El Vocho Blanco

Mary Farquharson y Eduardo Llerenas

Goran Bregovic y su Banda de Bodas y Funerales

Foto: Sabo Tercero

Hace unos días falleció la hija de un amigo, don Güili Banderas, campanero de Tlayacapan y hombre que sabe mucho de la historia de su pueblo. Por ser querido y estimado, la Banda de Tlayacapan de Cornelio Santa María llegó a la puerta de don Güili para ofrecerle una gloriosa despedida a su hija. Algunos de los 30 músicos habían tocado la noche anterior en la fiesta que anunció el Carnaval de Tlayacapan para febrero. Los que tocaron de noche para la fiesta carnavalesca el día siguiente tocaron con una intensa melancolía que inspiraba algo más grande que la tristeza. Al son de los clarinetes, trompetas y tubas, la banda seguía tocando hasta la tumba de la joven difunta.

Esta capacidad de contagiar la alegría aún en momentos de tragedia es el terreno igualmente de Goran Bregovic, otro hombre sabio y querido, que nació en Sarajevo, ahora capital de Bosnia y Herzegovina. Allí, hace 25 años, Goran creó la Banda de Bodas y Funerales y siguen viajando por el mundo juntos, ofreciendo más de 120 presentaciones al año– desde Siberia a Macau; desde México a Nueva Zelanda. En cada concierto, Goran se entrega al público como si ese fuera a ser el último de su larga vida.

Este espíritu tan generoso, retador, irreverente y divertido de Bregovic lo conocimos de cerca en 2013, cuando lo invitamos a México para una gira que incluía el Festival Cervantino en Guanajuato, además de conciertos en Cuernavaca, CDMX, Mazatlán, Guadalajara y Metepec. La mayor parte de los conciertos oscilaban entre el milagro y la pesadilla, pero Goran se vistió de blanco y salvó un concierto tras otro de las lluvias torrenciales, truenos, relámpagos, granizo y amenazas de que los teatros se cayeran, literalmente, con tanto brinco y algarabía. Cuando una tormenta apagó las luces a medio concierto en Guanajuato, Goran se dirigió al público con su calma de siempre: “Está lloviendo, ¿Seguimos?” Hacía frío, el público estaba empapado, una chava exprimía agua de sus trenzas, pero nadie dudó. “¡Sí!” gritaron, y la fiesta-concierto-reto a la vida siguió su curso.

Vimos a Goran de nuevo, hace poco, en León, Guanajuato, en donde ensayaba con jóvenes músicos clásicos y un coro masculino de León. Estos músicos mexicanos tuvieron la oportunidad de sus vidas al subir al escenario con Goran y su Banda. Para todos fue un reto valioso, sin duda. Estos encuentros quitan la sobriedad de la musica clásica, sin caer nunca en lo superficial. Su obra más reciente, ‘Tres cartas de Sarajevo’ es exigente y su trasfondo es profundo. Goran la escribió en memoria del brutal Sitio de Sarajevo de 1992 que duró casi 1500 días y costó miles de vidas. Antes de esta Guerra, convivían en Sarajevo tres culturas– la musulmana, la cristiana y la judía— y se escuchaban las diferentes músicas en el instrumento que compartían: el violín. En este concierto tres violinistas entregaron una carta musical -sensible y profunda- desde la música clásica de los cristianos, la música oriental de los musulmanes y el klezmer de los judíos.

Después de su carta musical, cada solista tocó una segunda pieza, con toda la locura de un after-party personal, provocando que los jóvenes músicos mexicanos levantaron los arcos de sus instrumentos y los movieron al ritmo de esta fiesta improvisada. Luego, respiraron profundo en preparación para tocar la siguiente pieza de esta musica compleja, demandante y poco conocida en Latinoamérica.

En cada momento de estos contrastes musicales compuestos por Goran Bregovic, estuvieron presentes también los ocho músicos de la Banda de Bodas y Funerales, compuestos por las dos hermanas búlgaras con su canto polifónico, con la voz solista, profundamente gitana de Muharen Redzepi, el saxo del maestrazo Stojan Dimov, y los cuatro metales de músicos capaces de sorprender hasta al mismo Goran con su interpretación de música tradicional hecha rock y hecha fiesta.

Aunque, internacionalmente, mucha gente piensa en Goran como la estrella más grande de la música gitana, él no es gitano. Sus canciones combinan las muchas músicas tradicionales desde su región balcánica con el rock de su propia juventud y con mucho espíritu de party. Lo que tiene de gitano, aparte de cantar actualmente en rom y trabajar con grandes artistas gitanos, son los múltiples climax que empiezan antes del primer número y terminan después de quinto encore. En Guanajuato, Goran entró elegantemente al escenario y, casi de inmediato, gritó al público: “si no sueles volverte loco, no eres normaaaaal.” El público lo seguía en todo, bailando y cantando la letra de ‘Presidente,’ otra deliciosa ironía de Bregovic, en la que describe el mundo como un manicomio de baile y alegría en donde el único que no está loco es el Presidente. Pobre de él.

Foto: Sabo Tercero

Esta gustosa rebeldía resonó en México desde 2005, cuando la música popular local –desde los sones de bandas de alientos de Oaxaca al gypsy punk de ‘Polka Madre’; al d.j. de Bruno Bartra y su ‘Internacional Sonora Balkanera;’ al jazz con aires de Rumanía y Turquía de Nabuzenko, a la cumbia, el ska y la salsa y a la música circense de Triciclo Circus Band—llenaron los pequeños antros del centro de la CDMX. La película ‘Underground,’ (1995) con música de Goran y la dirección de Emir Kusturica, había marcado esta generación urbana que creó su propio underground, en donde las diferentes músicas se volvieron balkánicas y, entre banda y banda, había malabaristas, bailarinas con telas, chavos que jugaban con fuego, chavas que aprendían el belly dance y todo un ejército de narices rojas que no se perdían ni un evento.

Nosotros participamos en los últimos años de esta escena, creando varios Balkan Fest que unieron en escenarios más grandes a las diferentes bandas mexicanas con otras de Nueva York y Rumanía y entretejiendo la música con el arte de Cirko de Mente. Al estilo de Goran, estos artistas gozan profundamente lo que hacen y lo hacen muy bien. Dicen que Goran les enseñó, encima de todo, como acercarse a su propia música tradicional y reinventarla con aires de rock o punk o lo que quisieran, siempre con la energía y la irreverencia del underground.

Goran, ya con más de 70 años, empezó tocando guitarra eléctrica en un burdel y hoy llena las salas de conciertos más snob del mundo. Él no ve ninguna contradicción en esta historia de vida porque la música tradicional, la locura, la irreverencia y la exigencia profesional siempre han estado presentes en su música. Dice que la musica de los pueblos es la que le inspiró como roquero, como creador de la Banda de Bodas y Funerales y para componer su más reciente obra, ‘Tres Cartas de Sarajevo:’ un sofisticado y tremendo experimento en la convivencia. Demuestra que las diferencias son bellas, que la experiencia puede convivir con la inocencia y que la música es más fuerte y más vieja que la palabra.

Foto: Sabo Tercero

Una Respuesta a “Juan Reynoso, El Paganini de la Tierra Caliente”

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