Carlos Lenkersdorf en su libro “Filosofar en clave tojolabal”, nos describe una práctica del “Nosotros” muy propia de algunas comunidades indígenas donde se decide consensualmente y se actúa en conjunto. La acción nosótrica es autocrítica, analiza qué funciona y qué no funciona para irse reconstruyendo. Si bien cada persona es responsable de sus actos, esa responsabilidad es al mismo tiempo asumida por el grupo, intentando que el hecho sirva de aprendizaje colectivo y de reincorporación al “Nosotros” de la persona que ha actuado irresponsablemente. No tiene nada que ver con el nosotros solitario de intereses grupales de la cultura dominante. Es un “Nosotros” de convivencia de personas y su entorno, como integrantes legítimos de un todo.

Estas maneras de relacionarse han existido durante la historia de la humanidad, aunque hoy en día, en una sociedad que gravita en el individualismo, los intentos de ir creando y ampliando el anillo del “Nosotros” no es tarea fácil.

En la red Cecosesola intentamos ir profundizando un proceso educativo de ir ampliando el espiral del “Nosotros”, no solo entre los miembros de la red, sino además acompañada de una actitud inclusiva hacia todas las personas que se acercan a nuestros servicios y a conocer nuestra experiencia. Es más, dando pasos pequeños y consistentes para ir incluyendo nuestro entorno.

Y el ir propiciando esta cultura nosótrica constantemente se topa con una resistencia que tiene su sustento en nuestra formación cultural. En el actual momento cultural de Venezuela, la cultura de la solidaridad, de la mano vuelta, de las cayapas, ha ido dando paso a un individualismo personal o grupal. Va ganado protagonismo el dicho “en las puertas del cielo, primero yo que mi padre”. Progresivamente se ha ido instalando un capitalismo salvaje donde todo vale.

De manera queen nuestro quehacer diario es común que el individualismo se manifieste, tanto a nivel personal como grupal. La clave está en cómo abordarlo. Como ejemplos, algunas cosas que nos han ocurrido recientemente:

• Una persona se salta los criterios colectivos y decide por su cuenta aumentar el precio de uno de nuestros servicios.
• Otra incumple con los horarios acordados sin justificación alguna.
• Un productor agrícola cooperativista vende fuera de la red un producto destinado a nuestros mercados por aprovechar el precio del momento.
• Un mercado cooperativo se salta los compromisos de recibir productos planificados con los productores agrícolas de la red porque en ese momento los precios del mercado mayorista le son más favorables
• Personas integrantes de una cooperativa deciden aumentarse sus ingresos sin tomar en cuenta las consecuencias para su cooperativa y por ende, para el servicio comunitario que se presta.

El individualismo que llevamos por dentro responde a separaciones, fronteras personales y grupales difíciles de evidenciar porque son como pilares que sustentan nuestra cultura, engranados en nuestra manera de ser desde nuestro nacimiento.

Sin embargo, cuando, en la reflexión colectiva, logramos captar sus manifestaciones con todas sus consecuencias, se convierten en momentos estelares para fortalecer nuestro proceso educativo transformador. Se trata de un esfuerzo permanente de ir trascendiendo fronteras, de ir ampliando el espiral del nosotros.