Imagin-acción

Sandra Petrovich

Uruguay. Cuando el absurdo habilita al imaginario colectivo

Foto: Martha Passeggi

La tarea del mundo que vendrá será encontrar lo que podría ser una libertad creadora, afirmativa” Alain Badiou

Cuando se cierne sobre la humanidad la aterradora certeza que de que el mundo que habitamos ha entrado en el proceso de su auto destrucción, muchas cosas atraviesan nuestros cuerpos y quien dice cuerpos dice también espíritu. Algo casi intangible pero que roza las emociones, vibraciones sutiles, tramas intuitivas, capas de conocimientos acumulados en el tiempo. También podemos hablar de fuerzas, flujos energéticos. Las mismas pueden ser destructoras, otras regeneradoras.

El drama presente no debería sorprendernos más que nuestra propia ceguera, por más que ya estábamos advertidos por el uso indiscriminado y suicida de la tierra que habitamos. Solamente espíritus ganados por un extremo individualismo, seducidos por los cantos de sirenas de un sistema injusto, corrupto y criminal que por añadidura es ignorante y psicópata, pueden negar el terrible momento que estamos viviendo. No solamente ello, sino que siguen agitando la bandera del progreso, el desarrollo, en medio de montañas de desechos en donde lo poco que va quedando de vida no será posible de habitarlo, en definitiva están cavando la tumba de toda la humanidad.

La pregunta es: ¿qué hacemos o que podemos hacer? No hay respuestas claras, se terminaron las conjeturas, las hipótesis, se agotaron las estrategias, igualmente los discursos.

Se evaporó el tiempo.

Cada día es todo lo que tenemos por delante, padecemos sed y nos adaptamos, de igual manera que nos adaptamos a cohabitar con la impunidad. Abrimos el grifo y sale agua, contaminada, salobre, pero sale, «es algo» se dice buena parte de la población. La impunidad atañe a todas las esferas de la vida, es una cultura y es la que impera. ¿Cómo juntar todas las soledades?, ¿cómo hilvanar voluntades y deseos? No puede ser que no podamos salirnos de las pantallas, parar el flujo, esparcir nuestros versos como semillas, contar las estrellas obviando los satélites. Podríamos ensayar aventuras como el abandonar las dependencias enajenantes, recuperar tiempo de vida juntos. El desorden actual de las estaciones, de los elementos, mira de frente al «otro orden del caos», el desorden social , político y cultural de la sociedad.

Los problemas no suceden solamente en esta pequeña comarca llamada Uruguay, son de la humanidad entera, no existimos solos, todas las cosas y todos los seres estamos relacionadas. Por lo tanto las acciones de uno o algunos afectan al resto. Todo acto tiene su consecuencia, todo gesto deja su huella, podemos decir que erosionamos todo lo que pisamos, tocamos y hasta lo que miramos. Estamos parados en medio de una tormenta o de un abismo y no se entiende que esperemos que pase o que no sea tan terrible. Ahora sí que podemos aventurarnos en experiencias rupturistas que pueden tener apariencia de cosa absurda, que nadie lo notará. Decimos esto porque todo absolutamente todo lo que ocurre hoy es absorbido por la gente, no hay reacciones, solo adaptación. Este mismo fenómeno nos habilita a desertar de todo y componer de otro modo la relación entre seres y mundo. Es momento para la creación de situaciones, no hay nada que no sea posible. Tan solo dar un pequeño salto como para sortear un pequeño charco. Todo lo que nos paraliza son los miedos.

Imágenes

Una foto de prensa muestra la delegación de un sindicato, llevan una urna con algunos miles de firmas apoyando distintos reclamos. Juntar firmas por todo y por nada; es algo incorporado como gesto que erosiona y adormece. Nunca cambia nada, es una rueda giratoria que encuentra siempre la misma puerta de salida, la misma por la cual se vuelve a entrar una y otra vez.

El mediático narco uruguayo, actualmente prófugo, Marset, envía un mensaje por celular. Algo impensado pero sucedió.

Astesiano exguardia personal del actual presidente Luis Lacalle Pou, actualmente en prisión por distintos delitos entre ellos el sonado caso de falsificación de pasaportes, que operaba desde el cuarto piso de la sede de presidencia, es contactado por productores de cine para llevar su caso a Hollywood. Esto es así, al opuesto de tantos artistas produciendo arte en la más absoluta soledad.

Sequía, desvío y contaminación de los ríos. Sentados sobre el acuífero Guaraní este pueblo debe comprar su agua a las empresas embotelladoras que se la llevan por nada. Por las rutas del saqueo circulan cientos de camiones cargados de rolos de eucaliptus para las pasteras, agotando aun más las napas subterráneas del agua. Esto ha sido incorporado, es «progreso», «desarrollo». Un país entregado a las corporaciones. Algo inadmisible. Silencio de la central sindical y del FA, coalición de centro izquierda.

Si hablamos de los medios hegemónicos completamos las absurdidades en la pequeña República. Los noticieros centrales en ciertos canales televisivos no contentos con las crónicas policiales locales, ahora nos muestran también la de los Estados Unidos, en el rubro «noticias internacionales». Contamos en una noche más de media hora de estas crónicas. Eso sí, ni una mención de lo que pasa en Jujuy, Argentina. Es decir esto nos está habilitando a apagar los televisores y fugarnos hacia otros espacios.

Vagabundeos, creando-pensando

Estas imágenes son algunos ejemplos que sirven para ilustrar la idea de que nada puede ser mejor que cuidar la tierra y el agua para la vida, de declarar el agua un bien común, de crear núcleos guardianes de la misma. Podemos ir más lejos y auto proclamarnos en comunidades, municipios, pueblos autónomos. ¿Plantar, crear, resistir, un absurdo, una idea surrealista o una realidad a crear ?

La poesía será el cuerpo de las plantas y el sonido de los ríos libres.

La danza sobre la tierra sembrada parirá otra vida, otros mundos.

«Es preciso que cambie a cada momento, porque dejar de transformarse es dejar de vivir.» Henri Bergson.

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