Disonancias

Griselda Sánchez

La cumbre que no fue

Desde hace tiempo queríamos conocer Bolivia y un cachito de su realidad, es así que llegamos a La Paz a principios de noviembre, el pretexto era participar en la III Cumbre Continental de Comunicación Indígena que se realizaría del 15 al 19 de noviembre de 2016, en Cochabamba. Con una altura promedio de 3650 msnm y con la Cordillera Real y el Illimani en el horizonte iniciamos nuestra travesía.

Para hacer un poco de memoria, hay que recordar que estas Cumbres fueron creadas como espacios autónomos de encuentro de los procesos de comunicación de los pueblos originarios con el objetivo de accionar en conjunto. Siguiendo de cerca su historia podría afirmar que este objetivo sólo se cumplió en la primera cumbre de comunicación que se realizó en noviembre de 2010 en el Resguardo Indígena autónomo de La María Piendamó, en el Cauca, Colombia. La segunda cumbre organizada en octubre de 2013 en Tlahuitoltepec, Oaxaca, México, ya daba muestras de intensos y acalorados debates entre las organizaciones que tratan de tener un acercamiento con sus gobiernos y las que declaran ser espacios propios de los pueblos indígenas en el marco de sus derechos a la autonomía. El acabose fue cuando la comisión organizadora de México pretendió invitar a Peña Nieto a la inauguración,: varias organizaciones y comunicadores se negaron a participar, aun así la Cumbre se llevó a cabo en un esfuerzo de cordialidad y reflexión.

Y así, llegamos a la tercera cumbre… en donde la institucionalidad estatal prácticamente despojó a los comunicadores de su conducción, develando que el Ministerio de Comunicación de Bolivia no sólo apoyaba el evento económicamente sino que imponía la agenda en las mesas temáticas. Esto provocó un caos metodológico, con debilidades organizativas y algo todavía más preocupante: una agenda restringida y controlada, con un exceso de protagonismo del gobierno anfitrión. Y qué más se podía esperar si cinco ministros y viceministros del gobierno boliviano figuraban como panelistas: Félix Cárdenas, ministro de Descolonización, Cancio Mamani, viceministro de Descolonización, Gonzalo Vargas, viceministro de Autonomías, David Choquehuanca, Ministro de Relaciones Exteriores y Marianela Paco Durán, ministra de Comunicaciones. Por si fuera poco, en representación de Ecuador aparecía Ricardo Ulcuango, embajador de este país en Bolivia, lo cual despertó el rechazo de miembros de la delegación ecuatoriana ya que en otros momentos Ulcuango se ha enfrentado con el movimiento indígena ecuatoriano.

Y a pesar de que integrantes de la Comisión de Seguimiento Internacional intentaron dialogar con la comisión organizadora boliviana y así tratar de corregir algunos vacíos de la Cumbre, no fue posible alcanzar esa meta. Luego de dos días de frustrado diálogo, lo que permeó fue una cerrazón terrible por parte de los anfitriones: parecía que para ellos era más importante publicitar una visión oficialista. Así lo mencionaron los periódicos locales: “La cumbre de comunicadores indígenas organizada por el presidente Evo Morales”.

Ante este adverso panorama, se decidió abrir un espacio propio en el área del comedor, sin micrófonos y en un círculo analizar la situación a la que se enfrentan los comunicadores indígenas en sus diferentes países en un contexto de despojo del territorio. La razón es simple; desde la primera cumbre el objetivo es colocar como centro estratégico la defensa de la Madre Tierra y del Agua. Tal vez sea esto lo que molestó al gobierno de Bolivia, no lo voy a decir yo, no tendré la arrogancia de opinar sobre un proceso en el que sólo me tocó estar un mes. Por ello citaré a Huáscar Salazar, economista boliviano e integrante de la Sociedad Comunitaria de Estudios Estratégicos que en su libro titulado Se han adueñado del proceso de lucha dice:
El gobierno de Morales ha logrado cosechar importantes dosis de apoyo de algunos sectores de la izquierda boliviana, pero principalmente de sectores críticos que desde distintas latitudes del mundo, se ven seducidos por lo que supuestamente ocurre en Bolivia. Digo “supuestamente” porque desde las esferas de gobierno se ha elaborado una narrativa de lo que el “proceso de cambio” boliviano aparenta ser. Narrativa sostenida en una serie de categorías principalmente marxistas, indianistas e indigenistas de vieja y nueva usanza, que trata de mostrar que lo que sucede en Bolivia es un proceso revolucionario en el que los pueblos indígenas, originarios y campesinos son el eje central. Y no podemos… producir metanarrativas que intenten justificar y proclamar como revolucionario, progresista, anticapitalista, etc, a un proceso político que no hace otra cosa que allanar el camino para la acumulación del capital y la expropiación de prerrogativas sobre la vida misma.
Y yo añadiría: que para seguir reproduciendo estas metanarrativas necesitan echar mano de los medios de comunicación llameseles indígenas u oficiales. De ahí que en la declaratoria de esta cumbre lograron la adhesión de los comunicadores para afirmar: Las Naciones y Pueblos Indígenas del Abya Yala, defenderemos nuestros procesos de cambio y gobiernos progresistas que garantizan nuestra inclusión real y efectiva, con los que avanzamos y los respaldamos porque nos representan genuina, legal y legítimamente, desde nuestras democracias más profundas. Perdón, ¿leí bien?, ¿gobiernos progresistas?, ¿procesos de cambio?, ¿ democracias profundas?, ¿de que país estarán hablando? ¿Ecuador, Bolivia, Venezuela? En estos países se habla del “vivir bien” sin que jamás se cuestione ni toque el modelo extractivista. Muestra de ello son los proyectos carreteros, de represas, gasoductos y minería, etcétera, aglutinados en el Proyecto de Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA).

Por otra parte la declaratoria del espacio propio internacional de los pueblos (así fue nombrada la reunión realizada en el comedor al aire libre, conformada por organizaciones con largos años de lucha como el CRIC de Colombia, la Confederación de las Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), la Confederación de Pueblos de la Nacionalidad Kichwa del Ecuador (Ecuarunari), comunicadores de Perú, Argentina y México) hace una fuerte crítica a la Cumbre por no cumplir con el alcance y carácter originario continental de los procesos y pueblos. En la parte político-comunicacional exhortan a recuperar y afirmar cotidianamente una visión íntegra e integral de la comunicación desde las sabidurías originarias teniendo como eje la espiritualidad y la descolonización del pensamiento, reafirmando el derecho a la comunicación y a recuperar la palabra y la imagen.

Es necesario mencionar que este espacio alterno fue duramente descalificado por la comisión organizadora de Bolivia con adjetivos como: “vendidos al imperialismo”, “boicoteadores” “quieren dañar la imagen de Evo Morales”, “mentirosos”. Y es que al parecer, en ese país, los que disienten son calificados con estas afirmaciones, que en mi opinión ya se encuentran caducas. Así que corro el riesgo de ser catalogada de esa manera, y es que considero que los comunicadores indígenas o comunitarios tienen que mantenerse independientes del poder y críticos hacia él, en eso estriba su razón de ser. Creo que lo sucedido en esta Cumbre es un retroceso para nuestros procesos que de alguna manera tratan de mantenerse articulados a nivel continental. Y coincido en la necesidad de redireccionar el sentido de las cumbres —desde la metodología, las formas de decisión y de organización—porque han sido tomadas por asalto y resemantizadas por el poder, pero sobre todo porque urge seguir articulando los procesos de comunicación para la defensa de la Madre Tierra desde las comunidades y con autonomía. Ojalá se logre, ya sea en una cumbre, un foro, una coordinadora, red o como quiera llamarse.

Griselda Sánchez

Productora radiofónica mixteca, desde hace años realiza talleres para radios comunitarias. Estudió Ciencias de la Comunicación y la Maestría en Desarrollo Rural, ha obtenido diferentes premios en la Bienal Internacional de Radio. De la locura la han salvado la grabación de paisajes sonoros.

2 Respuestas a “El otro paisaje sonoro de Oaxaca (Nochixtlán no se olvida)”

  1. Rocío Carrillo

    Hola. Estoy haciendo una investigación sobre este tema para teatro. ¿Podrías orientarme sobre dónde conseguir el libro de Rita Segato? Gracias (muy buen artículo)

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