Pensar en voz alta la justicia y la paz

Pietro Ameglio

Genocidio en Gaza y libertad condicionada para Assange: el exterminio de la verdad y la noviolencia

Qué fuerte contradicción hemos visto en estos días de Estados Unidos: por un lado, liberando a Julian Assange -14 años preso de distintas formas- en medio de una negociación con su equipo legal, obligándolo a declararse culpable del cargo de espionaje; probablemente también como parte de alguna maniobra en la política interna electoral de ese país. Fue sin duda una profunda e inesperada emoción verlo subir las escaleras de un avión para regresar a su natal Australia. Se trató de una gran victoria su equipo legal, apoyo de su familia, de las interminables movilizaciones de ciudadanos de todo el mundo en protestas por tamaña impunidad e injusticia contra un hombre periodista de grandes valores, valiente, coherente, comprometido contra la guerra y la tortura, luchador a favor de la verdad, que desnudó verdades de una crudeza e impunidad totales contra la política exterior norteamericana en las guerras de Irak, Afganistán…Constituyó un gran triunfo de la libertad de prensa y expresión mundiales; a la vez que quedó claro el mensaje mundial para todas y todos los que quieran filtrar informaciones bélicas y de derechos humanos, en situaciones de guerra capitalista de expansión de mercados. En este mismo sentido, por otro lado, el mismo gobierno de Estados Unidos avala y legitima en todas las formas posibles el genocidio en Gaza y la ocupación de Israel.

En ambas acciones en el fondo está la milenaria lucha de nuestra especie por la justicia y la verdad, por su pequeño avance de humanización. Gandhi en un importante libro titulado “La verdad es Dios” y en su autobiografía (“Mis experimentos con la verdad”), coloca a la verdad como el centro de su vida, recuerda incluso que una vez investigó a fondo la palabra universal con la que todas las culturas, religiones y lenguas entendieran lo mismo, en cuanto a un gran valor de la humanidad. Encontró que esa palabra era la “verdad”, no así los conceptos de amor, paz, justicia… que en distintas culturas y tradiciones se entendían en forma diferente. Afirmó entonces que la verdad es la palabra positiva más universal que debería unir a toda la humanidad, la más sagrada, llegando incluso a decir que “la verdad es Dios”, no que Dios es la verdad. En el mismo sentido, para Buda “la verdad es la expresión de la pureza interior”; y para Jesucristo es el camino “para ser libres”.

Agregaba además Gandhi: “Para nosotros la verdad es un término relativo. La verdad absoluta es dios…Por sí sola ella nos sostiene. Por un tiempo muchas otras cosas nos pueden sostener, pero sólo ésta nos sostiene para siempre. La verdad nos da un gozo perenne”. Se refería a la verdad con v minúscula -que se puede ir alcanzando a partir de verdades relativas acumuladas-, porque la verdad con V mayúscula sólo dios la puede alcanzar y “nadie le ha puede ver cara a cara”.

Genocidio ininterrumpido y actualizado

Bien asociaba Arundhati Roy en un discurso del 2004 titulado “La Paz es la guerra” –al recibir un premio de paz en Sydney, Australia-, dentro de lo que llamaba la “teología de la liberación empresarial”, los términos de genocidio, esclavitud y colonialismo íntimamente ligados para el control capitalista mundial. Nos parece muy actual para Gaza esta afirmación a partir de una constatación histórica, que ella llama también el “himno del neoliberalismo”: liberar los mercados y exterminar a la población.

A su vez, según el historiador francés Bernrd Bruneteau en su libro “El siglo de los genocidios”, el terror genocida no es más que el imperialismo y la guerra total. El autor también advierte cómo esta acción inhumana puede llegar a convertirse en un proyecto social con la participación, el consentimiento o la indiferencia de las sociedades que permiten estas iniciativas del poder. Es exactamente lo que está pasando a nivel de Israel, Estados Unidos y el mundo: directa o indirectamente todas y todos abonamos en algo a esta catástrofe de lo humano y el derecho internacional, también milenaria acumulación de nuestros proceso de humanización como especie, y así nos vamos deshumanizando individual y colectivamente cada vez más, aunque creamos que no nos atañe esta situación por estar a tantos kilómetros de distancia. Nuestro larguísimo proceso de humanización muy lejos de estar acabado -como nos enseñan las grandes tradiciones religiosas, humanistas, políticas y sociales- nos ha dejado muy claro que la distancia geográfica no guarda relación con la distancia moral de los hechos sociales, sea en cuanto a la guerra que a la paz. Esta es la base epistémica de las identidades morales crecientes y humanizantes.

El mismo Bruneteau cita a Bauman, quién definió al genocidio moderno como “un trabajo de jardinería”, donde el orden artificial del jardín determina lo que es inútil y dañino para la naturaleza, así como la belleza del plan para la armonía, eliminando por ello del jardín las malas hierbas, que deben ser erradicadas y limpiadas. El ministro israelí Yitzhak Goldknopf –dándole plena razón- declaró hace un mes que no estaba dispuesto a vivir “al lado de un Estado de animales humanos (Palestina)”.

¿Cuál es la situación actual en este genocidio?

Queremos compartir esta información no para que quede en simples datos aterrorizantes y sensacionalistas, en simple “ruido” que confunde y no deja pensar, sino para que pueda constituirse en un conocimiento indispensable que nos motive y mueva -en la forma que sea- a “hacer” y “dar” mucho más contra esta barbarie que nos está deshumanizando a pasos agigantados. El embajador de Palestina en México, Mohamed Saadat, en el foro “Utopías versus Fascismo”, organizado por el centro de formación de Morena en la Ciudad de México, el 6 de Julio pasado, nos actualizó acerca de las principales cifras y lógicas existentes actualmente -a casi 300 días del inicio genocida- en ese territorio. Reproduciré lo más textualmente posible sus palabras:

Ha habido 3.300 masacres de Israel, 38 mil palestinos asesinados (72% niños y mujeres): 15.600 niños y 16.300 mujeres. Se trata de una eliminación étnica para que no exista reproducción en Palestina. Según la ONU (17 junio) Rafah pasó de 1.4 millones de habitantes a 65 mil (La Jornada, 18-6-24).

Asimismo, existen 10 mil desaparecidos; 2 millones de desplazados de una población de 2 millones 400 mil personas. 197 trabajadores de la ONU y 153 periodistas han sido asesinados, pues no se quieren testigos del genocidio. Hay 9 mil 500 detenidos desde el 7 de octubre.

El campo de la salud ha sido devastado: 500 trabajadores de la salud fueron asesinados; de los 36 hospitales que había en Gaza, 21 están fuera de servicio y 15 funcionan parcialmente; 131 ambulancias han sido destruidas; los heridos no tienen a dónde ir. No entra comida: miles de personas están en peligro de inanición, hay 500 mil desnutridos.

En cuanto a la infraestructura, 138 mil 500 viviendas han sido destruidas, 453 mil viviendas están parcialmente destruidas: o sea, aproximadamente 600 mil viviendas son inhabitables. El 80% de pozos de agua están fuera de servicio; el mismo porcentaje de centros comerciales han sido bombardeados; sucediendo igual con mezquitas, templos e iglesias

Se han lanzado sobre Gaza 79 mil toneladas de bombas; reconstruirla costará 33 mil millones de dólares. La meta es destruir las condiciones de vida: casas, hospitales, caminos, escuelas, edificios de gobierno…Del total de 19 universidades que existían en Gaza, todas están destruidas; las escuelas casi todas: 80% de los edificios educativos están destruidos; 625 mil estudiantes no pueden ser educados, asimismo 8 mil estudiantes han sido asesinados.

El gran objetivo inicial era desplazar a los palestinos hacia Egipto y así colonizar ese territorio, pero los palestinos han resistido y además Egipto no ha permitido su ingreso, entonces ahora el objetivo es dejar a Gaza sin condiciones mínimas de vida. Como complemento de la ocupación y destrucción, cada día se están construyendo nuevos asentamientos en Cisjordania, y también lso colonos han asesinado a palestinos allí.

¿Cómo puede llamarse a esto autodefensa? ¿Autodefenderse un pueblo ocupado? ¿Llamar a un pueblo que lucha por su autodeterminación como terrorista? Se quiere llegar a que el que tiene la fuerza religiosa, material, armada, económica y política tenga también el derecho, y la narrativa internacional de la guerra.

En el mundo muchos han rechazado la narrativa israelí del conflicto, las protestas han hecho que países cambien sus posturas y sus votos a favor de Israel como no había pasado antes; por ejemplo: Francia, Inglaterra han votado en el Consejo de Seguridad-ONU a favor del estado palestino; igual que lo reconocen Irlanda, España, Noruega, Eslovenia, Armenia, y países del Caribe, entre otros. Este conflicto en cualquier momento se puede convertir en regional y mundial, en algo extremadamente peligroso. Israel pone en peligro a toda la comunidad internacional, al derecho internacional, pone en riesgo a toda la condición humana.

Desobediencia civil mundial y masiva, empezando dentro de Israel: ocupar embajadas de Israel en el mundo

El genocidio reiteramos, como hemos venido sosteniendo en estas páginas, es la acción de “muchos sobre pocos”, por lo tanto todas y todos debemos construir reflexiones y acciones que -solidariamente o en forma de lucha- ayuden a detenerlo y proteger a las víctimas palestinas. Ciertamente sentimos mucha impotencia ante esta abrumadora acción internacional contra los palestinos y palestinas, pero no estamos para nada desanimados, y seguiremos colectiva e individualmente reflexionando y luchando, como podamos, con humildad, radicalidad y audacia, desde nuestras realidades.

Además, como también hemos ‘pensado en voz alta’ desde aquí, respecto a las acciones de lucha necesarias: junto a los caminos de solidaridad y protesta tan importantes y creativos en el mundo; a todo tipo de sanciones y planes de paz de la comunidad internacional hacia Israel y Hamas; resulta indispensable y urgente avanzar en la lógica y la experiencia de las acciones directas de desobediencia civil masiva, en una ofensiva estratégica noviolenta mundial. Empezando estas acciones radicales ciudadanas dentro de Israel y Estados Unidos, en Europa, y en el resto del mundo, siguiendo el ejemplo de los estudiantes -sobre todo estadounidenses- en sus acampadas fuera de las universidades por doquier pidiendo el fin de todo convenio y relación con instituciones educativas israelíes que apoyan el genocidio, y recientemente también el ejemplo del pueblo boliviano que salió masivamente a la calle a revertir el intento de golpe de estado en su país. Se trata así de ocupar congresos, edificios y casas de gobiernos, lugares donde habitan las empresas, instituciones y líderes político-militares genocidas y sus cómplices, incluso con sus familias; ocupando todas las embajadas de Israel en el mundo, que son centro de reproducción de la guerra y la manipulación informativa y política; bloqueando carreteras, avenidas y toda infraestructura bélica o de apoyo a ésta… La misma Arundhati Roy en el texto que mencionábamos, impulsaba la necesidad -hacia el Foro Social Mundial- de construir “actos de verdadera desobediencia civil con verdaderas consecuencias” como camino para la paz mundial porque tenemos que librar esta batalla, y agregaba al final, citando al historiador estadounidense Howard Zinn: ¡“No puedes ser neutral en un tren en movimiento”!

Finalmente -como también hemos insistido mucho- las jerarquías de las iglesias en el mundo tienen un papel clave, fundamental e ineludible -y no han hecho prácticamente nada (con enorme complicidad) desde su gran poder social, humanitario y político desde la resistencia civil noviolenta y la construcción de paz contra este genocidio-, por lo que creo que deberíamos presionar con “firmeza permanente” a que el papa y líderes religiosos del islam y el judaísmo ¡“metan (no pongan) sus cuerpos” junto a las familias en Rafah -por ejemplo- y se queden a vivir allí hasta que paren los bombardeos! Para nada es algo imposible si existiera verdadera voluntad de paz, al contrario sería ‘fácil’ de lograr y operar si esos líderes religiosos -junto a creyentes que les acompañaríamos- tuvieran la suficiente coherencia, determinación y fuerza moral que sus puestos exigen.

Al respecto hemos compartido en un artículo anterior, una exposición bilingüe sobre el genocidio en Gaza que construimos entre estudiantes mexicanos de la Unam y palestinos de la universidad Al-Quds de Cisjordania (https://1drv.ms/b/s!AtfCsbYvZZgSgSliduyNVnOT2Ql4?e=szxcH5), misma que ha estado exponiéndose en muchos centros educativos y plazas del país, y que puede solicitarse cuando se desee. Ha sido interesante la negativa a poner la expo en varias instituciones universitarias y educativas católicas y protestantes -incluso con compromiso social en sus países- de nuestro país y Colombia, bajo un argumento muy generalizado: “Tenemos muchos alumnos judíos y podrían molestarse”. Esta tibieza y complicidad -como diría Zinn- nos ha producido un profundo dolor, vergüenza y tristeza total para quienes compartimos una fe y búsqueda de la verdad, de la justicia con paz, pero también nos redobla la motivación a seguir siendo solidarios y luchando contra este genocidio que diario pasa frente a nuestros ojos. A todas estas instituciones de inspiración cristiana y humanista que nos negaron poner la exposición, contesté con la misma frase: ¿dejaron de ser cristianos? ¿dejamos de ser humanos?

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