Tormentas y esperanzas

Tamara San Miguel

Del racismo a la inminente migración del norte global

Cuando el calor se extiende por todos lados, incluso por aquellos países mal llamados de primer mundoc resulta evidente una realidad cada vez menos lejana, que los habitantes de éstos lugares tengan que hacer aquello que condenan: migrar para sobrevivir.

Resulta irónico que comencemos a presenciar amplios desplazamientos en el norte global detonados por desastres resultantes de catástrofes naturales, de acuerdo con el Centro de Monitoreo de Desplazamientos Internos más de medio millón personas en Estados Unidos, 45 mil desplazamientos en Francia por los mismos motivos , lo que lleva inevitablemente a ver el modo en que los migrantes son tratados en éstos países no solo por los gobiernos y funcionarios estatales sino por sociedades que cada vez se muestran más racistas. El fortalecimiento de la derecha en Europa y la implementación de estrategias de control social que se enfocan en mover el odio contra el diferente, el otroa, el okupa, el rebelde, mediante justificaciones como la seguridad y la protección del patrimonio personal y privado han llevado a tener en éste momento las peores condiciones para enfrentar la catástrofe del calentamiento global.

La xenofobia y las prácticas extractivistas promovidas por corporaciones del norte global en el sur del planeta son la formula para la destrucción, para nuestra extinción paulatina. Morimos con la naturaleza que agoniza, ardemos con los árboles y la tierra.

La derecha es conocida por su posición negacionista respecto al calentamiento global y por su postura racista acerca del origen de la migración, así como por su negación sobre la deuda del Primer mundo con los países de origen.

En América Latina, aunque aún hay amplios sectores que perpetúan la lógica destructiva y desechable del ambiente, ha comenzado a haber más conciencia acerca de la urgencia de cambiar el modo en que nos relacionamos con el medio ambiente. La enseñanza de los pueblos indígenas sobre la conexión entre el medio ambiente y la vida social y comunitaria es central en la presencia latente y floreciente de ese modo de ver ésta relación. Aunque prevalece la tendencia, sobretodo urbana de que los cambios deben ser individuales existe una mayor conciencia sobre la necesidad de cuidar el agua, existe porque la carencia y el modo en que se están agotando los recursos naturales es cada vez más visible, se padece, se constata en el cuerpo.

En Europa los recursos naturales aún parecen abundantes, el agua se derrocha, el modo en que se consume y desecha refleja que la conciencia de la conexión humana con la tierra y el medioambiente es lejana, minoritaria. El calor, el aumento de temperaturas, la sequía son los síntomas que no se pueden ocultar, pero que paradójicamente parecen invisibles. Comienza a haber migraciones internas por calor.

Según informes de la Organización Meteorológica Mundial, Europa es el continente que se está calentando más rápidamente a causa del cambio climático; su temperatura media ya es 2.3 grados superior en relación con la era preindustrial.

Es inevitable considerar la posición colonizadora del primer mundo, lo que les lleva a tener esa concentración de recursos y también lo que los lleva a estar conectados, aunque no lo quieran reconocer o no lo logren ver, a los países colonizados. El movimiento masivo de seres humanos de países colonizados a países de colonizadores va en aumento, han comenzado las migraciones en aquellos países que no las habían protagonizado y la mayoría de las respuestas no sólo no han sido amigables, solidarias o humanitarias, sino que han sido abiertamente hostiles.

En 2022 hubo aproximadamente un millón de solicitudes de asilo a la Unión Europea, el porcentaje de aceptación de esas solicitudes varía por país pero la aproximación es de un 19%. Alemania concentra el 25 % de las solicitudes, luego Francia con el 16% y luego España con un 13%.

Estas cifras ponen a pensar sobre la migración del Norte global, cuántas solicitudes de asilo estarán ocurriendo al año, a qué países, qué porcentaje será negado cuando el calor se vuelva intolerable.

El fortalecimiento de la derecha en Europa responde a las dinámicas de control social que han sabido contener la frustración, la indignación y la impotencia ante un sistema cada vez más voraz. El ideal de los de arriba es mantener así sociedades infantilistas e infantilizadas, combatir las insurrecciones sociales y los movimientos ambientales colocándoles como ecoterroristas, es solo una parte más del rompecabezas de la guerra contra la humanidad.

En España existe un xenofóbico y racista discurso para referirse a los menores migrantes no acompañados: MENAS. Vox lanzó una campaña pública en la que se pone lo que supuestamente cuesta un MENA a España en comparación con lo que recibe por pensión una abuela mensualmente. La imagen ilustra no solo el descaro de Vox sino lamentablemente una forma de ver que está prevaleciendo en España, incluso en sectores que no eran de derecha. Es aberrante el odio que se está promoviendo y aún más indignante que se haga de ese modo contra los menores de edad. Esto abre la puerta a que se justifiquen actos atroces y se mantenga lo que en los hechos está ocurriendo contra loas migrantes, un genocidio.

El calentamiento global y la reciente pandemia del Covid han demostrado que asumir la conciencia y la responsabilidad de cohabitar y compartir el mismo espacio, el mismo planeta con otras especies y seres humanos es algo urgente, mientras sigan persistiendo estas lógicas, mientras dejemos que crezcan y nos dominen los monstruos de nuestra naturaleza humana lo que nos espera es la extinción. Ojalá esas sociedades del Norte global que han decidido cerrar los ojos y cerrar sus países entiendan que las fronteras tienen que abrirse, porque su futuro también depende de ello.

En Latinoamérica tenemos nuestras propias derechas, nuestros fachas progres que juegan en el mismo tablero, con la misma lógica y distintos lenguajes. La guerra contra los pueblos que resisten a estas lógicas construyendo otros modos de hacer la vida, la cultura, la política, la educación y la autonomía la vemos día a día y en estos momentos en México se recrudece contra los pueblos zapatistas. La solidaridad con ellas y ellos no es solo urgente, lo que suceda en el corazón digno y rebelde que ha advertido sobre estas pesadillas nos exige plantarnos contra la muerte que cada día llega de distintos modos a un mundo en agonía.

Tamara San Miguel y Eduardo J. Almeida

Tamara San Miguel y Eduardo J. Almeida tratan de acompañar y tejer caminos entre luchas. Son integrantes del Nodo de Derechos Humanos, del proyecto Etćetera Errante y Adherentes a la Sexta Delcaración de la Selva Lacandona.

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