Yo soy Montaña

Edith Herrera

¿Hacia dónde van nuestras luchas y resistencias?

Se acerca el fin de año en estas tierras montañeras. Y este fin de ciclo nos invita tanto a mirar hacia atrás así como al nuevo ciclo que está por abrirse. A pesar del frio que nos vino a abrazar y a helar un poco, sería importante cerrar con la llama de la resistencia que nos llama a crear y construir las posibles alternativas ante los retos del actual mundo en que vivimos.

A principios de este mes, la Coordinadora regional de Seguridad y Justicia Policía Ciudadana y Popular (CRSJ PCP), cumplió 11 años. ¡11 años! desde que iniciaron su proceso organizativo en el área nahua de Temalacatzingo, enfrentándose a la violencia que golpeaba fuertemente a la región bajo la forma de robos, asaltos y violaciones que se sufrían en aquellos años.

Lo interesante en el proceso de la Policía Ciudadana y Popular, es que no solo piensan en brindar seguridad. El planteamiento abarca como tema general la soberanía popular y al que ven como una filosofía de vida. Fue a raíz de un comunicado emitido por ellos ese 02 de diciembre que quisimos entender mejor su planteamiento y quisimos escuchar la palabra de una poderosa mujer, de palabra fuerte y retumbante como lo es Yaosiuatl (“mujer guerrera” en lengua náhuatl). Ella ha sido una de las personas que inició este caminar colectivo hace más de una década, junto a sus compañeros y compañeras de esa región.

Yaosiuatl nota la metamorfosis operada por el trabajo comunitario: “A 11 años hemos notado cambios en los comportamientos de nuestros compañeros y nuestras compañeras, principalmente en nosotros en los que formamos parte de las filas de la PCP. Y también pues nos hemos fortalecido a través del trabajo colectivo. Nos hemos fortalecido a través de valores como el respeto, el macohuas, que en lengua náhuatl significa el de dar y recibir o ayudar y que te ayuden. También hemos aprendido a convivir con diferentes formas de pensar. Algo que nos debe de unificar es el respeto, lo importante es aprender a convivir para poder fortalecernos y desarrollarnos y crecer como personas y como comunidades “.

Justo estas son algunas de las reflexiones que logramos compartir con ella, dentro de su caminar personal, familiar y colectivo, que tomó forma y rostro dentro del proceso de la Policía Ciudadana y Popular. Su mirada nos dice que la lucha va más allá de un discurso político, va más allá de un movimiento armado: tiene que ver con un proceso descolonizador de la vida, del pensamiento de las personas. Nos invita a un proceso de revisión profunda como pueblos, un proceso sanador que lleve a los pueblos a resurgir más fuertes. Una mirada hacia dentro que nos permita revisar aquello que nos debilita y aquello que nos enferma colectivamente.

Continúa nuestra conversación. Yaosiuatl nos comenta lo que, para ella, fue el motivo de este cambio: “Pues, cuando yo empecé a tomar conciencia de que era necesario poner en práctica esta filosofía de vida, fue sobre todo cuando hablamos de violencia. Por ejemplo, cuando yo empiezo a darme cuenta de que, en mi familia, mi padre le pegaba mucho a mi mamá. Y no nada más era el comportamiento de él, sino de su papá. Y así es cuando empiezo a indagar en la historia familiar y encuentro toda esta situación. Las mujeres pues simplemente se dedicaban a obedecer y callar y pues aceptar todo lo que el hombre dijera. Entonces este tipo de situaciones yo las fui cuestionando, empecé a reunirme con mis tías con mis abuelas mis primas mis hermanos. Empecé a explicarles toda esta situación de lo que estaba pasando. Y a mí, pues me dolía ver esa situación con mi madre, con mis hermanas, a las mujeres y pues fue que me empecé de alguna manera a rebelar contra esas conductas machistas.”

Es importante, señalar, para quienes no hayan conocido aún el proceso de la Policía Ciudadana y Popular, que en sus filas vemos desfilar, tomar protesta, cargar su rifle, a mujeres, jovencitas y jovencitos con el uniforme portado con orgullo. Es interesante porque, durante los aniversarios de la PCP, no veías desfilar a personas como piensas que son los “policías”. Mujeres indígenas, campesinas de zonas rurales que, con el objetivo de autoprotegerse, se organizaron para cuidar a sus familias, a sus hermanas y a su pueblo. No como un grupo antagónico o de tipo militar para autodefenderse, sino como gente de la comunidad.

Fue así, con el transcurrir de los años, que durante talleres, capacitaciones, encuentros de sanación, medicina, trabajo comunitario y asambleas entre mujeres y hombres se ha formado el proceso organizado de la PCP. Poco a poco se abordaban estos temas y realidades internamente. “Hemos visto cambios”, nos comenta Yaosiuatl, “compañeros y compañeras que, durante 11 años dieron su servicio para la seguridad de sus familias y la comunidad. “Observé cambios en la relación con sus parejas, con sus familias.”

La revisión interna de la vida comunitaria, si realmente quiere recuperar los equilibrios como humanidad, con la madre tierra, con el cosmos, tiene que incluir necesariamente a las mujeres. Y también tiene que incluir a los valores comunitarios como el respeto, que sirve de base para fortalecer la vida colectiva. Sin duda, este es un ejemplo concreto y vivido de ello.

Claro, esto no ha sido un proceso fácil o exento de negaciones. Nos dice Yaosiuatl: “Pues obviamente, esto me costó confrontaciones con los hombres de mi familia. No estaban de acuerdo, se molestaban. Pero yo les dije ‘okey, vamos a hablar, hay que reunirnos’. Yo sí les fui muy clara y muy directa. Todos los que participamos en el movimiento, no se vale que andemos diciendo que luchamos contra la violencia o estamos para prevenir la violencia, cuando nosotros, en nuestros hogares, estamos haciendo lo contrario. Entonces, eso es ser incongruente entre lo que se dice y lo que se hace. Entonces, yo sí les manifesté y les fui muy clara: nunca iba a estar de acuerdo con esas prácticas, con esas formas de vida porque atentan la integridad de nosotros las mujeres”, puntualiza Yaosiuatl.

Pero, a 11 años de la creación de la Policía Ciudadana y Popular, se puede hacer un balance de los pasos ya dados en la región. “En los últimos años, algunas mujeres se volvieron más independientes, empezaron hacer lo que a ellas les gustaba como emprender un negocio propio, conseguir un trabajo [remunerado], asumir un cargo en la comunidad como de comisarias municipales, participar en las asambleas de la comunidad”, nos cuenta Yaosiuatl.

La soberanía popular como filosofía de vida, concluye Yaosiuatl, “inicia cuando un pueblo empieza a modificar sus comportamientos, sus hábitos y costumbres desde abajo. A partir de ahí, empiezan a tomar en sus manos la forma de cómo autoprotegerse de la violencia. También la forma de cómo alimentarse, la forma de qué procesos educativos van a llevar, la forma de cómo sanarse, curarse. Ahí podemos palpar que están ejerciendo su soberanía popular, porque están tomando en sus manos la responsabilidad de su vida.”

De hecho, hace unos meses, participé en un intercambio de saberes sobre plantas medicinales. Fue un intercambio práctico y, al mismo tiempo, reflexivo en torno a la salud. Se habló de nuestra salud colectiva y comunitaria, asentada en la medicina propia, la que reside en las plantas nativas de nuestros pueblos. Para el proceso organizado de la Policía Ciudadana y Popular, el componente de la salud pasó a ser un referente central para el bien vivir en los territorios.

En estos tiempos, tenemos que reflexionar sobre la organización propia y comunitaria de los pueblos. Se construye desde abajo, y se contrapone a la organización que nos quieren imponer desde arriba: la que pertenece a un creciente neoliberalismo disfrazado de políticas paliativas en los distintos territorios.

La organización no solo implica un levantamiento político. En los movimientos y luchas antisistémicas, es necesario trascender esa línea de la lucha política. Tenemos que pensar en una lucha integral, que incluye la cuestión vinculada al bien vivir colectivo. Hablemos de la salud, hablemos del tema de la educación comunitaria, de la educación popular. Hablemos también de continuar con estos valores comunitarios, de estos principios que rigen el respeto y el apoyo mutuo, de la solidaridad. La política tiene mucho tiempo que ha dejado de atender estas cuestiones y se ha atrincherado en su lucha para tomar el poder y usarlo para su propio beneficio.

Este ejemplo de la Policía Ciudadana y Popular es uno de los tantos ejemplos de cómo los pueblos se han organizado en las últimas décadas. Ante el vacío de las autoridades para procurar justicia, para procurar no solo seguridad, sino también educación incluyente y salud en los distintos territorios, es importante que esas estructuras comunitarias no se invisibilicen. Las tenemos que reconocer, tienen que ser respetadas: como pequeños nichos de la autonomía para la vida, que resguardan muchos de los saberes comunitarios.

Revisemos a profundidad nuestras vidas en las luchas y movimientos, de cómo necesitamos hacer un proceso sanador al interior de los colectivos y colectivas frente a los nuevos retos que enfrentan los pueblos y las comunidades. ¿Hacia dónde van nuestras comunidades?

La noche es fría. Pero desde mi montaña esta pregunta me mantiene despierta. El año está por irse. Y sigo dibujando un escenario, donde el horizonte es el bien vivir del pueblo.

Edith Herrera

Mujer ñuu savi (gente lluvia) originaria de la Montaña alta de Guerrero. En los últimos 15
años ha trabajado en diversos procesos organizativos locales así como en colectivos de
mujeres y juventudes para la promoción de los derechos de los pueblos indígenas y la
construcción de la autonomía de la vida, a partir de saberes y conocimientos milenarios en
torno a la salud, al territorio y alimentación tradicional. Actualmente es coordinadora del Espacio Cultural Educativo “TIKOSÓ”.

Una Respuesta a “Yo soy Montaña”

  1. Melitón Bautista Cruz

    Muy interesante el articulo, me interesó mucho, yo soy zapoteco de la Sierra Juárez de Oaxaca, he escrito unos libros sobre la vida comunitaria, me gustaría compartírselo., gracias por compartir

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