El Vocho Blanco

Mary Farquharson y Eduardo Llerenas

La última bohemia de La Habana

‘Veinte años’, en la voz de la extraordinaria Omara Portuondo, de 91 años; en la voz de Nora, una niña franco-coreana de ocho años; en la voz sublime de la catalana Silvia Perez Cruz, suena, en cada caso, única, tan única como es la historia de amor íntimo de cada una y uno de nosotros. Una recreación de la misma canción en amuzgo, interpretada por el virtuoso requintista y cantante amuzgo, Mariano García, suena más tierna y delicada que las versiones previas, aunque dice Mariano, quién ayudó con la traducción e hizo el arreglo musical, que en amuzgo la letra es más desgarradora que en el español original. El pedazo del alma que se arranca sin piedad, en amuzgo se traduce como mi alma que partes y así herida, la vuelves a cortar.

María Teresa Vera y Lorenzo Hierrezuelo, un dueto durante 27 años

La versión original fue compuesta en 1935 por María Teresa Vera, ‘La última bohemia de La Habana’ con letra de Guillermina Aramburu. María Teresa decía que era “una cantadora de canciones,” porque no le gustaba la palabra trovadora. Y esta descripción nos explica mucho del encantamiento del tema. ‘Veinte años’ nace en la bohemia de La Habana, crece, florece y se recrea en el mismo ambiente de la fiesta popular, de la casa, de la cantina y luego, en 1996, en los legendarios estudios Egrem de La Habana, Omara Portuondo lo graba, acompañada por Compay Segundo en la guitarra y voz. Hubo un breve ensayo, salpicado de bromas entre los dos, y luego fue grabado en una sola toma que nunca fue mezclada. Lo que escuchas en el CD, ‘Buena Vista Social Club’ es fiel a lo que cantaron en el estudio.

La cantante catalana, Silvia Perez Cruz, tiene una larga preparación formal en la música, pero, como Omara, su gran técnica no interfiere con la esencia del tema original. Su video más entrañable es una versión de ‘Veinte años’, acompañada por Castor Pérez. El guitarrista está sentado en un bar pueblerino y ella, en frente de él, está casi invisible entre tantas mesas de hombres mayores jugando barajas y pidiendo de beber. El guitarrista empieza a tocar las primeras notas de “Veinte años” y ella lo mira como niña fascinada. En el segundo verso, ella toma la voz y se vuelve la ‘cantadora’, en el sentido que menciona María Teresa Vera. Recrea la canción; la hace contemporánea y diferente. Le pone frases y acentos españoles, pero nunca pierde la esencia del original.

Esta esencia, diría María Teresa Vera, nace en el pueblo. Cuando, en 1924, se murió Rafael Zequeira, con quien cantaba a dúo, ella decide cantar sola. Buscó cantar en beneficios, frente a los repartidores de los periódicos, cuyo trabajo empezaba con el amanecer. Otros artistas le advirtieron que este público era rudo y que solía chiflar a los artistas que no gustaban. “Si chiflan, no canto más,” ella decía. Salió a cantar con su guitarra y los aplausos seguían cada canción. Cuando ella terminó y otro artista tomó su lugar, los vendedores volvieron a chiflar.

Durante 27 años, María Teresa Vera cantó a dúo con Lorenzo Hierrezuelo. Cuando ella salió del dueto, su lugar fue ocupado de inmediato por Compay Segundo y así nació el famoso dueto de Los Compadres. De nuevo, la historia nos lleva a la de Buena Vista Social Club y la grabación de ‘Veinte Años’ que hizo Compay Segundo con Omara Portuondo en 1996.

Omara Portuondo grabó ‘Veinte años’ con Compay Segundo en una sola toma (Karl Heimel)

Pero el círculo no se cierra todavía. Compay Segundo nació en Siboney, provincia de Santiago, en el Oriente de Cuba y vivió la época de oro de la trova, cuando los músicos se reunían a compartir y mostrar sus nuevos boleros y sones. En aquel entonces, Compay fue peluquero y maquinista de tren; otros trovadores fueron carpinteros, albañiles o, en el caso de Miguel Matamoros, chofer de Emilio Bacardí. La mayoría componían tanto la música como la letra, buscando a cantadores que interpretarían sus temas en su sentido original. María Teresa Vera fue la preferida de Manuel Corona, por su capacidad de entender el sentido de sus canciones. Esto es, precisamente, lo que quiere hacer Mariano García cuando ahora convierte ‘Veinte años’ en una canción de amor en amuzgo, su lengua materna.

Mariano, figura clave en el muy nutrido grupo de músicos, compositores y poetas de Ometepec, es bohemio, tal como lo fue Álvaro Carrillo y otros grandes compositores de esta región de la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca. Estaba muy a gusto en la fiesta de una maestra – casi todos los cantantes que grabamos para nuestro CD, ‘Como un lunar, Boleros de la Costa Chica’ resultaron ser maestros – cuando le habló por teléfono un amigo suyo, el profesor Bartolomé López Guzmán. Le tarareó y le cantó a Mariano el primer verso de una traducción al amuzgo que hacía de ‘Veinte años’ y Mariano decidió mandar este mensaje de voz a nosotros. A unas seis semanas de distancia, la canción está disponible en Spotify, con la voz y requinto de Mariano García acompañado por otro gran artista amuzgo, Jesús ‘Chuy’ López, en el saxofón

Suena fácil, pero no lo fue. Llevar el amuzgo a una habanera cubana fue complicado, porque el amuzgo es una lengua tonal y difícil de ajustar a la estructura musical establecida, sin perder el significado original de la letra. Hay un peligro que Mariano quiso evitar, que es declamar la letra, más que cantarla. El resultado, para oídos ignorantes del amuzgo como son los nuestros, suena melódica y poética también.

Para hacer el arreglo, Mariano escuchó las muchas versiones que existen hoy día de ‘Veinte años’ y le sorprendió lo poco que ha cambiado la composición durante sus 86 años de vida. Para su acompañamiento, primero pensó en la trompeta, bajo la influencia de los chicos franco-coreanos, Isaac et Nora, a quienes Mariano había conocido el año pasado cuando este entrañable grupo familiar colaboraron en conciertos virtuales organizados por sus hijas, Las Hermanas García. El tema que había lanzado a la familia francesa a la fama internacional fue, precisamente, “Veinte años”, con Isaac en la trompeta y con Nora, de ocho años en aquel entonces, demostrando un talento y sensibilidad natos, al cantar este tema, entre risas infantiles.

Mariano García interpreta ‘Veinte años’ en amuzgo, su lengua materna (Irene Barajas)

Al final de cuentas, Mariano decidió acompañarse por su propio requinto y por el saxofón de Jesús, ‘Chuy’ López, un excelente músico amuzgo que le da un toque de jazz costeño al original. Igual que Bartolomé, Chuy es de Xochistlahuaca, y en este pueblo la lengua tiene mucha fortaleza, con libros y canciones en amuzgo. Mariano nació en Cochoapan, cerca de Ometepec, en donde el amuzgo se está perdiendo, pero ha trabajado como maestro rural y asesor en escuelas de las diferentes comunidades amuzgas de la región, así que conoce bien la lengua en sus diferentes variantes.

Como requintista y director musical del dueto Las Hermanas García, Mariano ya había grabado ‘Sabor a mi’ en amuzgo y este tema tiene un éxito en Spotify poco visto para canciones en lenguas originarias. Igual que Nora, Silvia y Omara, Mariano es un cantante capaz de recrear la música sin perder la esencia original. Ojalá que María Teresa Vera supiera que su tema más famoso se haya quedado en las excelentes voces de cantadores de distintos géneros, edades, culturas y tradiciones, para que ‘Veinte años’ sobreviva no solo a ella, sino a todos nosotros también.

Una Respuesta a “Juan Reynoso, El Paganini de la Tierra Caliente”

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