Iglesias, diálogo y verdad: Día mundial de la Paz
Las iglesias representan un arma noviolenta importante por su fuerza moral y poder social, pero pocas veces la usan -sobre todo su jerarquía- para “meter el cuerpo” (noviolencia) en el espacio público con acciones proporcionales a la violencia y guerra que enfrentamos en México. Hemos sostenido y demostrado en la última década que esta es una de las causas importantes de que la “frontera moral y material” de la inhumanidad se ha desplazado tanto y tanto en el país, llegando actualmente a normalizar que no haya verdad, justicia, reparación, no-repetición y memoria activa en casos ejemplares como Ayotzinapa, San Fernando, Guardería ABC…que el presidente que tuvo como su secretario de Seguridad Pública todo el sexenio a un jefe narcotraficante no esté preso, que el comandante supremo de las FFAA, el presidente, el secretario de Gobernación, el gobernador de Guerrero durante la acción genocida contra los estudiantes de Ayotzinapa, tampoco estén presos con tamaño volumen de pruebas de su conocimiento y participación directa….
En cambio, últimamente la jerarquía episcopal de la iglesia católica sí ha usado su poder social para sumarse a la oposición gubernamental, apoyando vergonzosamente -desde sus homilías- campañas contra los libros de texto gratuitos o contra el apresamiento del criminal fiscal de Morelos, Uriel Carmona, del cual sería casi imposible encontrar una víctima, ciudadano honesto o luchador social que lo defienda.
Diálogo Nacional por la Paz
A su vez -esperemos desde otro enfoque político- porque existen varias iglesias dentro de una misma iglesia en todas las tradiciones religiosas de la humanidad, la iglesia católica está convocando en Puebla, a un Diálogo Nacional por la Paz. Será parte de un largo proceso social de construcción de paz iniciado algo después del asesinato de dos sacerdotes jesuitas -Javier Campos y Joaquín Mora- y un guía turístico tarahumara -Pedro Palma-, en el poblado de Cerocahui en Chihuahua, el 20 junio 2022. Este proceso ha estado centrado sobre todo en una serie de Conversatorios para la Paz, Foros de Justicia y Seguridad, y Jornadas de oración cada tercer domingo del mes. La muerte de estos dos sacerdotes conmovió profundamente a la iglesia y la comunidad jesuita, y les ha hecho tomar conciencia que su rol social debía ser mucho más activo y protagónico a nivel nacional, y no sólo local o regional, sobre todo desde la construcción de acciones mucho más directas e incisiva para la construcción de paz. Ojalá se logre construir este espacio que tanto se necesita en el país, desde un principio de realidad centrado en el nivel de la espiral de violencia que enfrentamos y para detenerla desde la teoría y práctica de la espiral de la resistencia civil noviolenta, que exige claramente -por experiencia histórica y teoría- también acciones en el nivel de la no-cooperación y desobediencia civil.
En la convocatoria al Diálogo, se enfatiza que se tratará de un encuentro para escucharse, conocerse, contactarse y dialogar entre diferentes culturas y experiencias para buscar la verdad y la paz social: “es trabajosa y artesanal (como dice el Papa)”. Los actores sociales invitados serán académicos, organizaciones de la sociedad civil, indígenas, campesinos, miembros de distintas religiones, migrantes, gobiernos locales, empresarios y ciudadanos comprometidos, quienes reflexionarán y tal vez acordarán acciones. Consideramos la reflexión como una acción, así que en ese sentido este Diálogo es una acción directa noviolenta, que como tipo de acción tiene un nivel menor ante la violencia del país, pero como posibilidad de construir alternativas de otro tipo de acciones tiene mucho valor y potencialidad. ¿Dónde está una clave de la resistencia civil noviolenta para aumentar el nivel de esta acción? En comprender que el diálogo es un punto de llegada, no de partida, y que hay que construirlo sobre “principios de realidad e igualación” muy complejos, verdaderamente reales y variados, pero indispensables para que permita que se dé una “vuelta de tuerca” en la construcción de paz nacional. Igualación quiere decir pluralidad y no prevalencia de ninguna postura oficial -y menos eclesial-.
¿Cuáles serán los ejes alrededor de los cuales se reflexionará? Son tres, según la organización: seguridad ciudadana; justicia cotidiana; reconstrucción del tejido social. El primero tiene una carga conceptual que, muchas veces, está alejada de la concepción humanista y cristiana de una paz con justicia, dignidad y libertad, pues parte de asociar la idea de paz con la de seguridad, que es un concepto militarista, y nos lleva hacia concepciones que se han impuesto en todo el mundo a partir del gran negocio de la inseguridad o la seguridad. La ciudadanía es también un punto de llegada, no de partida, pues la construcción de un ciudadano es un proceso social muy complejo y largo, del cual estamos bien lejos aún en México. Me parece más acertado usar un concepto que está en el espíritu de la convocatoria, que es el de “seguridad comunitaria”. En la reconstrucción del tejido social sí existe una importante riqueza de experiencias en todo el país, y también desde las iglesias, comunidades y parroquias; particularmente me parece rica e importante la experiencia de Jesuitas por la Paz. Me queda una duda de fondo acerca del enfoque del encuentro: ¿qué lugar ocupará la resistencia civil noviolenta en él? No está implícita y menos explícita en ningún punto, y es mucho más que formas de justicia o de convivencialidad, tiene que ver -y en nuestro país es la base de la construcción de paz sobre todo en las comunidades indígenas y campesinas, y en las familiares de desaparecidos- con las formas y niveles de acción directa de resistencia civil, que es el primer “lenguaje en la construcción real de paz” hacia quienes se oponen a ella y construyen la violencia y la guerra.
Me ha tocado participar desde el 2016 en un proceso internacional católico y ecuménico a la vez, muy amplio y valioso por el compromiso de las personas ecesiales en distintos tipos de guerras, encabezado por Pax Christi Internacional (https://nonviolencejustpeace.net/), para buscar que el papa haga una encíclica sobre la noviolencia. Se han hecho una gran cantidad de encuentros, publicaciones, reuniones, cabildeos, bajo el desafío central que la iglesia católica vuelva a recuperar su papel “profético” que ha tenido a veces en la historia, cambiando su postura y apoyo a la “guerra justa”, por una que promueva y defienda la “paz justa” (con justicia y dignidad), partiendo de la vida de Jesús como inspiración de la noviolencia.
Finalmente, la convocatoria se despide invocando a la virgen de Guadalupe. Un gran sacerdote y maestro de la noviolencia en México, el padre Donald Hessler, solía decir -retomando la exégesis de Clodomiro Siller del Nican Mopohua, texto nahuatl de resistencia indígena del siglo XVI donde los indígenas narran la aparición- que María pedía a Juan Diego sobre todo dos cosas: humildad y audacia. Esas son características básicas de la noviolencia que suscribimos plenamente. Ojalá ambas estén muy presentes en la construcción de ese diálogo-acción, y que un poco prevalezca la segunda: la audacia. ¿Qué significa en la guerra que nos atraviesa en México hoy, la audacia? Construir acciones en el espacio público y privado, proporcionales y relacionadas en su nivel a la violencia que enfrentamos. Como sostiene María Herrera, madre buscadora ejemplar llamada “Mamá Mari” por sus iguales: “Ya no basta rezar, hay que hacer otras acciones” (documental recién estrenado: “Así Buscamos, Así Amamos”, FB Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas).
La búsqueda de la verdad
En la convocatoria del Diálogo, me llamó la atención un concepto fundamental en la fe y en la acción noviolenta: la búsqueda de la verdad. Gandhi tituló su autobiografía como “Mis experiencias (o experimentos) con la verdad”, en lo que sería una muy buena síntesis de su práctica y metodología de vida y acción. Este Diálogo puede ser también un “experimento de construcción de paz”. La verdad desactiva y hasta puede detener la espiral de la violencia y la guerra. Para Gandhi la “verdad es dios” (“Truth is god”, libro muy bueno), no al revés. Él se dedicó un buen tiempo a buscar la palabra de la humanidad con la que todas las personas estuvieran de acuerdo y les uniera: investigó amor, dios… y la única que encontró que todo mundo entendía lo mismo fue “verdad” (en un sentido moral). Pero con “v” chica (verdades parciales que nos aproximan a dios), pues con “v” mayúscula es algo que sólo dios alcanza. Y en esa búsqueda centró su vida del satyagraha (la fuerza de la verdad) y el ahimsa (no dañar a ningún ser vivo).
En el Evangelio una de las exclamaciones más claras y desafiantes de Jesús es “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn. 14,6). Esa frase fue la inspiración para una campaña noviolenta del eje de iglesias de la Red de Enlaces Nacionales de familiares de desaparecidos. Un claro ejemplo de construcción de paz comunitaria y eclesial: los “Buzones de Paz”. Se colocaron en iglesias, templos y escuelas de Morelos durante la VI y VII Brigada Nacional de Personas Desaparecidas en 2021 y 2022, buzones de cartón grandes y adornados -sólo abiertos por las familiares-, donde se invitaba a las personas a escribir mensajes a las familiares en búsqueda y a dar -en forma anónima- indicaciones de lugares donde supieran que existieron hechos de violencia o entierros. Eso ha ayudado mucho en esta lucha decisiva.
¿Dónde reside la verdad? Gandhi nos daba algunas pistas de profundización: en los más pobres (“Primero los pobres”)…y agregaría en el caso mexicano: en las víctimas de la violencia. Una vez dijo el Mahatma: “Les voy a dejar un talismán. Cuando estén ante una duda, o cuando el yo se vuelva demasiado pesado hacia uno mismo, apliquen el siguiente test. Recuerda el rostro de la persona más pobre y más débil que hayas visto, y pregúntate a ti mismo si el paso que estás pensando dar va a ser de alguna utilidad para él. ¿Va a obtener algo con eso? ¿Ese paso va a devolverle a él el control sobre su propia vida? En otras palabras, ¿ese paso conducirá al swaraj (autogobierno-autonomía) para los millones de personas hambrientas material y espiritualmente? Entonces, tus dudas y tu yo se derretirán”.
Este talismán, se complementa muy bien con el pasaje del Génesis (4,9) donde dios dialoga con Caín, acerca de Abel: “Yahvé: ¿Dónde está tu hermano?; Caín: No sé. ¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?”. Ocuparnos mucho más directa y realmente de nuestros hermanos y hermanas más violentados y violentadas por el orden social, es una tarea imperiosa para todas las iglesias, que en México ya nos hemos tardado mucho en hacerla, y va a exigir -desde la mirada de la acción noviolenta- pasar de la solidaridad -en el mejor de los casos- a la lucha por la construcción de paz. Son dos niveles muy distintos, en todo sentido, de los que hay que tomar conciencia y conocer más.
Pietro Ameglio
Miembro del Servicio Paz y Justicia (SERPAJ), del Colectivo “Pensar en voz alta”, y del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad en 2011.