Crónicas Trashumantes

Trashumante

Desde la tierra: Escuelita trashumante

Un mapa de Argentina, pintado sobre tela, vestía el centro de la ronda. Grupo a grupo desparramamos sobre aquella geografía un puñado de nuestra tierra y contamos nuestra historia. ¿Cómo fue que nos empezamos a juntar? ¿Qué traemos con nuestra tierra?

Cuando imaginamos esta dinámica para la presentación grupal del encuentro que inaugurara “La Escuelita”, desconocíamos el significado profundo que cobraría para todas las que habitamos esa ronda. La tierra, aprenderíamos luego, define la ideología de las humildes. El mundo se ve, se lee, se estudia y aprende, según nuestra relación con ella. El dolor, el desarraigo, la pobreza y cicatrices de las mas variadas violencias, definitivamente nos enseñaron a estar en y con el mundo.

Primerizos. La Granja, provincia de Córdoba, 18-19-20 de junio de 2011.Era el primer encuentro de La Escuelita. Durante un año entero, nos dedicamos casi exclusivamente a darle forma a ese sueño de construir una Escuela Trashumante. Faltaban mil detalles. Ninguna de nosotras sabía muy bien qué iba a pasar en ese encuentro. Tato jodió con que los sueños no se construyen desde los detalles, sino desde los cimientos. Por eso, insistió: “Pongamos fecha y empecemos”.

El desafío era pensar un encuentro de tres días de convivencia y formación. Para no ir tan a tientas, tomamos la experiencia colectiva de los talleres y seminarios que durante años habíamos hecho juntas. Sabíamos que la formación tendría una presentación, una denuncia, un anuncio y una evaluación personal. Y estábamos convencidas de que la convivencia tendría una fiesta. Por lo demás, La escuelita era un misterio.

La invitación a participar de la escuelita se la hicimos a grupos de personas adultas con alguna práctica colectiva. Intuíamos que las participantes, para dejar su casa 3 o 4 días, irían con sus hijos. Pensamos entonces que la debíamos tener un espacio de formación para las personas adultas y uno para las niñeces. El tema, para ambos grupos, seria el mismo: Lo ideológico, ¿desde donde miramos el mundo?

Presentes. En aquel encuentro, participaron «El amanecer», «Canal de las cascadas» y “Cooperativa Güemes”; antiquísimas cooperativas de vivienda popular de la ciudad de Córdoba, que con apoyo mutuo lograron convertir sus asentamientos y villas en barrios con todos los servicios. Allí también estaba un grupo de vecinas de “Sol Naciente”, un “barrio-ciudad» construido por el gobierno provincial de Córdoba como política de destierro de villas históricas ubicadas donde hoy se erigen shoppings y autopistas. Desde Rosario, Santa Fe, participaron compañeras de “San Francisquito” y de “El galpón de los sueños”. “San Francisquito” era un pequeño asentamiento de familias peruanas que por esos años resistía el desalojo de sus casitas de chapa entre las paredes traseras de las fábricas y las vías del tren. “El galpón de los sueños” era un grupo de familias que peleaban su sustento clasificando y procesando basura reciclable.

Desde las afueras de Recreo, en la provincia de Santa Fe, participó la comunidad mocoví Com Caiá, que estaba recuperando sus tierras de las manos de un cacique impostor que las utilizaba para la siembra de soja. Cuando Aurelio terminó la presentación grupal de la comunidad mocoví, desparramando la tierra sobre el mapa de argentina, dijo palabras que nos estremecieron: “Hemos empezado de abajo. Para nosotros es casa, aunque sea de nylon. No tenemos la plata pero sí la dignidad. Estamos orgullosos: hemos levantado un salón, día a día estamos reclamando y tenemos toda la ley a favor nuestro. Esta tierra (habla en Mocoví) es para el futuro de nuestros hijos. No está cansada, no tiene sueño. Hay futuro en ella”.

Presentaciones. El primer día de la escuelita, se lo dedicamos a las presentaciones. Por la mañana, nos presentamos como Universidad Trashumante e invitamos a que cada grupo haga lo propio. Después del almuerzo, propusimos que cada una de las participantes se presente personalmente: ¿De dónde somos? ¿Cómo fueron nuestras vidas hasta llegar al lugar donde vivimos? La presentación personal que intentamos en nuestros espacios, no es una formalidad en que cada uno dice su nombre, edad, procedencia y estado civil. Una buena pregunta de presentación debiera animar a cometer el tremendo acto de tomar la palabra y ser partícipe activo del taller. Una buena presentación personal desde una pedagogía intimista, no solamente “hace grupo”, sino que se convierte en un verdadero momento de aprendizaje. 

Nosotras estamos convencidas de que, como educadoras populares, debemos aprender a escuchar “desde el otro”, desde su historia, desde sus dolores y pasiones. Sostener una ronda durante tres o cuatro horas, escuchando relatos biográficos, forma desde la práctica en la comprensión del otro y del mundo.

El desarraigo, la pobreza y el dolor. Ninguna de las compañeras y compañeros de la ciudad de Rosario, había nacido ahí. Desde Chaco y Tucumán, Sergio, Lucy y Gustavo, del Galpón de los Sueños, venían de familias campesinas que trabajaban en la cosecha de algodón. Las tragedias familiares y la falta de trabajo los fueron forzando a migrar por distintos lugares hasta llegar a Rosario. Muy cerca del Galpón, Hilda, Giovanna y Sonia construyeron sus casitas de chapa en San Francisquito. Ellas nos contaron el terror de lanzarse a otro país a probar suerte, las estrategias familiares, los miedos profundos. “Llegué hace 5 años con mi nena (hoy tiene 6 años). Pasamos muchas cosas las dos solas hasta que llegamos a San Francisquito y compramos el lugar ahí porque es barato. Y ahora sale el desalojo. Si nos sacan no sabemos donde ir, los alquileres son caros y tampoco hay mucho trabajo (…) Nuestra zona era un basural, quemamos, limpiamos, construimos —no pudimos de material noble, por miedo a que vengan a sacarnos. Son construcciones de chapa, queremos levantarlo bien, pero nos da miedo por los desalojos. Ahora paró, pero puede volver. Vivimos con esta incertidumbre”, contaba Hilda de Arequipa, Perú.

Desde la comunidad Com Caiá relataron las penurias de una comunidad desmembrada por la apropiación de sus tierras. Nacieron y crecieron desparramados entre las provincias de Santa Fe y Chaco, trabajando en la cría de animales y en la cosecha de algodón y tabaco en campos ajenos. No fue hasta la lucha por la recuperación de la tierra comunitaria que les juntó, que se conocieron y reconocieron como hermanos.

María era la única cordobesa. Ella era una piba de barrio trabajador. Pero la pobreza, después de una dolorosa separación, la forzó a vivir en la villa. Allí comenzó la resistencia contra los desalojos y la lucha por construir sus casas. En busca de apoyo, se juntaron con otras cooperativas de vivienda que atravesaban dramas similares. Allí conoció a Margarita y Ricky. Ricky migró desde el norte cordobés. Marga, como aprendimos a decirle con cariño, es santiagueña y llegó a Córdoba capital desde Buenos Aires, donde vivió por temas de salud. Llegó a Villa Canal de las Cascadas y fue parte de las familias que construyeron la cooperativa que lleva el mismo nombre y que logró construir un barrio de cientos de viviendas por apoyo mutuo. Con mas de 60 años a cuestas nos contaba: “Hicimos 90 viviendas en un año. La mujer acompañaba, y por eso hoy estamos deterioradas de salud”.

Distinta suerte corrieron Petete y Romina, que vivían en la misma villa, pero no llegaron a participar de la organización. Ellos junto a más de 500 familias de siete villas distintas de la ciudad de Córdoba, fueron desalojados y trasladados a Sol Naciente, a las afueras de la ciudad. Allí conocieron a Ethel. Ella contaba: “Nos desarraigaron de nuestros lugares y nos juntaron con más barrios (sin identidad), tuvimos que arrancar de nuevo”.

Al terminar aquella ronda de presentaciones, no fue difícil concluir que la vida de las humildes está marcada por el desarraigo forzado, por la lucha por la tierra. Tampoco costó notar que las victorias conseguidas fueron fruto de esperanzas colectivas, organizaciones empecinadas y no pocos dolores. Tres días después, cada grupo partió hacia sus comunidades con un puñado de tierra nueva, hecha de la mezcla de la tierra de todas.

P.D: Una ventanita: “Los perros de ellos, viven mejor que nosotros”.

El segundo día de aquel encuentro, Tato comparte algunos conceptos trashumantes [https://www.youtube.com/watch?v=t7UzTNF60aQ]

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La Red Trashumante es un tejido de grupos y organizaciones políticas autónomas, articuladas en torno a prácticas de educación popular. Vincula experiencias de educación y cultura popular de distintos territorios de Argentina, desde 1998.

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