Historias de vida en las luchas de México

Rocío Moreno

#JusticiaParaMezcala

Yo soy originaria de la comunidad coca de Mezcala, Jalisco. Mi abuelo Leocadio y mi bisabuelo Tomás Moreno son recordados en mi pueblo como defensores de nuestras tierras. Desde niña, mi madre me contaba cómo mi bisabuelo corrió a un invasor de una parte conocida como El comal, en el tiempo de la revolución mexicana. No sólo en mi familia recordamos este hecho, sino que también el pueblo ha resguardado en la memoria colectiva de Mezcala este evento. Cada 25 de noviembre en Mezcala se organiza la fiesta a los insurgentes y a todos aquellos defensores de territorio del pasado. Como bisnieta del capitán Tomás Moreno me lleno de orgullo por su lucha y recuperación de tierras para Mezcala. Como historiadora me inspira cómo mi comunidad no se cansa de recordar y honrar a los suyos. Cada año se recitan poemas, se desfila en las calles de Mezcala, se narran historias, se dibuja, se montan obras de teatro y muchas más expresiones que muestran su historia y los retos actuales. Los problemas que enfrenta este pueblo la comunidad los analiza desde su condición histórica, y por eso, esta celebración por la memoria es vital para la defensa territorial actual de este pueblo.

La historia de Mezcala, la historia de los pueblos originarios de México, se ha construido con la acumulación de ciento de movilizaciones por recuperar y mantener su territorio. Para nuestro pueblo, ahora cien años después, en la misma área en la que teníamos una invasión en el tiempo de la revolución mexicana es en donde se tiene una nueva invasión por parte de un empresario de la ciudad de Guadalajara. El nuevo invasor en Mezcala es cobijado por un sistema de gobierno y justicia corrupto y fortalecido por la voraz industria inmobiliaria que crece descomunalmente en la zona de la ciénega. Por más de veinte años este empresario invasor ha caminado sobre los derechos colectivos e históricos de Mezcala.

La tierra es todo para Mezcala

En las últimas dos décadas, el pueblo de Mezcala ha centrado sus esfuerzos para recuperar un poco más de once hectáreas de tierra comunal y boscosa. Desde el inicio se sabía que no se peleaban sólo once hectáreas, sino que representaba la conservación de la tierra comunal sobre la privatización de la tierra. Los comuneros en repetidas ocasiones han mencionado “si entra él, entran todos; si sale él, salen todos.” De nuevo, este pueblo se encuentra en otro momento donde debe definir el futuro inmediato. Mezcala ha tenido pérdidas profundas en la larga noche de los 500 años. Primero su lengua, que provocó que sus pobladores se refugiaran y fortalecieran en lo que quedó: sus tierras. Esa es la razón por la que Mezcala defiende y mantiene sus tierras de manera celosa, ya que si pierde el territorio, muere la cultura coca. En las más de 3 mil 600 hectáreas de tierra comunal, el Lago de Chapala y sus dos islas, se hace la vida este pueblo. Ahí baila, come, trabaja, siembra, cosecha, recolecta, pesca, se organiza, cree, hace la fiesta, vive, se enamora, llora y se muere.

Falsa democracia. Cuando la justicia es inalcanzable

Mezcala decidió comenzar un juicio por restitución de tierras en los tribunales agrarios. Esta fue una decisión distinta a las de su pasado. Algunos comuneros mencionaban que lo justo era subir y tomar las tierras sin necesidad de comenzar un proceso agrario. Muchos ahora se lamentan haber apostado por utilizar los mecanismos de justicia del Estado mexicano. Desde mi opinión, los juicios agrarios están diseñados para que los pueblos se cansen y desistan. Pero lo que en verdad me llena de indignación es la trampa con la que nos seducen los poderosos para entrar en su puesta escénica de la simulación de un estado democrático que imparte justicia al pueblo mexicano. Imagine, sólo imagine que llega a su casa y en su sala esta un extraño que les dice que él es el dueño de su hogar. Y entonces usted va con las autoridades para que lo auxilien y saquen a ese extraño de su casa. Usted o yo podría haberlo sacado y se acaban el problema, sin embargo, como ya somos “civilizados”, pues vamos e iniciamos un proceso en tribunales. Mezcala decidió ir a los tribunales, confió en que el Estado Mexicano resolvería rápidamente esa invasión, pero han pasado ya veinte años desde que ese extraño entró ilegalmente a nuestra casa y no podemos sacarlo. ¿Por qué un tribunal ha tardado veinte años para dictaminar que ese extraño está invadiendo la casa del pueblo de Mezcala? ¿Será que los tribunales están apoyando la invasión en nuestras tierras? ¿Será que los ricos ganan?

Mezcala está en espera de la última sentencia definitiva por la recuperación de las tierras invadidas. Las dos sentencias anteriores han sido favorables para el pueblo, pues sería una locura que además de la injusta espera, se atrevieran a dictaminar que esas tierras no son de la histórica Mezcala. Estamos en espera de una sentencia que aún no logro comprender cómo llegamos ahí después de veinte años, pero me fortalezco en la movilización que genere Mezcala ante cualquier sentencia que se dicte. Quiero decir que más allá de si es favorable o no la sentencia para Mezcala, sé que emprenderá movilización para sobrevivir y cargar con su historia y territorio.

#justiciaparaMezcala

Rocío Moreno

Historiadora y defensora indígena coca de Mezcala, Jalisco, interesada en mostrar cómo las historias de vida están totalmente vinculadas a los proyectos que abanderan las resistencias en México, pues ¿qué son las resistencias sin la infinidad de historias de vida que las constituyen?

2 Respuestas a “Todxs somos Tierras Milperas”

Dejar una Respuesta

Otras columnas