Memoriando

Colectivo Híjar

Te buscaré hasta encontrarte. #IlustradoresConAyotzinapa

Desde octubre de 2014 empezamos a ver aparecer en redes sociales las imágenes con el dibujo del rostro y nombre de alguno de los 43 normalistas detenidos-desaparecidos y el breve texto a nombre propio exigiendo saber su paradero. Ello formaba parte de la convocatoria #IlustradoresConAyotzinapa que reunió más de 400 ilustraciones en un blog creado exprofeso y que planteó a los promotores Valeria Gallo y Mauricio Gómez Morín, el desafío de pensar cómo divulgar todo este amoroso trabajo. Recurrieron al estudio de programación Matrushka que diseñó la plataforma para recopilar las imágenes en alta resolución con fines editoriales. Al final, 330 ilustraciones conformaron el proyecto.

Distintas y muy variadas calidades gráficas dan cuenta del éxito de la convocatoria iniciada por Valeria Gallo y reproducida de boca en boca, a la que respondieron no solo artistas sino toda aquella persona con necesidad de pronunciarse y hacer suyo el reclamo por la presentación con vida de los 43 y por justicia para los asesinados y heridos, como Aldo Gutiérrez aún en coma, en aquella noche del 26 al 27 de septiembre de 2014 en Iguala cuando todas las fuerzas policiales y el ejército en coordinación con el crimen organizado desataron una brutal jornada represiva contra los estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa: ¡Fue el Estado! cómplice y omiso el responsable de la desaparición forzada. Aún impune, este acontecimiento histórico constituye memoria viva encabezada por los padres y madres de los muchachos, lxs estudiantes normalistas y miles de acompañantes que continuamos exigiendo verdad y justicia.

Desde entonces, muchas expresiones con recursos artísticos acompañan el reclamo social: gráfica, pintura, murales, bordados, fotografía, canciones, coreografías, poemas, performances y todo suma. Campañas gráficas fueron realizadas en distintos espacios a nivel nacional e internacional por colectivos solidarios, entre otros, la Asamblea de Mexicanxs en Argentina: “43 días por los 43. 43 lecciones sobre el genocidio en México” en 2015 y por instituciones como el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez A.C.: #Yotenombro. Ayotzinapa”, o por personas como la artista escocesa Jan Nimmo, autora de los primeros retratos que aún portan los padres y madres en sus pendones acompañantes, como atributo esencial de su fuerte y doliente presencia. Las 43 pinturas elaboradas por pintores de Guerrero del proyecto “43 Rostros 43 Nombres” impulsado en 2014 por el profesor Joel Amateco encargado del Taller de Artes Plásticas de la Normal de Ayotzinapa con estudiantes de La Esmeralda, varias veces expuestos. Presentes también los 48 bellos bordados elaborados por la Asamblea de Pedregales de Santo Domingo, Coyoacán y Texthilo, así como los Bordados por la Paz del colectivo Fuentes Rojas elaborados para el 5º aniversario de Ayotzinapa y los varios realizados por Gabriela Arroyo, entre otros. Las Huellas de la memoria en proceso de completarse, con los gastados zapatos de los familiares grabados, algunas ya impresas en mosaico y colocadas en el muro de la memoria frente a la Fiscalía General de la República en la Ciudad de México. Todo lo mencionado, y varios proyectos más que no se alcanzan a incluir, valiosos empeños y vehículos de memoria impulsados por quienes se ocupan y preocupan por afectar más allá del metro cuadrado que tienen alrededor, como bien advierte el Grupo de Arte Callejero argentino, para realizar una aportación ética y estéticamente significativa.

Cabe mencionar que las imágenes de #IlustradoresConAyotzinapa, aparecieron publicadas en la voluminosa publicación, de 754 páginas, elaborada en 2015 por la Delegación D-II-IA-1, Sección 10 del SNTE, de profesores del INAH dando cuenta de las jornadas dominicales realizadas en el vestíbulo del Museo Nacional de Antropología, que contiene varios textos reflexivos, fotografías y la compilación de cientos de mensajes solidarios escritos por los asistentes. Fueron además expuestas en varias sedes del INAH a nivel nacional: museos, sitios arqueológicos, escuelas y plazas públicas en el marco de las jornadas que incluyeron la impresión de hoja volantes informativas y la elaboración del Códice Ayotzinapa.

Muy pronto, el numeral 43 se tornó en emblema de un hecho atroz, de signo matemático adquirió la cualidad de símbolo política y socialmente advertido, pero no bastaba, había que nombrarlos y conocerlos, construir relatos con historia de vidas truncadas por la violencia injustificable. De ahí sus rostros repetidos, impresos, dibujados, también el pase de lista y los relatos que empezaron a emerger con las características particulares de todos y cada uno. Deber de memoria asumido por quienes se sitúan a la altura de los tiempos infames pero también derecho a la memoria de quienes siguen la recomendación de Julius Fucik en su Reportaje al pie de la horca escrito en la cárcel nazi de Pankrác en donde fue asesinado en 1943:

“… Quisiera que todo el mundo supiera que no hay héroes anónimos. Eran personas con su nombre, su rostro, sus deseos y sus esperanzas y el dolor del último de los últimos no ha sido menor que el del primero, cuyo nombre perdura. Yo quisiera que todos ellos estuvieran cerca de ustedes, como miembros de su familia, como ustedes mismos…”.

Sin duda, ese es el lugar que ocupa el retratado en cada uno de lxs ilustradores, de ahí que sea imposible hacer referencia a solo algunas de las ilustraciones, mejor destacar los testimonios visuales plenos de cuidado, amor y compromiso manifiestos hacia los jóvenes estudiantes, campesinos e indígenas, futuros maestros rurales conscientes y en lucha constante por mejorar la educación rural y el futuro servicio en sus comunidades, que hoy experimentan una condición irrepresentable en su crudeza y horror: ser desaparecidos, como 90,000 mexicanxs más, según registros oficiales. No hay cabida para el olvido: se nombran, se re-presentan, se mantienen aquí y ahora en cada retrato, en cada grito por su presentación con vida, en cada cuerpo movilizado.

En 2020, #IlustradoresConAyotzinapa al fin se concretó en un libro acogido por la Universidad Autónoma Metropolitana-Xoxhimilco a través de la Coordinación de Extensión Universitaria. Andrea Fuentes, editora, fue junto con Valeria y Mauricio quien llevó a buen término el proyecto bajo el título Te buscaré hasta encontrarte, promesa que tiene que asumirse como compromiso compartido. Así lo refrendaron a las familias al entregarles los primeros ejemplares. El libro será distribuido en bibliotecas de instituciones educativas y culturales y círculos de lectura a nivel nacional para su acceso público. Alegra que haya sido la UAM-X que nació con un sentido propositivo y crítico en la generación de conocimiento con énfasis en el servicio social a la comunidad. Ya en 2015, un grupo de sus estudiantes de posgrado en Ciencias Sociales junto con estudiantes de Chapingo, emprendieron la “Ofensiva por la memoria y contra el olvido” que constaba de un cuaderno y la impresión de plotters con fotos y testimonios de los familiares de los estudiantes normalistas dando cuenta de sus realidades trastocadas para siempre. Se suma también la afortunada coincidencia con parte de la trayectoria del maestro Mauricio Gómez Morín, fundador del grupo Germinal y del histórico Taller de Gráfica Monumental en esa universidad, que tanto dio a los movimientos sociales de fines del siglo pasado.

La publicación de 239 páginas, pasta dura y papel en dos colores que destaca la impresión de las ilustraciones, denota el amor depositado en ella para contener 330 imágenes, un breve y contundente texto de presentación de Elena Poniatowska titulado “Un hashtag contra el olvido”, el poema “Ayotzinapa” de David Huerta, las entrañables semblanzas de los 43 elaboradas por Paris Martínez a partir de testimonios de familiares y amigos y una cronología elaborada por el periodista Témoris Grecko con la memoria literal indispensable de los hechos crudos, los responsables impunes y la participación invaluable del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes y el Equipo Argentino de Antropología Forense que desmontaron la infame “verdad histórica” del criminal y omiso procurador Murillo Karam.

Predominan las ilustraciones de cada uno de los normalistas elegidos por los autores pero también hay otras, generales, que significan el acontecimiento, el reclamo por verdad y justicia, el dolor profundo y la conmoción experimentada. Se suceden las imágenes organizadas por orden alfabético a partir del nombre y al final, las dedicadas a los 3 asesinados. De ellos, llama la atención que solo hay ilustraciones para Julio César Mondragón, los nombres de Daniel Solís Gallardo y Julio Cesar Ramírez Nava (que aparece como Julio César Nava Martínez, los apellidos de su madre Doña Bertha), aparecen como único elemento tipográfico en las páginas dedicadas a ellos. Cada ilustrador o ilustradora elegía libremente a quién dedicar su trabajo, seguramente la brutalidad y saña del asesinato de Julio César Mondragón conmovió particularmente, no era para menos. Pero están todos presentes como siempre juntos aparecen los 43, los 46.

Respecto al proyecto, dice acertadamente un fragmento de Elena Poniatowska: “la creación de un espacio en el que no entra la violencia a pesar de la violencia del tema”. Coincidimos y quizá por ello, el poema de Huerta duele por su crudeza y en esta reseña se recurre a otro poeta, Eduardo Vázquez, quien afirma que no hay lugar para lxs desaparecidxs que no sea entre nosotros. A eso refiere la frase-consigna citada por Poniatowska: “Si me olvidas, ellos ganan” cuando afirma que cada uno de los retratos de los 43 nos interpelan directamente a ti, a mí, a nosotros: “Cuarenta y yo, cuarenta y tú, cuarenta y nosotros”.

Colectivo Híjar

Colectivo cultural y político dedicado a la elaboración de mantas y gestión de acciones por la memoria en México. Participa en actividades y publicaciones sobre la crítica y la memoria históricas y la praxis estética necesaria.

Dejar una Respuesta

Otras columnas