Y un día vino la Sole, con una de esas ideas locas, casi delirantes, a las que nos suele convidar el Tato. “Se me ocurrió que podíamos hacer una peña trashumante en la Unidad de Detención de Río Grande[1], con la gente del taller, pero además invitar a todos los pabellones”. Nunca se había hecho una peña en la cárcel de acá, mucho menos trashumante, pero allá iríamos nosotres.

Como buenxs irresponsables, metimos gritos de algarabía y arrancamos con el sueño delirante, casi afiebrado, que por esas horas parecía inalcanzable. Así nos pusimos en marcha, entre gestiones y mangazos; para sembrar un poco de amor y arte en ese territorio infernal y desolado.

Apareció el mensaje esperanzador del Tato y la canción del Raly, que compartimos y aplaudimos en pantalla gigante. La Multisectorial de Derechos Humanos que aportó para las pizzas y un amigo almacenero, que donó gaseosas por demás.

Lo más difícil, el permiso del Servicio Penitenciario, pasó por distintos momentos. Parecía que avanzaba, de pronto una suspensión-postergación por la veda electoral de la fecha que estaba programada, que sí, que no…pero se dieron cuenta que la cosa venía en serio y llegó la autorización.

En definitiva, este sábado 19 de agosto de 2023 quedará grabado como el día en el que los compas presos de Río Grande festejaron la peña trashumante, bailaron, rieron, se abrazaron, vivaron por la Adriana, la Sole y el taller trashumante de los lunes.

Los músicos se emocionaron, agradecieron por el convite, por la experiencia y se comprometieron para el futuro con las actividades que vayan surgiendo. Todxs somos diferentes después de esta peña, como suele suceder con la trashumancia, nos sentimos más cerca a pesar de los muros, nos sentimos felices, fortalecidos, gigantes; porque pudimos sembrar esperanza, aún en el propio infierno. Y vamos por más.

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[1] Ciudad de Tierra del Fuego, en el extremo sur del país.