En Cecosesola vamos desdibujando las jerarquías para crear las libertades que permitan un proceso de autorrealización personal que va mucho más allá de aprender oficios o tareas. Se trata de desarrollar nuestras potencialidades e ir descubriendo cualidades insospechadas, contando con el estímulo y el acompañamiento de un colectivo.

Vamos descubriendo una creciente seguridad personal que nos lleva a sorprendernos de las capacidades e iniciativas que desconocíamos. Vamos trascendiendo el mundo de lo concreto, desarrollando esa aptitud de captar lo que es invisible a los ojos. Vamos profundizando relaciones de confianza basadas en el respeto a las personas y a lo otro, trascendiendo las relaciones de utilización. Vamos siendo personas íntegras.

Y no es nada fácil

Porque nuestro proceso se desarrolla en un marco constituido por diversas actividades económicas: producción agrícola y distribución de alimentos, servicios de salud, servicios funerarios, financiamiento cooperativo… Somos unas 1.300 personas autogestionando estas actividades de manera descentralizada, en más de 50 espacios, en siete estados del país.

Porque convivimos en una cultura que propicia la fragmentación, estimulando relaciones de utilización mutua, exaltando continuamente la competencia. en lugar de la cooperación.

Porque se nos hace difícil analizar nuestras conductas sin caer en juicios basados en nuestras creencias y valores.

Porque la tendencia de nuestra formación cultural gravita en prepararnos para encajar en una relación patrón-obrero donde uno es el que tiende a tener la iniciativa y la visión global y el otro a seguir sus lineamentos e instrucciones.

Porque en la Red Cecosesola no existen directrices emanadas desde arriba que guíen nuestro hacer. En el andar vamos descubriendo colectivamente el rumbo a seguir. Se trata de un proceso que intentamos ir llevándolo entre todos y todas, gravitando en el ir “pescando juntos”, aunque en ocasiones pudiese ser necesario “enseñar a pescar” o “dar el pescado”.

Porque convivimos en una cultura que tiende a utilizar el vacío de poder generado por la ausencia de jerarquías como una oportunidad para el aprovechamiento y la apropiación individualista.

Porque no es fácil entender que cuando vamos desdibujando la disciplina impuesta desde arriba, es necesario irla reemplazando por otra disciplina, aquella que vamos construyendo entre todos y todas.

Porque la situación crítica que atravesamos en Venezuela nos tiene, a la gran mayoría de la población, concentrados en nuestra supervivencia, de manera que nuestra autorrealización pudiese pasar a un segundo plano.

Porque nadie se autorrealiza si no está dispuesto a hacerlo. Sucede que algunos abrazan la oportunidad y potencian sus cualidades innatas y otros se cierran a su propia evolución o lo hacen a un paso más lento Esto puede ir generando diferencias: en cuanto a la capacidad de tomar decisiones con criterios colectivos, tener iniciativas y asumir sus consecuencias, participar activamente en las reuniones así como ir logrando una visión más global y a futuro.

Porque las libertades que nos damos para estimular nuestra autorrealización dependen de que nuestras actividades económicas continúen generando bienestar personal y comunitario y permanezcan en el tiempo. Por eso es menester ir encontrando un equilibro ya que el quehacer económico es el marco dentro del cual se desarrolla nuestro proceso y le dan su base material.

Las dificultades como oportunidades

Estas son algunas de las dificultades que, por ahora, hemos ido evidenciando en el camino; dificultades que nos llevan en ocasiones a vivir momentos de dolor, angustias, decepciones y frustraciones; momentos que, a través de la reflexión colectiva, se pueden ir convirtiendo en hermosas oportunidades para continuar profundizando nuestra autorrealización.

Y es que a pesar de que no es nada fácil el camino que hemos escogido, la autorrealización es un deseo innato que siempre está presente en el ser humano, esperando la oportunidad de ser despertado y estimulado. De manera que este proceso de ir siendo personas íntegras, conviviendo en relaciones de confianza, se encuentra poblado de alegrías y múltiples satisfacciones que nos brindan la seguridad de que vamos por buen camino. Un estímulo para continuar profundizándolo.