Disonancias

Griselda Sánchez

Agua, Vapor, Lluvia, Río

Cuesta trabajo escribir, los temas posibles para esta columna pasan por mi mente uno a uno y uno a uno son desechados: tal vez podría escribir sobre la participación de las mujeres en las radios comunitarias (dado que Disonancias está dedicada al análisis de los medios de comunicación, en específico de los medios comunitarios, y además es 8 de marzo, ¡uff!), tal vez podría escribir sobre el sonido y su agenciabilidad política, tal vez podría escribir… pero así como que sin ganas… Porque algo ronda en mi mente, en mi tristeza: asesinaron a Bertha Cáceres; la asesinaron el 3 de marzo mientras dormía, sujetos armados le dispararon en su casa. Ella era Integrante del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), defensora de Derechos Humanos y líder del movimiento opositor al proyecto hidroeléctrico Agua Zarca. Y así como las ganas de escribir desaparecieron, así también se volvieron una necesidad.

Me recuerdo frente a Berta un enero de 2010, durante una entrevista que pacientemente me concedió. Yo en realidad en esos momentos no sabía quién era ella, pero me sorprendió su modo sencillo de explicarme el contexto socio-político de Honduras. Era una mujer que conocía a profundidad la realidad de ese país. Ese año viajé a Honduras invitada por COMPPA (Comunicadores Populares por la Autonomía), para participar en unos talleres para radios comunitarias y apoyar en la reconstrucción de la radio Faluma Bi Me Tu, en la comunidad de Triunfo de la Cruz, incendiada en represalia por su trabajo de información durante el Golpe de Estado del 2009 y  por su resistencia contra el despojo de la tierra y de sus playas ante los megaproyectos turísticos en la Costa Atlántica. Luego de varios días en estas actividades, nos trasladamos hasta la Esperanza. Ahí conocí a Bertha Cáseres. Me interesaba en particular que me hablara  sobre el panorama de los medios de comunicación en Honduras, de los medios impresos y televisivos que habían sido cerrados durante el Golpe de Estado y que me hablara sobre todo de las radios comunitarias de su organización.

Me contó que el COPINH surgió en el año 1993, en la región Sur Occidental, en la Esperanza, Intibucá. Sus objetivos son la defensa de los derechos culturales y territoriales del pueblo Lenca y la defensa de los derechos de las mujeres. Y es que Honduras no escapa de la realidad de otros países de América Latina: corrupción, inseguridad, acaparamiento de tierras para la siembra de palma africana, soya transgénica, privatización de las playas, modificación a las leyes para imponer el acaparamiento de las fuentes de agua, concentración de la propiedad de los medios de información y un larga lista que tiene que ver con el modelo económico extractivista implementado desde décadas en ese país.

Bertha me contó que durante el Golpe de Estado habían confirmado que los medios de comunicación que están en manos de la oligarquía —ese poder económico, político y militar que había preparado el Golpe— también estaban imponiendo un terrorismo mediático. Aunque ya desde tiempo atrás, el COPINH tenía clara la importancia de contar con sus propios medios de comunicación, Bertha me lo afirmó: “[…] Y al mismo tiempo hemos aprendido que hoy más que nunca, tenemos la necesidad de construir nuestros propios medios de comunicación. Sabemos de la importancia de las radios, que son parte importante de los procesos de liberación de nuestro pueblo, es una herramienta que nos ayuda a dar a conocer al pueblo la situación del país, a analizar, a debatir, a crear, proponer, hacer batalla de ideas, a impulsar proyectos, para nosotros las radios son estratégicas y son elementos importantes de todo un proceso popular comunicacional”.

Así, desde 2004 se fundaron las radios La Voz Lenca —que transmite por AM y FM con mil watts de potencia, con cobertura a casi un tercio de Honduras— y Radio Guarajambala, con sede en La Esperanza, Intibucá, que transmite por el 97.3 del FM. Estas radios han sido el medio para que el pueblo Lenca difundiera sus derechos, su cultura, sus logros como organización y sobre todo sus demandas y problemáticas ante los proyectos hidroeléctricos y mineros que se abalanzan sobre la vida. Han pasado ya seis años de esta entrevista, y los modos de apropiarse del territorio y la participación de los medios de información para criminalizar la lucha de los defensores humanos y de las organizaciones indígenas se han agudizado. Ya en esos años, Bertha Cáceres hacía hincapié en que “el COPINH siempre ha sido una organización amenazada, hostigada a sus miembros, a su dirigencia y a los recursos con los que cuenta el COPINH, particularmente a las radios y los locutores”.

Han pasado seis años de esta entrevista, y a la distancia ( por medio de compañeros y compañeras de medios libres) me mantenia enterada de las actividades y movilizaciones que realizaban los pueblos lenca y garífunas para seguir defendiendo su territorio. A veces miraba sus documentales, escuchaba sus producciones radiales. Y así, el 3 de marzo de 2016, una noticia nos golpeó la cara: asesinaron a Bertha Cáceres. Asesinato que se inscribe en un contexto de represión  implementado por el estado Hondureño, junto con las empresas implicadas en estos megaproyectos, como lo reafirman los hijos de Bertha en un comunicado: “Sabemos con certera claridad que los motivos de su vil asesinato fueron su resistencia y lucha en contra de la explotación de los bienes comunes de la naturaleza y en defensa del pueblo Lenca, las circunstancias de su muerte se dan en medio de la lucha en contra de la instalación del proyecto hidroeléctrico Agua Zarca en el río Gualcarque”.

Y desde ese día, me cargo una pinche tristeza; así la defino por ser una mezcla de tristeza pero también de rabia, porque asesinaron a una defensora de la vida misma, y porque en estos momentos, están en riesgo no sólo en Honduras, sino en el mundo entero los que defienden a la tierra y los espíritus que la habitan. Creo que esa es otra de las ideas que ronda en mis pensamientos: si el río Gualcarque es un río sagrado donde moran los espíritus de las niñas y ellas son las cuidadoras, entonces pienso que Bertha se convirtió en agua y habita en sus múltiples formas y lugares: vapor, rocío, aguanieve, llovizna, lluvia, río, laguna, humedales, agua marina, nube, niebla, bruma. Y su muerte, pero sobre todo el ejemplo de su vida, es lo que me hace seguir escribiendo.

Griselda Sánchez

Productora radiofónica mixteca, desde hace años realiza talleres para radios comunitarias. Estudió Ciencias de la Comunicación y la Maestría en Desarrollo Rural, ha obtenido diferentes premios en la Bienal Internacional de Radio. De la locura la han salvado la grabación de paisajes sonoros.

2 Respuestas a “El otro paisaje sonoro de Oaxaca (Nochixtlán no se olvida)”

  1. Rocío Carrillo

    Hola. Estoy haciendo una investigación sobre este tema para teatro. ¿Podrías orientarme sobre dónde conseguir el libro de Rita Segato? Gracias (muy buen artículo)

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