Imagin-acción

Sandra Petrovich

A puro corazón solidario-ollas populares en Uruguay

Lo aparente es como un reflejo que encandila o una bruma que desdibuja las primeras impresiones a simple vista o trayectorias. Los grandes medios bombardean acerca de las millonarias inversiones en el país y de lo bien que está la economía; «el Uruguay está vendiendo muy bien su ganado». Lo de siempre, las ganancias van para los sectores ganaderos mientras que se asiste a una degradación en la pérdida de salario, de trabajo. Recortes, el ajuste es hacia abajo, para que en la punta de la pirámide se mantengan los privilegios.

Entrando casi en invierno, en pleno veranillo de San Juan, cuando las temperaturas por unos días nos traen una fugaz primavera, en Montevideo se despliega una vasta red de ollas populares. A veces hay carteles que las anuncian o bien grupos de personas que se congregan en lugares que pasan casi desapercibidos, nos indican que allí hay una olla. Una vecina referente de una de ellas nos relató cómo nacieron las ollas:

«Las ollas que en este momento están activas masivamente a nivel nacional comenzaron a gestarse en colectivos de vecinxs en marzo del 2020, producto de la situación crítica generada por la paralización de la pandemia y su nula contención económica y social a nivel de estado, pero también producto del sistema en que vivimos que reproduce no de ahora, si no de siempre situaciones de alta vulnerabilidad en la vida de muchxs vecinxs que no pudieron sostenerse en ese momento particular debido a la precariedad en la que ya se encontraban.

Inicialmente la problemática puntual y urgente fue alimenticia, pero con el pasar del tiempo y el proceso de desmantelamiento de las políticas sociales lxs vecinxs que se arriman a las ollas comenzaron a manifestar gran diversidad de necesidades primarias definitivamente no resueltas.

Se acercan cada vez más vecinxs en situación de calle que no tienen acceso a la vivienda ni a ningún tipo de solución habitacional, se acercan muchísimxs vecinxs que encontraban contención o posibilidad de salida a ciertas problemáticas en el apoyo de los servicios sociales en los barrios que de un día para el otro dejaron de existir y los expusieron al total desamparo, etc.

Las iniciativas de ollas y merenderos nos organizamos en diferentes niveles.

Las ollas y merenderos propiamente nos organizamos en colectivos de vecinxs, clubes o algunas organizaciones preexistentes en los barrios.

A su vez en los barrios se nuclean en lo que llamamos REDES las diferentes ollas y merenderos a nivel territorial.

A nivel nacional todas las redes de ollas pertenecen a la coordinadora de ollas que es la Coordinadora Popular y Solidaria, Ollas por Vida Digna.

Cada nivel de organización tiene sus asambleas particulares y plenarios generales.

Cada nivel de organización se articula mediante comisiones de acopio y comunicación básicamente. En algunos casos se suman otras comisiones cómo pueden ser finanzas o relacionamiento, etc.

Sabemos igualmente que existen muchas ollas que aún no integran esta organización o que por diferentes razones han elegido no formar parte.

Estamos trabajando en generar espacios de trabajo cooperativo y todo tipo de iniciativas solidarias, pero sobre todo en dar la reflexión y discusión en los barrios respecto a esta crisis para que todxs tomemos conciencia de lo que estamos viviendo y, en un segundo nivel, para salir a la calle a denunciar y reclamar responsabilidades de quienes deberían hacerse cargo».

Sin dudas las ollas nos revelan la tremenda dimensión de la extrema pobreza bien instalada en nuestro territorio y frente a la cual el Estado está totalmente ausente. Frente a la importante movilización solidaria de parte de la sociedad, nos preguntamos: ¿Es necesario un Estado para resolver los problemas acuciantes que se están presentando?

En toda crisis aprendemos cosas y esta es una más en donde, en medio de lo que es una fatalidad, vemos también una posibilidad. Esa posibilidad del conocimiento acumulado junto a la sensibilidad humana que tiene la gente y que de forma casi intuitiva y espontánea surge y toma entre sus manos la gestión en forma autónoma y asamblearia de las redes que reagrupan a la totalidad de las ollas. Solo en la capital hay 282 ollas en redes. En uno de los barrios al sur de Montevideo funciona una olla a puro amor y solidaridad. Allí la gente come en el lugar; llegan antes del servicio y se van creando grupos en donde se encuentran a charlar, hay saludos; otros permanecen solitarios sumidos en sus mundos. El ambiente es efervescente, los vecinos que ayudan en la preparación de la comida tienen una mirada atenta y reciben a las personas con una sonrisa. En esta olla hay tres proyectos: una radio comunitaria en donde la olla tienen su propio espacio, un taller de costura y un compost.

En el taller de costura hay unas producciones hermosas, muñecos de trapos, camisetas, delantales, llaveros. Las piezas son muy bellas, tienen onda y mucho color.

Nos fuimos con la certeza de que el proceso es lo que vale independientemente de su duración en el tiempo, que no podemos proyectar nuestros deseos en cuanto a lo que de allí pueda plasmarse como resistencia. Por último pensamos que vale arrimarse, poner los brazos y simplemente estar.

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