Disonancias

Griselda Sánchez Miguel

El otro paisaje sonoro de Oaxaca (Nochixtlán no se olvida)

Foto: Cuartoscuro

Este artículo surge de la inquietud de reflexionar sobre los múltiples paisajes sonoros del estado de Oaxaca. Que si bien es cierto, tienen que ver con la sonoridad de sus mercados, sus idiomas y sus variantes, la resonancia de su naturaleza, y la diversidad de su música, los que habitamos esta ciudad y nos desplazamos por sus ocho regiones, sabemos que Oaxaca tiene un paisaje sonoro que poco se toma en cuenta y que se ha tratado de silenciar en muchas ocasiones.

Mis raíces son Ñuu Savi, pero crecí en la Ciudad de México. Cuando regresé a vivir a la Ciudad de Oaxaca percibí algo que sería una constante: escuchaba a lo lejos cohetes y bandas tradicionales de música que acompañan procesiones religiosas o calendas –desfile colorido de marmotas, amigos, familiares y mezcal, que marcan el inicio de la fiesta, invitación abierta para unirse a ella.

Es común escuchar desde el patio de mi casa la grabación de los vendedores de tamales, el silbido agudo de los afiladores de cuchillos o el de los vendedores de camotes. No pasan desapercibidos los camiones que distribuyen gas mientras en su equipo de sonido se eleva a decibeles la frase: ¡Gaaaaas de Oaxaca!. Afortunadamente todos los días despierto con el canto de los pájaros, las estaciones del año son marcadas por los sonidos cambiantes de los animales que llegan cada temporada. Por ejemplo, a finales de Abril, cuando los escarabajos rinocerontes emergen del suelo después de permanecer meses y meses bajo tierra, es común escucharlos volar, zumbando. Por lo regular siempre chocan y emiten golpeteos con lo que topan. Mientras que el mes de mayo es marcado por la sonoridad intensa de las chicharras que nos anuncian las fuertes temperaturas de calor. Ahora sé que mediante su canto piden la llegada de la lluvia y que cuando esto suceda, tendré que esperar un año más para volverlas a oir.

Estos sonidos y otros me hacen pensar que existe una similitud cíclica en la sonoridad de la naturaleza y los creados por las dinámicas sociales: el rumor de las bandas de viento y los cohetes nos marcan las fiestas anuales del barrio, las bodas, las graduaciones de la universidad. Mención aparte merecen los sonidos producidos por las marchas y plantones –que como en un ritual cívico– se realizan para exigir el cumplimiento a las demandas de derechos básicos y humanos como la educación o el derecho a una vida libre de violencias hacia las  mujeres.

Audio de la marcha realizada el 24 de abril de 20016.

https://soundcloud.com/lluvia-obsidiana/sonoridad-feminista.

Así, los sonidos que se van apropiando del espacio público a principios de mayo, junto con las chicharras, la lluvia, los escaravajos, los pajaros, son las consignas de los profesores de la CENTE-Sección 22 en las marchas que organizan para demandar mejoras laborales, ya que cada año, por esas fechas, se efectúa su revisión salarial. Aunque desde hace tres años, sus protestas no sólo tienen que ver con sus salarios sino con la abrogación de la Reforma Educativa -considerada como una reforma laboral, política y administrativa, ya que en los hechos lo que busca es el control político de los maestros.

Como manera de presión a la exigencia de una mesa de negociación con el Estado, los maestros mantienen un plantón en el centro de la capital. Si te das una vuelta por el Zocalo en la primera semana de junio, escucharás los discursos de los mítines, las canciones de protesta, la variedad de voces promocionando productos comerciales; y es que  junto con los maestros llegan vendedores a instalarse en el zócalo. Y a medida que las movilizaciones van escalando, también van integrándose otros sonidos, como el de los helicópteros.

Tal vez les suene extraño este comentario a los que estén leyendo este artículo, pero Oaxaca sigue siendo una ciudad pequeña, que no cuenta con un gran aeropuerto y cuyo tráfico aéreo es mínimo; no es común escuchar  helicópteros, pero cuando inician las marchas y los bloqueos, el sobrevuelo de las aves de alas de metal de la Policía Federal es continuo y su sonido intenso. Cuando no estás acostumbrado a ello puede ser perturbador, más, si sabes que la función de su sobrevuelo es  hostigar a los manifestantes y sobre todo mostrar su presencia. Si la represión va escalando, como ocurrió el 19 de junio de 2016, los cohetes que anteriormente anunciaban una calenda, una misa, ahora advierten la represión que se acerca.

Te explicaré: los profesores tienen como canal de comunicación los cohetes, lanzar uno al aire significa estar alertas, estallar dos significa que hay que concentrarse en un punto especifíco, el sonido de tres cohetes comunica que algo grave está sucediendo, por ejemplo, que la policía ya inició el desalojo.

Ese día, los helicópteros de la policía asediaron la ciudad de manera permanente, y en el punto conocido como Hacienda Blanca, durante más de siete horas bombardearon con gas lacrimógeno tratando de desalojar a los profesores que se defendían con piedras, cohetones y mantenían barricadas para no permitir el avance de la Gendarmería y estatales que por tierra se desplazaban y disparaban a civiles para llegar al centro donde se mantiene el plantón principal.

En un testimonio recogido a una socorrista, me dijo: “Ese día aprendí a distinguir el sonido que producen los disparos de armas de fuego y las balas de goma”.

Ni que decir de la represión ejercida en el poblado de Nochixtlán, a una hora y media de distancia de la capital, en un intento de desalojo de la carretera federal 197, los policías asesinaron a once personas.

Para exigir un alto a esta masacre, al día siguiente, el 20 de junio de 2016, miles de manifestantes –no sólo profesores, sino la población en general– marcharon e irrumpieron con consignas el murmullo de la ciudad construyendo a su paso una acústica propia por la diversidad de recursos sonoros empleados: bocinas montadas en autos donde se lanzaban discursos, altavoces, aplausos, canciones, alocuciones y  el acompañamiento de las bandas de viento. Las consignas principales al pasar frente a edificios públicos fueron: ¡Oaxaca no es cuartel, fuera ejército de él!, ¡Regiones unidas, jamás serán vencidas!, ¡Sacaremos la reforma de Oaxaca, de Oaxaca sacaremos esa ley!.

Audio de la marcha realizada el 2o de  junio de 20016.

https://soundcloud.com/lluvia-obsidiana/paisaje-20j-2016mp3

 

Me parece sorprendente, pero en marchas anteriores no había escuchado tanta variedad de consignas. Creo que ese día la gente tenía la necesidad de gritar, sacar su rabia, la frustración y el dolor colectivo en una sola voz. Si prestas atención a la sonoridad de las manifestaciones te darás cuenta del ánimo, las exigencias, y sobre todo de la creatividad para elaborar versos con alto contenido social y si me preguntas cuál es el paisaje sonoro de Oaxaca, te diré que es su música, su naturaleza, los sonidos de sus diversos tianguis, pero también te diré que es el sonido de las calendas y de las marchas, que no han dejado vencerse en la batalla por el espacio público.

Si lo dudas, ven, todo inicia en mayo con el canto de las chicharras, sólo que este año no sabemos cuando terminará.

Este 19 de junio, no olvidamos no perdonamos y nombramos a nuestros muertos.

Texto escrito para inaugurar la revista en línea «Revueltas Sonoras».

Griselda Sánchez

Productora radiofónica mixteca, desde hace años realiza talleres para radios comunitarias. Estudió Ciencias de la Comunicación y la Maestría en Desarrollo Rural, ha obtenido diferentes premios en la Bienal Internacional de Radio. De la locura la han salvado la grabación de paisajes sonoros.

2 Respuestas a “El otro paisaje sonoro de Oaxaca (Nochixtlán no se olvida)”

  1. Rocío Carrillo

    Hola. Estoy haciendo una investigación sobre este tema para teatro. ¿Podrías orientarme sobre dónde conseguir el libro de Rita Segato? Gracias (muy buen artículo)

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