Entre la luz y la sombra

Felipe Martínez

Desborde popular. ¿Cómo se mantiene un levantamiento popular durante meses? (III)

Como lo venimos haciendo desde hace dos meses en esta columna de Entre la luz y la sombra, en esta ocasión seguimos compartiremos apartados o capítulos del libro “Desborde popular. La rebelión caleña en el paro de abril de 2021 en Colombia”. Esta vez dejamos algunos relatos que pueden describir cómo se llegó a permanecer durante tres meses en las calles, allí se conocerá el papel que tuvo la juventud de los barrios populares en el pasado y el presente, también se verán las múltiples dificultades que se presentaron, así como las bellezas y desarrollos de la vida que puede generar un pequeño escenario de resistencia popular, que llevó a despertar con fuerza la imaginación y permitió reconocerse como sociedad y fortalecer los lazos comunitarios. Sin dudas, la lucha permite que los seres humanos se transformen y puedan convertirse en lo que se imaginen, como el caso de Danna, que en medio de la resistencia se descubrió como artista.

Muchas personas se preguntan ¿qué fue lo que permitió que una ciudad durara paralizada durante tanto tiempo? ¿cómo un pueblo puede transformar su vida cotidiana y dedicar día a día su energía en el ejercicio de la resistencia? La respuesta a esto es sencilla, solo la vida comunitaria es capaz de construir este tipo de actos. Y sin duda, si la sociedad se vuelve consciente de esta realidad y se decide a organizarse y a tener un objetivo o proyecto colectivo, llegará a superar la realidad en la que vivimos. Romperá la injusticia y allanará el camino de la liberación   

Puntos de resistencia, escenarios de vida comunitaria

“La camisa de los pobres,

parece un jardín de flores,

remiendo sobre remiendo,

de muchísimos colores”.

Copla popular.

Así como la Comuna de París fue desde muchos puntos de vista un acontecimiento sorprendente, “porque ella no nació de una empresa metódica y consciente, sino más bien una situación política particular” (Wallerstein, 2008, pág. 41), los puntos de resistencia también surgieron de la imaginación popular ante las condiciones de represión y violencia constantes del Estado y sus estructuras paramilitares.

[…] esa Comuna nos había dado la prueba de la capacidad de las clases obreras para organizarse rápidamente y adecuándose en el contexto de una situación revolucionaria, movilizando en torno de ella un amplio apoyo de las masas, y mostrándose como particularmente apta para la creación y la inventividad social (Wallerstein, 2008, pág. 41)

La rebelión misma, llevó a que la sociedad, de manera autónoma, consolidara escenarios para soportar los ataques de la fuerza pública y del gobierno que no estaba abierto a dialogar y solucionar verdaderamente las necesidades de la sociedad. La institucionalidad tampoco estaba interesada en comprender la rabia y la decisión de la gente de seguir resistiendo en las calles.

En los puntos de resistencia se desarrolló la vida comunitaria y también afloraron todas las dinámicas que hacen parte de la cotidianidad de los sectores populares urbanos, por tanto, no fue extraña la aparición de estructuras del crimen organizado que se mueven en el negocio del microtráfico de drogas, entre otras actividades que, con la coyuntura del paro y los puntos de resistencia, pusieron a disputar sus intereses para el fortalecimiento del crimen. Por tanto, así como se pudieron observar las pistas de cómo florecer un mundo nuevo, también se vieron de manera cruda las dinámicas más oscuras de la sociedad capitalista.

No se puede homogenizar. Cada punto de resistencia funcionó de acuerdo a las propias dinámicas que se presentaban en cada barrio y sector donde se consolidaron. Es así, que la dinámica de cada lugar cambió dependiendo de la zona. Sin embargo, lo que sí es evidente en todos los casos es que los puntos fueron el oxígeno que posibilitó la sociedad para que el desarrollo de la revuelta se mantuviera por tanto tiempo. En estos escenarios la imaginación popular tuvo las condiciones para florecer y desarrollarse sin problemas.

La cohesión se logró gracias al desarrollo de múltiples actividades comunitarias. Fue así que se crearon torneos deportivos donde el fútbol y el voleibol eran muy populares, también agendas culturales que ofrecían conciertos, obras de teatro, clases de danza, talleres de lectura, cuentería, exposiciones de fotografías y obras de arte que nacían en medio del estallido; también se hacían juegos infantiles y actividades para adultos mayores. Todo esto lo brindaban diversos colectivos o individualidades de manera gratuita y cualquier persona que deseara participar lo podía hacer sin problema.

Al mismo tiempo, debe destacarse el papel que jugaron las ollas comunitarias que alimentaban permanentemente a las comunidades, tanto a quienes estaban participando activamente de las manifestaciones en los puntos de resistencia, como a quienes simplemente tenían hambre y querían llevar algo de comer a sus casas. No se discriminaba a nadie y no había un límite para comer, desde que hubiera se le brindaba a quienes estaban hambrientos. Estas ollas eran impulsadas y sostenidas principalmente por las mujeres que las mantenían encendidas permanentemente, por tanto, se trataba de mantener alimentos para desayuno, almuerzo y comida, así como bebidas para las 24 horas del día. Por primera vez en mucho tiempo la población volvió a tener acceso a tres comidas diarias.

De igual manera, fueron fundamentales los escenarios de las bibliotecas populares que resurgieron de las cenizas de los CAI de Policía que habían sido incinerados en medio de las confrontaciones. En lo que pude conocer, se consolidaron las bibliotecas de Puerto Resistencia, la de La Loma de la Dignidad y la biblioteca Nicolás Guerrero, ubicada cerca del punto de Paso del Comercio. En estos lugares, que nacieron de la imaginación popular, fueron donados cientos de libros para que la comunidad tuviera acceso al conocimiento, muchos jóvenes se sorprendían al poder llevarse los libros sin ningún costo, pues nunca habían tenido la posibilidad de acceder a uno. De igual manera, podía encontrarse música de todos los géneros en CD o en vinilo (LP), así como espacios para el trueque de ropa, que la gente fue llevando y dejando, y quienes simplemente necesitaban una prenda podían tomarla sin problema. En el punto de Apocalipso, el espacio del CAI, se intentó consolidar como un lugar para que la comunidad pudiera estar, pero esto se hizo faltando pocos días para el cierre del punto, por lo que no logró desarrollarse con potencia.

Un actuar comunitario lleno de imaginación, desinterés, solidaridad, como nunca lo habíamos visto. Pero, aunque no tengamos conciencia de ello, esa disposición comunitaria tiene razones en la historia, como lo narran personas con las que conversamos en el Oriente de la ciudad, que también nos relataron cómo era la vida en los puntos de resistencia y cuáles fueron las razones del declive.

Imaginación popular con herencia

Jair: “Hermano, para comprender lo que pasó en los puntos de resistencia y principalmente en el Oriente de Cali, debemos enlazarlo con el pasado. Esta zona de la ciudad históricamente tuvo mucho proceso organizativo. Entonces, allá siempre podrías ver grupos de danza, comparsas de salsa, grupos parroquiales, grupos deportivos, grupos de teatro, entre otros procesos que han tenido incidencia en los barrios y con las comunidades en medio de las dificultades.

Para darte unos ejemplos, nosotros desde más o menos los años 80 empezamos un trabajo allí, en la comuna 16, donde queda PR. Pero ese trabajo venía desde hace rato, no empezó con nosotros. En esa época, digamos, el trabajo se enfocaba mucho en temas de reunir a las comunidades para exigir acueducto, alcantarillado, alumbrado, vías de acceso, entre otros servicios públicos. Los procesos eran siempre de corte comunitario, lógicamente, pero también hubo una incursión de trabajos urbanos de las guerrillas, fundamentalmente del M-19, que en esa época trabajó mucho hacia el sector del Distrito de Agua Blanca, para el tema de la recuperación de tierras, o sea, invasiones que se hacían en terrenos para construir barrios.

Hubo también un momento muy especial, con mucho teatro de calle, y teníamos una cosa que se llamaba teatro de guerrilla. Después nos convertimos en teatro antropológico y todo siempre se presentaba en calle. Eran grupos y contenidos con mucha posición política, y siempre, a donde llegábamos, pregonábamos desde la visión de la izquierda, de lo organizativo y lo popular. Uno de los procesos se llamó el Grupo Grutela. También le trabajábamos a la comunicación, creamos una emisora que se llamó Alternativa stereo. A esa emisora nos tocaba estarla paseando por todo lado porque a cada rato la Policía nos hacía allanamientos. Entonces, esos fueron muchos procesos, que podría decirse que se realizaron en muchos lados de Cali, por no decir que en la mayoría de las comunas populares”.

Sigifredo: “La creación de esos puntos de resistencia dejó ver cosas muy interesantes, por ejemplo, pelaos que al interior del barrio eran enemigos pero allá se juntaron para confrontar a la Policía. No se puede negar que allí hubo una influencia durísima del microtráfico, de bandas del barrio, y eso tiene una explicación muy sencilla, que es que al estallido social llegó el barrio, y no solo el barrio que uno tiene en la cabeza puede ser solidario. No. Ahí llegó el barrio con todo lo que tiene, y con todas sus dinámicas. Entonces ahí está el vicio, el hurto, la delincuencia, el crimen. Ahí se mostró el pueblo. Eso nos puso los pies en el piso, y es que cuando uno se imagina la revolución se imagina una cosa bonita, pero resulta que la revolución no es bonita, la revolución es lo que es, viene con todos sus actores, con todas las miserias.

Ahí, en esos puntos, pudimos ver los niveles tan bajos en términos políticos de la población. Nosotros tratamos de hacer la primera asamblea popular en PR como a los tres días. Llamamos a la gente y armamos una vaina, así como las que uno sabía hacer en la Universidad. Entonces empezamos dando la palabra y los pelaos de la primera línea llegaron. La reunión estaba más o menos bien, hasta que llegó un compañero del sindicato de la Univalle y dijo que había que organizarse políticamente. En eso llegó un pelao y le quitó el micrófono y dijo: ‘aquí no vamos a hacer política de ninguna mierda’. Para él y mucha gente, la palabra ‘política’ era como ver el diablo, y curiosamente en medio de todo lo que rechazaba de hablar de política, hizo una intervención política bellísima. Les faltaba mucha formación para dimensionar que su propia acción era tremendamente política. Otra cosa que pasó fue que rechazaban todo lo que tenía que ver con los adultos. Se creían que eran los que habían iniciado por primera vez en la historia de la humanidad un estallido así. Ahí tuvimos varias discusiones y me acuerdo de una en la que un pelao me dice: ‘viejo, es que usted no se ha quedado ni una noche aquí con nosotros, usted no sabe qué es resistir, yo llevo 4 días aquí metido y sufriendo’. Entonces, me quedo mirándolo y le digo: ‘pues yo llevo 50 años’.

Recordar eso que pasó me hace inmortalizar muchos momentos. Uno veía gente trayendo comida y cosas de salud todo el día, hermano; hubo momentos que había tanto, que de ahí se mandaba comida para otros sitios de la ciudad. Era una solidaridad desmedida. Se crearon ocho ollas comunitarias. Y vos ibas a las 2 de la mañana y encontrabas chocolate o algo para calmar el hambre. Entonces, era una energía social desbocada, una cosa que uno dice, ahí están los gérmenes de la nueva sociedad. Todo lo que estaba debajo de la primera línea y la confrontación era una vaina muy bella, una energía popular indescriptible”.

Rayo: “A mí siempre me sorprendió la actitud de la gente en los barrios. Cuando se comenzó a bloquear con tiempos más largos y se crearon los puntos de resistencia, llegaba la Policía y todo el mundo se levantaba. Un día que hubo tanto gas en los barrios, las vecinas y vecinos salieron a las calles con banderas blancas exigiéndole al Esmad que respetaran la vida, que dejaran de ser tan criminales y dejaran en paz a los jóvenes. Era el barrio peleando por el barrio. En otras ocasiones, cuando llegaban los tombos y se metían al barrio, salían los vecinos y desde las terrazas les tiraban ladrillos, era loquísimo. Es que hasta en algunos momentos los de las bandas salieron a darles bala a los policías”.

“Barras bravas” y artistas populares

Barrista: “Eso de los puntos de resistencia fue muy bacano, y se organizó fue desde la rabia que daba ver tantos muertos. Creo que nació cuando el pueblo se dio cuenta que el Estado tomó la decisión de acabar la indignación a las malas. Una cosa fundamental para resistir fueron las redes y el internet, que abrieron un apoyo internacional. Aunque no sé cómo confirmarlo, nosotros vivimos el uso de una tecnología militar de punta. Hicieron transmisiones en vivo por Facebook que decía que había desmanes en la ciudad, pero en la realidad no estaba pasando nada. Eso generaba terror. También utilizaron cosas para bloquear la señal y dejarnos incomunicados.

Cuando ya la confrontación fue tan complicada, se crearon unos acuerdos entre las dos barras (América y Cali). Eso nació como consecuencia de la criminalidad del Estado, y cuando empezaron a someter a la gente a las barras les tocó hablarse entre sí, al verse arrinconados a una pared, ahí se dijeron: “hagámosle y metámonos juntos en la película de defender el barrio”. Después de eso uno se encontraba tirando piedra, y de repente volteaba a mirar y se fijaba que el del lado tenía los tatuajes de la barra contraria, pero estaba defendiendo lo mismo.

Aunque en algunas zonas solo se juntaban para tropeliar, en otras andaban juntos haciendo brigadas móviles y caminando los barrios. Era chistoso, porque volvíamos a las épocas de antes, donde entre barras nos hacíamos era burlas y la chanza (1) valluna, de decir: “vos cómo podés ser hincha de ese equipo tan malo”, pero solo quedaba en eso, era como muy de amistad. Nunca se llegaba al nivel de agredirnos o insultarnos. Es más, cuando llegaba una barra a hacer algo cultural, la otra se arrimaba y empezaban a cantar contra el gobierno y saltaban juntos”.

Danna: “El estallido a mí me cambió la vida. Me hizo atreverme a vivir en lo que siempre me gustó. Creo que eso se dio gracias a los puntos de resistencia, y en PR las cosas fueron muy bonitas, en medio de las dificultades. Digamos que cuando ya se consolidó el punto, empezamos a tratar de resolver los problemas de manera más comunitaria. Cuando había una necesidad surgía una idea, una solución que era dada por nosotros mismos. Ahí empezaron a construirse mecanismos propios para solucionar la alimentación, pero también salían temas de qué hacer con las basuras, el tema de la salud y algunos servicios básicos, como por ejemplo conseguir el agua y cosas así, que se fueron sobrellevando entre todos.

Creo que eso pasó cuando obtuvimos una especie de libertad, luego de ganarle al Esmad y resistirle diariamente a la fuerza pública. Ahí ya podíamos tomar decisiones sobre nuestros pensamientos, que ya no estaban obligados a seguir un patrón impuesto. Ahí teníamos que resolver y hacer todo nosotros mismos, y para eso se tenía que contar con el otro. Era como encontrarse en un espacio dónde podíamos ser nosotros mismos y te enfrentaba a preguntas como ¿qué es lo que quieres ser y expresar?

Cuando vi que las paredes las empezaron a llenar de murales en todo el punto, yo acompañaba. Me parecía muy emocionante. Además, ver que la gente del barrio salía a donar las pinturas que tenían sus casas, me fue motivando y así fue que me atreví a hacer un mural yo sola. Siempre me gustó pintar, pero dibujaba era en mis cuadernos. Yo tengo 24 años y desde que salí del colegio me tocó trabajar. Entonces, los murales y el arte eran más bien como un pasatiempo, pero en medio del punto de resistencia pude hacer mi primer mural y desde ahí seguí por ese camino. El arte hoy significa mi esencia, es decir el arte es lo que yo soy, es lo que expreso, es lo que es mi vida en este momento y creo también lo fue para muchos otros”.

Desmoronamiento

“Una sublevación se alza: brota, desborda al principio. Es un acontecimiento extraordinario, imprevisible. Pero ¿después? Después puede dispersarse por sí misma, disiparse sola como las cenizas de un fuego de artificio”.

Didi-Humberman, 2021

Sigifredo: “Desde mi punto de vista, en los puntos convivieron bien solo los primeros 20 o 25 días, después afloraron todos los problemas. Hubo cosas bravísimas. Muertos, narcotráfico, las oficinas (2) haciendo su agosto y copando territorios donde no habían podido llegar. Mejor dicho, pasó todo lo que tenía que pasar, hermano, reventó el barrio como tenía que reventar. ¿Una expresión de la realidad? Sí. De la realidad que vivimos en los sectores populares”.

Indio: “Las cosas que vimos con el tema del control de las oficinas fue complicado, eso cuando uno llegaba a los puntos de noche, la gente estaba enrrumbadísima, oliendo, fumando, tomando y escuchando música a todo taco. Así era que salían a enfrentar al Goes y a los paramilitares. Eso no debe darnos miedo contarlo, ¿por qué vamos a tener que hablar solo de las cosas bonitas y ocultar nuestros demonios? Tenemos derecho a tenerlos, son las consecuencias de este modelo de sociedad, ¿qué le vas a pedir a unos pelados que viven al día, que no tienen perspectivas de futuro porque este país de injusticia se lo imposibilita? Son las cosas que también están en los sectores populares, son las cosas que se mueven en los barrios”.

4D: “La vaina con las oficinas es que al principio esos manes salieron a dar bala cuando vieron que el Goes se estaba metiendo a los barrios disparando. No fue una decisión salir como oficinas, fue una decisión de algunos individuos que se indignaron cuando vieron ese trato que le estaban dando a la gente. Pero es que después vieron en los puntos un negocio fructífero, entonces empezaron a vender mucha droga. A ellos les convenían los puntos porque, finalmente, con los bloqueos no tenían que darle la cuota a la Policía y tenían ganancias libres. Porque eso no se puede ocultar, todo el mundo en Cali sabe que el policía recibe plata de ahí.

Luego las cosas se empezaron a empeorar, ya muchos de los muchachos de las primeras líneas vieron el paro como una oportunidad para sacar plata y comenzaron a cobrarle a la gente del barrio para poder salir o entrar en los carros. Comenzaron a salir muchos ladrones a atracar a las personas que caminaban cerca de los puntos. Fue como una estrategia de las autoridades dejar lo más “lumpen” asumiendo las riendas del paro, mientras que a los liderazgos más críticos se les fue señalando y amenazando de muerte, desde fuera y desde dentro del punto.

Fue así como la comunidad se empezó a agotar. Muchos denunciaban esta situación. Cada que había ataques, los vecinos no salían a defender, casi no estaba llegando gente a las actividades y ya muchos puntos empezaron a levantar los bloqueos porque habían negociado con la alcaldía beneficios, como trabajos o mercados. Eso rompió la coordinación de la URC, y los que quedaron resistiendo políticamente sentían que los iban a matar y prefirieron empezar a dejar todo. Nos quedamos solos, después de tener ese apoyo tan gigante. Antes del declive la coyuntura electoral también empezó a hacerse sentir, y la gente de la izquierda, los sindicatos y el CNP en general, decían que ya tocaba parar, y pensar más bien en las presidenciales”.

Notas

  1. Forma de referirse a la forma de hacer chistes.
  2. Estructuras delincuenciales que nacen luego de la desaparición de los carteles de droga de los años 80, para el caso del Valle del Cauca, el denominado Cartel de Cali. En la actualidad estas estructuras se dedican a la extorción, la venta de armas y el control territorial para la venta de drogas en la ciudad.

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