Lives Matter para cambiar y humanizar la labor policial: acotar fondos a las policías, cambiar sus entrenamientos y capacitaciones, ciudadanizar su función social a través, por ejemplo, de promover mediadores civiles comunitarios en vez de que la policía tenga que hacer esas tareas y pueda por ello aumentar la violencia entre personas, familias, comunidades. Esto sería muy útil de aprender y aplicar más en México, donde las políticas públicas de los narcogobiernos pasados optaron con toda intención por destruir, en todo sentido y nivel, a las policías, para así lograr impunidad total en el territorio e impulsar la “ineluctabilidad” de la militarización de la seguridad pública. A su vez, las formas de lucha mexicanas noviolentas de los familiares de desaparecidos y asesinados, así como las resistencias sobre todo indígenas-campesinas por la defensa de su cultura y recursos naturales, podrían aportar mucha originalidad a las resistencias civiles norteamericanas.

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