Memoriando

Colectivo Híjar

Memoria viva

El 16 de abril de 1979 fue sorprendida por la policía y el ejército somocistas la Dirección del Frente Occidental del Frente Sandinista de Liberación Nacional “Rigoberto López Pérez”. Cayeron inermes Carlos Manuel Jarquín, Oscar Pérez Cassar, Roger Deshón, Edgard Lang, Idania Fernández y Araceli Pérez Darias, jóvenes habitantes de la casa del Barrio Veracruz en la ciudad de León, Nicaragua.

Mexicana, Araceli había pasado al clandestinaje ante el disgusto de su familia pese a ser exiliada para salvarse de la dictadura de Francisco Franco en España. Solo un hermano la apoyó y mantuvo su solidaridad sandinista hasta el final. 

Araceli Pérez Darias

Ganada para el sandinismo por los militantes a quienes proporcionó casa en México, Araceli dejó su carrera de psicología en la Universidad Iberoamericana de México y su trabajo en un hospital psiquiátrico infantil, renunció a su vida señalada, por ejemplo, por un ostentoso automóvil descapotado rojo.  Su formación universitaria hizo posible su trabajo como responsable política a la par de las tareas militares. 

“En 1978 era responsable del trabajo clandestino en León y Chinandega. En ese momento ya se le consideraba ‘uno de los mejores militantes del FSLN en cuanto a formación ideológico-política’. A principios de 1979 forma parte de la dirección del Frente Occidental, que organizará la insurrección final en esa zona. El 16 de abril de 1979, Araceli, junto con cinco dirigentes sandinistas, muere torturada y atrozmente asesinada por los esbirros de la tiranía en León.

Héroes de Veracruz. León. Foto: Diario Barricada, Nicaragua

En la toma de León, los sandinistas conquistaron su primera tanqueta (que había sido regalada a Somoza por el dictador cubano Fulgencio Batista). Le pusieron el nombre de “Araceli”, y en ella viajaron hasta Managua el 19 de julio de 1979, día del triunfo de la revolución popular sandinista» (Yanes Rizo, Emma. Araceli. La libertad de vivir (Nicaragua 1976-1979). México: FCE Colección Popular 752, 2019).

Los seis héroes sandinistas de Veracruz en León forman parte de la memoria de resistencia revolucionaria contra la traición encabezada por Daniel Ortega y Rosario Murillo, actuales dictadores de Nicaragua.

De Nicaragua, como segundo comandante tanquista en el Frente Sur hasta el triunfo sandinista, el argentino Domingo Vargas “el Negro Hugo”, continúa su radical internacionalismo a El Salvador en donde participará en la construcción de las primeras Unidades de Vanguardia en Chalatenango del Ejército Popular de Liberación de las FPL. Cuadro militar querido y respetado, cae combatiendo el 2 de abril de 1983.

Comandante Hugo. Foto: Juan José Dalton

En El Salvador, el 1º de abril de 1970 se fundaban las Fuerzas Populares de Liberación (FPL) con Salvador Cayetano Carpio a la cabeza. Panadero de oficio, destacó en el Partido Comunista Salvadoreño hasta alcanzar la Secretaría General. Renunció y con un grupo de 7 comunistas fundó las FPL para impulsar la lucha armada en El Salvador. Ante las objeciones del PCS hasta por las difíciles condiciones geográficas, Marcial afirmó: “nuestras montañas son las masas”.

Su apoyo a los obreros en lucha mediante la formación de sindicatos y asociaciones, así como su acompañamiento a las luchas de reivindicación de derechos en diversos sectores, consolidaron su vinculación con el pueblo. Ganó entonces el sobrenombre de El Tío con su esposa Tula, La Tía, dirigente sindical excepcional.

Sufrió captura y prisión en más de una ocasión y su libro Secuestro y capucha destaca como testimonio de militancia inclaudicable.

En los 70 y 80 consolidó las Fuerzas Armadas Populares de Liberación y con el crecimiento de las organizaciones de masas, fundó en 1975 el Bloque Popular Revolucionario.

El Comando Central de las FPL de agosto de 1981 concluyó en la urgencia de consolidar un Partido Comunista de nuevo tipo para orientar la guerra popular prolongada. Estados revolucionarios como Libia y Vietnam, lo apoyaron. Todo esto contribuyó a la coordinación de las cinco organizaciones revolucionarias existentes en el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) del que Marcial fue miembro de la Comandancia General en su calidad de primer responsable de las FPL Farabundo Martí y Comandante en Jefe de las FAPL.

Comandante Marcial y Tulita. Foto: Juan José Dalton

El Consejo Revolucionario de la Comandancia General de las FPL, que estaba por realizarse en El Salvador, fue interrumpido por el asesinato de la Comandante Ana María, segunda responsable de las FPL, en Managua a manos de un comando interno de la propia organización. Marcial regresó de Libia para enfrentar la crisis. Fue aprehendido y responsabilizado. Ante la campaña para destruir su figura histórica opuesta al cese al fuego, a las elecciones con vigilancia de otros estados y el consecuente desarme, optó por el suicidio en Managua el 12 de abril de 1983. Lo cierto es que su muerte aceleró el dialogo y negociación para terminar la guerra que ya nunca más fue denominada popular y prolongada. El gobierno de amplia participación era el proyecto en marcha de tiempo atrás y quedó prohibido hablar en términos revolucionarios. Quienes se apropiaron de las FPL, paladines de la derrota y la traición, se incorporaron a la política con lo que resta del FMLN reducido a membrete. El Comandante Marcial fue exculpado judicialmente en 1984 por un tribunal en Managua. Terminó así la posibilidad revolucionaria no solo en Centroamérica.

La consigna tantas veces gritada de “Si Nicaragua venció, El Salvador vencerá” nunca se concretó, al revés, Nicaragua en retroceso y hoy bajo una feroz dictadura y El Salvador igual o peor que antes del proceso revolucionario. Necesaria la revisión crítica de lo acontecido en ambos procesos, mientras, la memoria viva de nuestros revolucionarios caídos sigue presente.

Colectivo Híjar

Colectivo cultural y político dedicado a la elaboración de mantas y gestión de acciones por la memoria en México. Participa en actividades y publicaciones sobre la crítica y la memoria históricas y la praxis estética necesaria.

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