El Vocho Blanco

Mary Farquharson y Eduardo Llerenas

¡Somos costeños!

Nuestra columna de este mes es más bien una invitación a que nos acompañen en persona este 23 de abril en Tepoztlán, Morelos, para un evento que expresa en vivo lo que intentamos comunicar por escrito: el profundo placer de escuchar música creada en la comunidad por músicos que la han interpretado durante toda su vida, corta o larga. Sobre un escenario morelense de enorme belleza, artistas costeños tocarán las cuerdas del alma.

En 1992, el año en que lanzamos Discos Corason, viajamos a la Costa Chica para grabar a Los Gallardo, de Cruz Grande, Guerrero, artistas que son dueños de una larga tradición de chilenas, corridos y columbianas. El abuelo de estos músicos fue Eduardo Gallardo Tornés, músico talentoso y hombre épico que tocaba en fandangos en los pueblos de la Costa Chica y en Tixtla, salpicando su música con las tradiciones de ambas regiones.

Chogo y Rai Prudente con la versadora Aleida Vázquez. (Foto: Daniel Alarcón)

Al final de una de las grabaciones en la casa de Eulalio Gallardo, nos sentamos en el patio para tomar unas cervezas frías. El guitarrista, Vicente, que tenía unos 20 años en ese entonces, empezó a tocar– para sí mismo– ‘Sabor a mi,’ en un estilo que nos trajo a la mente al compositor de este bolero, Álvaro Carrillo. No hubo floreos innecesarios ni pretensión en su estilo de tocar. El tema conmovía sin caer nunca en lo cursi. Interpretar un buen bolero, nos comentó en otro momento el cantante cubano, Armando Garzón, es caminar seguro sobre una cuerda floja, evitando caer en el pantano de la cursilería que se encuentra abajo.

Ese buen ‘Sabor a mi’ de Vicente Gallardo siguió ocupando un lugar en nuestras mentes durante muchos años. Una y otra vez nos preguntamos si existiera todavía este estilo tan directo y muy sentido de interpretar los boleros costeños de Álvaro Carrillo, quien había nacido en 1919, en las afueras de Cacahuatepec, pueblo mítico en la frontera entre Oaxaca y Guerrero.

Fue hasta 2016 que viajamos de nuevo a la Costa Chica, con el plan específico de buscar a músicos que interpretaban los boleros costeños en el estilo de Álvaro Carrillo y de su paisano y amigo, Indalecio Ramírez. No supimos si tendríamos suerte o no.

En Santiago Llano Grande La Banda, Oaxaca, conocimos al cantante y compositor afromexicano, Chogo Prudente. Lo escuchamos expresar, con su voz profunda y rasgada, el tema clásico de Carrillo, ‘Luz de luna’. Este bolero expresa con gran sentimiento la ira de su compositor, encerrado por el director de la Escuela de Chapingo, en la torre de la rectoría, por respetar una cita previa con una chica en vez de tocar en un evento del rector, quien quería presumir su talento a sus invitados.

La pasión expresada por Chogo es más profunda de lo que la anécdota sugiere. Cuando canta siento tus amarras, como garfios, como garras…, su voz expresa las injusticias que vivió Álvaro en su infancia: la muerte violenta de su hermano, la orfandad, los muchos días que tuvo que caminar para llegar a Ayotzinapa, en donde estudiaba para maestro rural antes de cambiar e irse a Chapingo a estudiar para ingeniero agrónomo.

Las Hermans Garcia con su padre el requintista Mariano García (Foto: Irene Barajas)

La melancolía de este tema puede provocar un dolor físico en la voz de Chogo Prudente, pero hay luz y alumbra. No muy lejos de su pueblo, en Ometepec, Guerrero, escuchamos otra ‘Luz de Luna’ en la voz de Laura García, hija mayor del maestro amuzgo y genio del requinto, Mariano García. Supimos de ellos dos por un video en el que Laura cantaba ‘Luz de luna’, con 10 años, con trenzas largas y una blusa de encaje que la identificaba con la cultura de su padre. Cantaba el tema en un estilo muy diferente al de Chogo:– más dulce, menos agarrador– pero la canción es la misma y el impacto emocional también. Cuando conocimos a Laura y a su hermana menor, Celia, en persona en 2016, cuando tenían 16 y 14 años, encontramos en esta combinación de primera y segunda voz la promesa de un dueto que lograría, en los siguientes seis años, poner el nombre de Guerrero en alto, al nivel nacional e internacional.

En estos primeros viajes nos llamó la atención que los músicos amuzgos, afromexicanos y mestizos compartían el mismo repertorio de boleros y chilenas, siendo ellos de Xochistlahuaca, de Cuajinicuilapa u Ometepec. El estilo de interpretación y la estética son diferentes, pero el repertorio es uno y eso es lo que quisimos reflejar en el disco, ‘Como un lunar, Boleros de la Costa Chica’, que lanzamos en octubre de 2016, con un concierto en el Festival Internacional Cervantino.

En este concierto presentamos a artistas amuzgos, afromexicanos y mestizos por separado. Lo que presentaremos el 23 de abril en Dilao, el magnífico campo escultórico en la entrada a Tepoztlán, va más allá porque, además de tocar con sus propios grupos, los artistas interpretarán juntos unos números del repertorio costeño. Este momento de gran algarabía incluirá también un elemento esencial en la música costeña, que es la versada.

Invitación a la fiesta costeña (Ilustración: Harriet Bruce)

Hay un disco del INAH, (´Soy el negro de la Costa´) de 1996, que incluye versadas de mujeres ancianas que son picarescas y muy divertidas. Esta es la tradición que heredó Aleida Vázquez, afromexicana de Cuajinicuilapa, Guerrero, cuya abuela fue una versadora muy reconocida y su madre también.

Aleida, además de versadora, es poeta y sabe usar estas formas para hablar del orgullo de ser mujer y negra. Sus versos tienen la algarabía que la tradición pide, pero en el contexto del orgullo de ser mujer y negra, ya que Aleida es muy consciente que el racismo vive dentro de la comunidad, no solamente fuera de ésta.

La poesía y la versada de Aleida, acompañada por Las Hermanas García en momentos, es prueba cabal del lugar actual de la mujer en la música tradicional mexicana de hoy. Hace 30 años fue difícil encontrar a una cantante huasteca, mientras que hoy día son las mujeres jóvenes que dominan el auge actual de este género. Es la misma historia en la Costa Chica, en donde Celia y Laura García han despertado en su generación un gusto por las chilenas y boleros que ellas escuchaban desde la cuna.

¡Somos costeños! De Guerrero y de Oaxaca

Las Hermanas García, Chogo Prudente y Aleida Vázquez compartirán el gusto por su propia música con el público en Tepoztlán el día 23 de abril, con el Chalchitepetl, Cerro del Tesoro, como telón de fondo. El concierto empieza a las 6:30 cuando el sol ya no calienta y, poco a poco, el cerro se pinta de rojo. El evento estará en las mejores manos, en primer lugar por los artistas, pero también por la visión del escultor y creador del lugar, Eduardo Olbés y por un audio de primera en manos de Salvador Tercero, ingeniero excelso que nos ha acompañado durante casi 30 años. El evento será filmado por Rodolfo Ortega, quien ha dirigido la filmación de muchos de nuestros conciertos de los últimos 30 años. La iluminación será de Rafael Mendoza. Con todos estos elementos, la fiesta se pondrá buena. La invitación a participar está abierta a todos.

Una Respuesta a “Juan Reynoso, El Paganini de la Tierra Caliente”

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