Tormentas y esperanzas

Tamara San Miguel y Eduardo J. Almeida

El Ecocidio disfrazado de ordenamiento territorial

Al final de un año plagado de imposiciones, de megaproyectos que se pretenden construir a pesar de la voluntad de los pueblos, a unos días de que comience 2023 y de que nació una resistencia ejemplar en medio de la Ciudad de México como respuesta al Sistema de Aguas (Sacmex) del Plan General de Ordenamiento Territorial y al Plan de Desarrollo Urbano de la Ciudad de México, en Puebla y Tlaxcala nos enteramos que un nuevo megaproyecto está maquinándose. Uno con las mismas características que el de la Ciudad de México y al cual los pueblos de San Gregorio (en Xochimilco) han respondido con enorme dignidad y rebeldía.

El Programa Metropolitano de Puebla Tlaxcala (que supuestamente esta en Anteproyecto) del cual se tuvo conocimiento recientemente está en la fase tres y penúltima de lo que llamaron “estrategia de socialización”, que desde mayo de este año arrancó a puerta cerrada con los presidentes municipales de municipios de Puebla y Tlaxcala. Después de realizar estas sesiones de “consulta” con presidentes municipales el gobierno Federal y los gobiernos Estatales de ambos Estados tuvieron reuniones con CONAGUA, SEMARNAT, SOTyV, CUDAEP, los congresos de ambos Estados, SEDATU, SMADSOT, CANADEVI, SPF, CONACyT, SMT y las Secretarías de Planeación y Finanzas y en la fase tres hicieron lo que llamaron difusión y promoción del instrumento que suponía una consulta “ciudadana”, que fue realizada sin mayor difusión en algunas universidades y dependencias gubernamentales. La última fase de este proceso de “socialización” es la de conclusiones y es la que están por terminar.

Los puntos centrales y más preocupantes del Plan Metropolitano Puebla Tlaxcala son:

– La creación de un “Sistema Urbano-Rural policéntrico con ciudades y localidades interrelacionadas” con el cual se pretende “impulsar” nuevas centralidades
como San Pablo del Monte, Zacatelco, Amozoc y San Martín Texmelucan bajo el criterio de dar un “nivel metropolitano” a esos municipios y concentrar más población en esos centros. Organizan el territorio en “puntos nodales” en los que, por ejemplo en el caso de Puebla, se planea imponer un centro metropolitano con los municipios de San Pedro Cholula, San Andrés Cholula, y Cuautlancingo. Las llamadas “centralidades” buscan “un mayor aprovechamiento del suelo”.

  • La organización de un Sistema Metropolitano del Agua en el que se pretende establecer sistemas de infiltración de acuíferos, una serie de “herramientas” de gestión del agua subterráneas que “tienen la capacidad de reestablecer la presión de acuíferos sobreexplotados”. Lo que se pretende es aumentar los caudales de extracción de agua. En el Plan se habla de sustitución de pozos agrícolas por agua tratada, de la construcción de lagunas de infiltración y de nuevas formas de “gestión del agua”.

– La creación de Centros Integradores de Servicios Rurales, mediante los cuales se busca “fortalecer localidades rurales estratégicas, ampliando la cobertura de servicios a la población, mejorar la conectividad entre las localidades y la red vial metropolitana, favoreciendo la incorporación de caminos e infraestructura de comunicaciones de tal manera que articulen la oferta de servicios básicos a los cuales pueden acudir los habitantes de poblaciones dispersas, y canalizadores de la población hacia servicios más especializados en las localidades de mayor rango”.

Como se puede ver este Plan busca urbanizar los municipios cercanos a las capitales de Puebla y Tlaxcala presuntamente ordenando el territorio. Como sucede en este tipo de proyectos, lo primero que salta a la vista es la letanía de eufemismos con que se pretende justificar lo que supondrá un amplio y masivo despojo de tierras, viviendas, recursos y derechos. El Plan se pretende culminar en 2040, igual que el Plan General de Ordenamiento Territorial y el Plan de Desarrollo Urbano de la Ciudad de México. En estos Proyectos se invoca la resiliencia al cambio climático para referirse a la imposición de una lógica de aguante del colapso. Se pretenden sostener y justificar estos planes mediante el discurso de respeto de los derechos humanos, de la agenda de 2030, de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU (que también es maestra en el uso de eufemismos). Es decir se van a ejecutar Proyectos que destruyen comunidades enteras y al medio ambiente mediante el discurso de protección al planeta, al acceso a la justicia y a la paz. Se pretende imponer un proyecto ecocida en nombre de la sostenibilidad y el uso de medidas sustentables. Se quiere llevar a cabo una vez más una serie de acciones ejecutadas desde arriba para decidir quién debe vivir, dónde, cómo y a costa de quién.

Como mencionó en San Gregorio, Carlos González, integrante del Congreso Nacional Indígena, el asunto no es si se debe de consultar o no a los pueblos, sino que los pueblos son quienes tienen que dar permiso o no de hacer este tipo de planes y proyectos que nos están llevando al borde de una catástrofe humana y ambiental, que no se pueden desligar de la crisis ambiental, de la dinámica de guerra contra los pueblos a nivel global. Como se pudo ver, evidentemente los procesos de consulta no existieron, el mayor aprovechamiento del suelo al que se refiere el proyecto implicaría mayor extractivismo, saqueo, despojo, desplazamientos, la implementación de esas “nuevas formas de gestión del agua” provocarían la desaparición de las formas comunitarias de cuidar a la hermana agua como dicen en la región cholulteca los y las compañeras de Pueblos Unidos y el supuesto fortalecimiento de localidades rurales sería una vez más el aniquilamiento de los pueblos originarios y de sus formas de organización social y comunitaria.

Los actos que implican la producción de daños masivos personales y sociales ya no pueden seguirse llamando únicamente violaciones de derechos humanos. De llevarse acabo estos planes se estarían provocando crímenes contra poblaciones enteras, contra el medio ambiente y contra la humanidad.

Anteproyecto del Programa Metropolitano de Puebla y Tlaxcala:

https: //sites.google.com/view/pmpuebla-tlaxcala/consulta-p%C3

Tamara San Miguel y Eduardo J. Almeida

Tamara San Miguel y Eduardo J. Almeida tratan de acompañar y tejer caminos entre luchas. Son integrantes del Nodo de Derechos Humanos, del proyecto Etćetera Errante y Adherentes a la Sexta Delcaración de la Selva Lacandona.

Dejar una Respuesta

Otras columnas